La semana pasada leí el texto de despedida de Garbiñe Larrea a Iñaki Segurola (Aio eta ez aio Iñaki). Ahí se cita la entrevista que Maite Artola le hizo a Feli Artano en octubre de 2013. Creo que no la oí en su día. Por lo menos no me suena nada de nada.
Feli Artano es la madre de Joxi Zabala (el Zabala de Lasa y Zabala). En octubre de 2013 tenía 82 años, hoy tiene ya 91. Ha sido noticia recientemente porque el Tribunal Constitucional la ha condenado a pagar 9.252,06 euros por costas judiciales en un caso relacionado con la condición de víctima de su hijo.
Nada más comenzar a escuchar la entrevista, se me quedó dando vueltas en la cabeza la frase que he llevado al titular de este texto. A Lasa y a Zabala los torturaron durante tres meses: los secuestraron el 15 de octubre de 1982 y los mataron el 19 (o el 20) de enero de 1983. Los restos aparecieron en enero de 1985 y no fueron identificados hasta la primavera de 1995. Los trajeron al País Vasco en junio de ese año. Ni siquiera les dejaron enterrarlos tranquilamente, porque la policía vasca golpeó con dureza a familiares y amigos.
La fuerza de la entrevista está en la oralidad del diálogo que mantienen la periodista y la entrevistada. Podéis ponerla y escucharla mientras leéis el texto.
Primero transcribí el original (en euskera). Ahora pongo por aquí la traducción al castellano.
Entrevista de Maite Artola a Feli Artano
Maite Artola: Feli Artano, buenos días.
Feli Artano: Buenos días.
Maite Artola: ¿Qué tal, Feli?
Feli Artano: Aquí. Haciéndole duro.
Maite Artola: Si su hijo viviera, tendría ahora 51 años...
Feli Artano: Sí, 51 años.
Maite Artola: Hace 30 años...
Feli Artano: Hace 30 años desapareció.
Maite Artola: Se detuvo su camino, lo secuestraron, lo torturaron, lo mataron...
Feli Artano: Pero lo torturaron y no lo mataron ese mismo día, ¡eh! ¡Lo torturaron durante tres meses, eh!... Los mataron la víspera de San Sebastián.
Maite Artola: Y desaparecieron el 15 de octubre...
Feli Artano: El 15 de octubre...
Maite Artola: Usted ahora tiene 82 años, ¿no? ¿Cómo ha llegado usted a los 82 años con ese dolor?
Feli Artano: Bueno, sufriendo mucho. Y siempre con la alegría de la familia. Y mi marido y.... Al principio no salía. Estos [se supone que hay más gente en casa mientras hacen la entrevista] hacían su camino, salían a estudiar y esas cosas... A partir de entonces empecé a pensar que, así como yo, mi marido también perdió a su hijo [se emociona]. Y que él solo no estaba bien. Y comencé a salir algo con él. Además, como teníamos coche, pues íbamos a un lado y a otro con el coche. A veces llevábamos la comida [e íbamos] a Larraitz. Generalmente íbamos los domingos a Izaskun. Y allí lloraba desconsoladamente, quienes me conocían lo veían, pero fue así.
Maite Artola: Joxi era el segundo de seis hermanos, ¿no? ¿Cómo recuerda a su hijo?
Feli Artano: Pues fue un niño muy cariñoso, era muy buen chaval. Yo achacaba que vinimos algo tarde del colegio de Olarrain. Él empezó aquí con 5 años, en los Escolapios.
Maite Artola: ¿En Tolosa?
Feli Artano: Sí. Y la escuela pues le costaba un poco. Eso le costaba un poco. Pero en lo demás era muy buen chaval.
Maite Artola: He leído que era el perejil de todas las salsas.
Feli Artano: Sííí. Era muy montañero. Alguien le regaló un perro, a quien llamaba Zarra. Y ese perro andaba siempre por aquí. Si no estaba Joxi, y yo traía la ropa a lavar, [el perro] reconocía sus ropas, y andaba con ella entre dientes. El perro andaba así cuando yo traía la ropa para lavarla.
