Después de leer Chivarse es tendencia, Dieta kobratu eta ospa egiten duten eurodiputatuak y La dieta milagrosa de Eider Gardiazabal, he estado hojeando el libro Babilonia y Babel: el Parlamento Europeo desde dentro, escrito por el periodista Jesús Bueno y publicado en 1999 por Ediciones B. En el mismo, Bueno cuenta su experiencia de cinco años como secretario de González Triviño en el Parlamento Europeo.
A continuación transcribo algunos extractos del libro (la mayoría está en las páginas 67 a 72). Como comprobaréis lo denunciado estos días es algo que viene repitiéndose durante muchos años y, según parece, nadie pone remedio.
Lunes
"Una semana normal el diputado vuela a Bruselas a última hora de la tarde del lunes. Con tiempo justo para subirse al coche oficial que lo espera en el aeropuerto para trasladarle al Parlamento. Si su avión no se ha retrasado demasiado, llega con tiempo suficiente para firmar en el libro del registro de presencia, abierto desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, lo que le permitirá cobrar la dieta correspondiente a ese día. A continuación irá a su despacho, donde su secretario/a personal le pondrá al tanto de las novedades y la agenda de esa semana. Llama por teléfono a su familia, sus amigos y/o amigas, y dará breves instrucciones a su secretario/a sobre cómo resolver algunos de los asuntos pendientes".
Martes
"Se levantará tarde, y después de darse una buena ducha o baño (tiene tiempo para las dos cosas si lo desea), irá de compras por Bruselas o se dirigirá al despacho hacia mediodía, para leer tranquilamente la prensa (...) A las tres de la tarde, o una hora antes si es miembro de un grupo importante que celebra una reunión previa (...) irá a la sala donde se reúne la comisión de la que es miembro. A la entrada firma en la lista de presencia, esto es lo más importante, y acto seguido ocupa el puesto que tiene reservado con la correspondiente placa con su nombre".
"Tiene la impresión de que todos los meses están debatiendo los mismos temas, incluso le parece que está oyendo las mismas ideas. Y posiblemente será así. (...) Se aburre. Hacia las cuatro y media, cuenta el número de colegas que están aguantando el tipo. Ve que solo quedan siete y los de la mesa de presidencia. (...) A las seis de la tarde ya ha salido de la sede del Parlamento".
Miércoles
"Es preciso madrugar. El coche ha llegado un poco tarde al domicilio u hotel del diputado. Y es que a primera hora de la mañana de los miércoles siempre faltan coches. (...) La comisión tiene anunciada la reanudación de trabajos a las nueve de la mañana (...) Para la sesión de la mañana todos los diputados llegan con los periódicos de sus países respectivos. No en vano hay en el Parlamento un quiosco que debe de ser el mejor dotado del continente".
"Hacia las diez y media, nuestro diputado se ausenta de la comisión y se dirige a la Oficina de servicios de los diputados. Antes se llamaba Caja, pero parecía un nombre muy prosaico, y la junta de Cuestores acordó el cambio de nombre. Es mejor ir a cobrar cuando ya se llevan dos días en Bruselas, para no dar la impresión de que uno es avaricioso".
"A las once está de vuelta en la sala de la comisión. Ha perdido el hilo del debate. (...) El presidente agradece la intervención del diputado que estaba hablando y da por terminada la sesión. Son las doce menos cuarto de la mañana".
"Después de comer se siente cansado. Debe de ser por tanto viaje y el cambio de clima. Se queda dormido una hora larga en la cama de su despacho. Fue buena idea esa de poner una cama con forma de sofá en los despachos".
"Son las cuatro de la tarde. Hace otra ronda de llamadas a amigos de su circunscripción. (...) Eso de estar en Bruselas te hace perder un poco el contacto con la realidad".
"No sabe si bajar al gimnasio a hacer un poco de ejercicio, o irse con fulanito a ver una película".
Jueves
"Al día siguiente, jueves, no queda casi nada por hacer. A las nueve ha llegado el coche a buscarlo. Compra los periódicos. Firma en el libro de presencia. Da instrucciones a su secretario/a para que haga una nota de prensa sobre un tema que se trató ayer en la comisión y que puede interesar a alguien. A las diez ya está en el coche camino del aeropuerto. A ver si esta semana no se retrasa el avión y puede llegar a casa a comer".
"Es justo decir que hay también un núcleo de unos 150 diputados (en aquel momento había 626 parlamentarios) que se toman en serio su trabajo. Este tipo de diputados están cuatro días completos a la semana leyendo documentos, pidiendo información, hablando con funcionarios de la Comisión o del Consejo, y recibiendo visitas de expertos que tienen interés en los asuntos de los cuales se ocupa el diputado".
En aquel momento, 1999, la dieta de asistencia era de 231 euros por cada día que asistían a reuniones en una de de las sedes del Parlamento Europeo. Hay gente con más jeta que cobra también la dieta de los viernes.
Otros capítulos del libro sobre salarios y dietas:
- Una fortuna libre de impuestos.
- La dieta de gastos generales, seis millones (de pesetas) para comprar sellos.
- La dieta de secretariado, veinte millones (de pesetas) para la familia.
- La dieta de viajes, dinero que vuela.
¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?
Finalizo con otra anécdota recogida en la página 191 del libro. Lo recoge de otro libro (La femme à la valise de Maria Antonietta Macciochi). Es de mediados de la década de los 80.
"Sigue siendo válida la explicación que escuchó hace quince años una presidenta de comisión que desesperada por el desinterés que los diputados mostraban en el debate, preguntó en voz alta,de forma retórica:
-¡A veces me pregunto para qué venimos aquí!
A lo que respondió sin rodeos un diputado británico conocido por su franqueza y su buen humor:
-¡Aún no se ha enterado usted... Venimos a cobrar la dieta, señora!
Comentarios
Si yo fuese eurodiputado, el trayecto Vitoria-Bilbao o Vitoria-Santander, además de atender las responsabilidades locales (tenemos mal grabada la imagen de Europarlamentario = jubilación política, sobre todo principalmente por el uso que algunos partidos políticos han hecho de esa Cámara, como de retiro anticipado de la vida pública de sus díscolos) la verdad es que me organizaría para hacer el trabajo en la parte media de la semana, para poder tener vida con mi gente, para poder atender el trabajo interno "en casa" o en el partido a nivel local. No creo que estemos hablando de trabajar mucho o trabajar poco. Además que caemos en nuestra propia trampa ibérica: ¿presencialidad = productividad?
Escrito por: logela.2011/03/14 11:50:56.980000 GMT+1
http://www.chilelogela.com
Y, tristemente, no es un fenómeno únicamente español.
Escrito por: iturri.2011/03/14 22:10:35.400000 GMT+1