Maite Artola: ¿Usted recuerda la última vez que habló con él?
Feli Artano: Sí. Recuerdo que estuvimos en un monte a bastante altura. Creo que era un merendero o algo parecido.
Maite Artola: En el norte del País Vasco.
Feli Artano: Sí, en la misma Baiona. No sé si aparecerá en las fotos. Puede que estén.
Maite Artola: Aquí tiene muchas fotos de su hijo...
fFeli Artano: Sííí. Estarán entre estas y, sobre todo, entre aquellas de allí. El padre está cortando unos hierbajos. Él viene conmigo agarrándome del hombro. Aquel día me dijo unas cuantas cosas. "Ama, ama, vosotros tranquilos. Cuando esto acabe, nosotros iremos inmediatamente para allá". Y así. "Y yo estoy muy orgulloso de mis padres [vuelve a emocionarse]... De la familia. Pero mis ideas..." Nos dijimos estas cosas. Y cada vez que íbamos estábamos abrazados y, ya sabes, llorando. Y decíamos: "¿Pero cuándo te llevarán a Tolosa?"
Maite Artola: Tenemos que recordar que Joxi Zabala y Joxean Lasa huyeron a Baiona tras un intento de robo en una sucursal bancaria de Tolosa. Eso sería en el año 1981.
Feli Artano: Sí, era el año 81. El 6 de noviembre.
Maite Artola: Allí se pusieron en contacto con el comité de refugiados, pidieron también asilo político, y allí estaban, incluso tenían permiso de residencia. Y ustedes iban de vez en cuando a Baiona.
Feli, ¿en su casa cómo se pasa el 15 de octubre?
Feli Artano: Pues con esa tristeza. El padre viajando continuamente, y si venía, venía tarde. Y tenía que irse muy pronto por la mañana. Le hacíamos cada año un homenaje en Larrain. Así.
Maite Artola: 30 años.
Feli Artano: Íbamos cada año, y hacíamos una ofrenda floral, y el monolito que está allí, y... El monolito se puso al año de su desaparición, más o menos. Y un año más tarde, el primer día de octubre, estaba como soñando, había cazadores disparando. Y a las 6 de la mañana sonó el teléfono. Seguramente mi marido ya se había ido, no estaba en casa.
Cogí el teléfono y era Migel Mari, del caserío. El hermano de Joxean Lasa. Y me dijo: «Los guardias civiles han tirado el monolito, con tanques, con todo. Nos ha avisado la gente que iba a trabajar a Artzabaltza», me dijo.
El hijo mayor estaba en casa. Fui donde él. «Juan Mari, me han contado esto y lo otro: que los guardias civiles están tirando el monolito. Me ha avisado Migel Mari. Tendremos que ir».
«Ama, ¿pero qué vas a hacer yendo allí?», me dijo. «¡Pues dar la cara! No haré nada más, ¡pero dar la cara! Y si tú no me llevas en coche, iré andando».
«Bueno, me levanto y te llevo», me dijo.
Fuimos, y no había nada. Se lo habían llevado. Volvíamos en coche y le dije: «Mira, tenemos que parar aquí, en la base [de la Ertzaintza]. Y vamos a decírselo. A ver si ellos no se han dado cuenta». «¿Pero qué te van a decir?» «Vamos a parar por si acaso».
Paramos, y habría alguno de ellos en la puerta, y le dije: «Yo soy la madre de Zabala, la madre de Joxi Zabala. Este es hermano. Y nos hemos enterado, ha avisado la gente que iba a Artzabaltza, y ahora no hay nada allí».
[Policía]: «Sí, hemos notado cómo andaban. Hemos tenido una bronca con ellos, y lo hemos recogido nosotros».
Lo trajeron a la base.
Maite Artola: Entonces, los ertzainas tuvieron una discusión con los guardias civiles.
Feli Artano: Es lo que nos dijeron a nosotros. Nos lo mostraron después y estuve abrazado a él. Este es el recuerdo que tenemos y este también... Fue así.
Maite Artola: Este caso es especialmente duro porque desaparecieron el 15 de octubre de 1983, y no los identificaron hasta el año 1995.
Feli Artano: No, no. Y otra cosa más. Desde la víspera de San Sebastián o... Vine, era sábado, y debieron matarlos el viernes. Venía como siempre con mi carro de la compra. Una vecina de arriba me preguntó: «¿Algún rastro del hijo?». «¡Qué va! Nada». Entramos en el ascensor (ella vivía más arriba). Vine, y yo siempre tengo la radio puesta. Y escuché por la radio que habían llamado a Radio Alicante para decir que habían matado el viernes a Joxi y a Joxean, a Lasa y Zabala. ¡Yo misma escuché eso por la radio aquel sábado!
Maite Artola: A ustedes nadie les dijo nada. Lo supieron por la radio...
Feli Artano: Yo lo supe por la radio. Se lo diría inmediatamente a los hijos, a ver qué íbamos a hacer, que Radio Alicante dijo que los habían ejecutado en Alicante.
Maite Artola: ¿Y usted estaba sola en casa en ese momento?
Feli Artano: Yo estaba sola en casa entonces. Luego se lo dije a los que vinieron, a los de casa, pero...
Maite Artola: ¿Y qué sintió en aquel momento?
Feli Artano: ¿Qué voy a sentir? ¡Lo quería ver aún vivo! Ya sabes, qué voy a sentir... ¡Lo quería ver vivo aún!
Maite Artola: Encontraron sus restos en 1985. Necesitaron diez años porque estaban en cal viva, y costó mucho identificarlos.
Feli Artano: Sí, en Busot.
Maite Artola: Busot, aquel pueblo de Alicante. De todas maneras, ¿la cal no quemó todo, no?
Feli Artano: No debió de quemarlo todo. A nosotros nos mostraron los huesos. No nos dejaban acercarnos, estaban en unos féretros escasitos. Quienes fuimos para allá... El padre no tuvo valor para hacer ese viaje, y yo fui con los hijos. Y algunos tuvieron que quedarse fuera, porque sólo permitían la entrada de tres por cada uno, a ver los huesos. Tres de una familia, y tres o cuatro de la otra. No entramos todos. Y como yo era la madre, mis hijos me dijeron: «Tú sí, ama, entra tú».
Maite Artola: Y entró...
Feli Artano: Entré.
Maite Artola: ¿Tuvo coraje?
Feli Artano: Allí vi los huesos. Me pareció que la mano tenía el gesto que acostumbraba. La mano, el hueso, de esta manera. Él solía tener las manos metidas de esta manera, esa era su costumbre. Y yo le saqué aquel punto, porque allí no había nada más que hacer. Que los huesos estaban así.
Maite Artola: Yo, de todas maneras, le decía que la cal no lo ha quemado todo, porque han sabido, aunque tarde, cuál era la verdad.
Feli Artano: Pues sí. Y la mayor alegría, entre toda esta maldad, es saber quiénes fueron y saberlo todo. Y recibir ese castigo, y encima están en la calle, ¡eh! Todo eso. Eso también... Eso también...
Maite Artola: Cuando supo que Galindo estaba libre, ¿qué, Feli?
Feli Artano: Pues yo aquellos días oía la radio todos los días. Luego me lo dijeron las hijas. «Sí, sí, lo estoy escuchando»... Antes también estaba libre, ahora vete tú a saber. Si ya estaba en casa, pasando solamente ese único año...
Maite Artola: ¿Ustedes se sienten víctimas de segunda?
Feli Artano: ... Yo no puedo decir eso, solamente qué. Nosotros somos víctimas.
Maite Artola: ¿Pero ustedes sienten que han recibido el mismo trato que otras víctimas de las instituciones y de los partidos o que han quedado en un segundo plano?
Feli Artano: Bueno, a nosotros la gente nos da pocas explicaciones. ¿Lo entiendes?
Maite Artola: Sí.
Feli Artano: Y nosotros no andamos diciendo cosas y estamos así...
Maite Artola: ¿Usted siente odio, Feli?
Feli Artano: ¿Odio? Yo lo que digo, entonces también y lo digo siempre, ellos lo han hecho y todo libre. ¿Pero esto qué es? Yo digo: «Si hay un dios, él los deberá castigar». Porque yo no puedo, yo no puedo castigarlos. A ellos ya les vendrá... No sé de qué manera...
Maite Artola: ¿Usted ha necesitado ayuda para vivir?
Feli Artano: ¿Ayuda para vivir? No sé si ayuda... Medicinas y así no. Yo misma me negaba a tomar medicinas. Tenía muy buenos médicos, de cabecera. Si acudía a ellos, era por cosas concretas. No iba sin nada. Y si entonces me decían: «Sí, necesita algo... Antidepresivos...» Yo misma me negaba a tomarlos. Yo decía: «Si tengo que estar despierta, estaré despierta, pero no voy a tomar medicinas para dormir»... Y ahí una médica, una muy buena médica, que creo que era sustituta o no sé muy bien qué: «Sí, estos tranquilizantes» o no sé cómo me lo dijo, pues era vasca [vasco-hablante]. «Sí, le conviene tomar esto. Al menos durante tres meses». A ella la obedecí, pero por lo demás no he tomado medicinas.
Maite Artola: Nada para quitar ese dolor, para quitar ese sufrimiento...
Feli Artano: Eso interno no... ¿Tomando eso qué haces? ¿Lo quitará? Será algo momentáneo.
Maite Artola: Ahí pasaron diez años. Doce desde que desaparecieron. Encontraron los restos y diez años para su identificación. Y doce desde que desaparecieron. ¿Y ustedes esos doce años, qué?
Feli Artano: Así es. Tal y como te he dicho, más o menos. Y la primera vez, la primera vez que escuché que habían aparecido esos huesos...
Maite Artola: ¿Pero ustedes qué pensaban? ¿Dónde estaban o dónde podían estar?
Feli Artano: No pensábamos cosas buenas, pero hasta ese punto... No queríamos saber que estaban muertos y que los huesos debían estar tantos años así. Eso no lo queríamos saber o yo qué sé qué... No salía de dentro, y luego, cuando lo escuché por vez primera, fue hacia febrero o marzo cuando empezaron a decir que aquellos restos eran de Lasa y Zabala.... Entonces yo también sufrí muchísimo, como diciendo: ¿Están muertos? ¿Huesos? Los queríamos vivos. No es posible.
Maite Artola: ¿Fue entonces cuando se resignó?
Feli Artano: Había que resignarse.
Maite Artola: Se resignó cuando vio los huesos.
Feli Artano: Sí.
Maite Artola: Y la despedida, ¿cuándo se despedió de su hijo?
Feli Artano: Aquel domingo, ya te he dicho...
Maite Artola: No, me refiero a cuando vio que estaba muerto. Siempre había mantenido esa esperanza, ¿no? Puede que no o no se lo quería creer.
Feli Artano: Pero yo no me he despedido nunca. Si me parece que lo veo en sueños. Yo sueño en cualquier momento con él, y vive. Y me sorprendo, no es un sueño y Joxi está aquí.
Una vez, lo he contado antes, dijo «buenas noches», la puerta de mi cuarto estaba medio abierta y pasó a su habitación, con su camisa blanca. Estas camisas claras, yo veo a Joxi así... Luego me despierto y Joxi no está.
Otra vez, estaba dormida en la cama. Y me dijo: «Ama, tranquila». Me dio dos besos y tranquila. «Hoy también Joxi está aquí». Pero luego no estaba Joxi.
Y también tuve otro sueño: «¡Mira! Aquí está Joxi». Entonces estaba con esa camisa clara. Lo acompañé y estuvimos abrazados en la sala. Luego él me dijo: «¿Qué tal?». «Bien, pero no encuentro trabajo, ama». ¡Que no podía encontrar trabajo! Yo le dije, me acuerdo: «¡Tranquilo! ¡No te rindas! Ya saldrá algo. ¡Tranquilo!». Lo acompañé hasta la puerta en sueños. Ahí, dos besos de despedida y se fue hacia el ascensor. Luego me desperté y había soñado con Joxi.
Maite Artola: Sueña con su hijo frecuentemente.
Feli Artano: Sí, sí. Muchas veces...
Maite Artola: Yo antes le preguntaba cuándo o cómo se había despedido. El mismo funeral también...
Feli Artano: Sí, el funeral también fue duro. Entonces nos apalearon. Algunos parecieron de aquella manera en Fuenterrabía [utiliza este término en vez del oficial Hondarribia; en esta ciudad está el aeropuerto y los restos fueron trasladados en avión] y desde allí nos trajeron a pelotazos durante todo el camino, con el autobús. Los familiares íbamos en coche, pero veíamos cómo andaban.
Y luego, al llegar los coches de las familias, y ver la tropa que había allí... ertzainas. Todos allí.
Maite Artola: Aquella fue una carga tremenda.
Feli Artano: Tremenda... Y luego el interior, metieron los coches dentro, y las madres estábamos allí, con nuestros ramos de flores. Y había que salir rápido... Ya sabes ese momento. Y estábamos así y no nos dejaban salir, para adelante y para atrás. Así estábamos.
Luego, uno de aquellos de paisano, sería uno de ellos, es lo que yo creo. Le dije así: «Mira, unos como vosotros nos han matado a los hijos. Y ahora no nos dejáis enterrarlos. Estáis ayudando a los de Madrid». Eran ertzainas y no me dijo nada...
Maite Artola: En Tolosa, Feli, las fotos de su hijo y de Joxean Lasa están en muchos bares.
Feli Artano: Yo no frecuento bares y no sé qué pasa ahí, pero...
Maite Artola: Aquí también... ustedes también... ahí en la entrada...
Feli Artano: A mí me parece que vivo con él, porque tengo un montón de fotos y....
Maite Artola: Quiero decir si reciben mucho cariño de la gente, mensajes de solidaridad...
Feli Artano: No sé cómo decirlo. No sé qué decir... No sé qué decir...
Maite Artola: Porque se dice mucho, ¿no? Lasa y Zabala, Lasa y Zabala... La primera acción de los GAL...
Feli Artano: Luego la gente se piensa que con los años se olvida a un muerto, o se le medio olvida... Pero este caso es diferente. Yo estoy haciendo las labores de casa y me parece que estoy hablando con Joxi...
Maite Artola: Imagino que sera una cuestión de la que hablen con frecuencia en la familia, ¿no? Ustedes entre ustedes.
Feli Artano: De eso no se habla mucho, pero cada cual lleva lo suyo dentro, creo que está ahí...
Maite Artola: El País Vasco de hace 30 años, Feli, aquel País Vasco conflictivo...
Feli Artano: Conflictivo. Y ellos también decían lo mismo cuando estaban allí. Y a mí me decía así: «Ama, tú tranquila». Y siempre estaba abrazado en la despedida, y yo lloraba. Y cuándo a casa, cuándo a casa. «Tú tranquila, ama. Esto cambiará y nosotros enseguida estaremos allí»... Esas eran nuestras despedidas...
Maite Artola: ¿Usted ve el futuro con esperanza?
Feli Artano: El futuro... Con todo lo que se oye, con todo lo que se oye... No sé qué esperanza hace falta. Algo deberá cambiar, pero... No lo sé...
Maite Artola: A usted le mataron al hijo.
Feli Artano: A mí me mataron al hijo. Eso es. Y me acuerdo de eso. Y luego pienso: no soy la única: cómo mataron a Kattu. Entraron y lo mataron en el bar en el sitio donde estaba sirviendo...
Maite Artola: 82 años, va a hacer 83.
Feli Artano: Voy a hacer tres...
Maite Artola: ¡Enhorabuena!
Feli Artano: Los cumpliré el 2 de diciembre. Así lo haré.
Maite Artola: Feli Artano, muchas gracias.
Feli Artano: Sí, a vosotros.
Feli Artano: «Torturatu eta ez zuten berehala hil. Hiru hilabete pasa ziren», elkarrizketa euskaraz
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