Esta mañana he subido andando por la carretera desde casa a Igeldo. No era muy temprano, pero no había demasiada gente por el camino. Buen tiempo y mejores vistas.
Mientras subía charlaba por teléfono con un amigo. Bueno, él hablaba más que yo, sobre todo a medida que el esfuerzo hacía mella en la respiración.
En una de estas, se acabó la cobertura y se finiquitó la charla.
He seguido con la compañía de un par de podcasts que tenía en el móvil.
Si todo hubiera ido según lo previsto, y no se hubiera torcido allá por el mes de marzo, a estas alturas del año andaría por el Mediterráneo. Habría visitado a Manolo en la Casa-museo de Chirbes, habría ido a comer al restaurante Un cuiner a l'escoleta. Entre otras cosas.
Como no he podido hacerlo, esta tarde he releído, casi como tradición, la entrevista que Alfonso Armada le hizo en el 2013 para el diario ABC: «No hay riqueza inocente».
Abro paréntesis. Urko Azpitarte Zubizarreta me apunta en Twitter otra entrevista muy buena: «Sin historia no hay novela». Cierro paréntesis.
Sé que Chirbes decía que para conocer a un escritor hay que leer su obra y no sus entrevistas, porque el mejor reflejo de su trabajo está en los libros. Pero también es verdad que daba unas entrevistas estupendas.
Para abrir boca, he pegado aquí abajo varios fragmentos.
«Yo no soy un novelista profesional, no tengo plano de mis novelas... (...) No sé qué va a pasar. En ese sentido yo siempre digo que soy proustiano: aprendes de lo que escribes al tiempo que lo escribes. La propia escritura es el aprendizaje de lo que estás escribiendo, y esto yo creo que hace que cuando termines una novela no has contado una historia ajena a ti, sino que de alguna manera te has exprimido tú mismo».
(...)
«Yo no me entiendo a mí mismo si no entiendo que parte de mi generación acabó como yonkis, que parte de mi generación gestionó el poder, se lió a tiros, que vivimos un momento en el cual cuando yo entré en la universidad apenas había hijos de obreros, y diez años después estaba repleta, y treinta años después los hijos de obreros protestan porque les piden un seis para tener una beca. Son universitarios y parados, esa es otra contradicción. ¿Para qué quieres ir a la universidad si luego te vas a ir al paro? Eres el nudo de contradicciones de tu época. Como historiador yo no puedo entender esto si no lo tengo en cuenta...»
(...)
«Decir que Galdós es un escritor castizo cuando justamente es un escritor cosmopolita que se está enfrentando a la España conservadora por tierra, mar y aire. Tú te coges los últimos Episodios nacionales y se los puedes leer en la Puerta del Sol a los indignados y se rebelan los indignados. Yo tengo un amigo que se está leyendo ahora los Episodios y está deslumbrado. "¡Pero si está todo lo que está pasando ahora!", me dice.»
(...)
«Hay un personaje en La larga marcha que dice que el mal triunfa siempre, y entre los malos los peores. Si viene uno después será peor que el que había antes. Pero claro, el mal absoluto es la muerte, y esa sí que triunfa siempre».
(...)
«Si tú a los pocos meses de llegar haces el peinado del Barrio de Pilar, que hizo Barrionuevo, cuando el secuestro de Villaescusa y Suñén, peinas sin orden judicial las casas de 120.000 personas, entras, patada en la puerta cuando no te abren, a partir de ahí has dado barra libre para justificar lo injustificable, y de ahí lo "gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones", "la codicia no es mala"... Pues hasta hoy».
(...)
«Por qué hemos decidido que los escritores son la cultura, que hemos decidido que es estupenda, y ser un fontanero es una mierda. Pues no, mire, usted, sin El Quijote puede usted vivir, pero sin un fontanero que le arregle la casa cuando se le escape la tubería, no. Estos son códigos que vienen desde los bisontes de Altamira y que año tras año repetimos. Nosotros somos los que sabemos explicarlo bien, pues seguimos manteniendo esos códigos. Uno de los temas de mi novela es el respeto al trabajo».
Garaiko kontraesanen korapiloa zara, apunte hau euskaraz.
Comentarios
"Cuando salgo del taller al que he acudido a solicitar el empleo, me pregunto cómo puede ser así de cruel la gente, tan maleducada. Hay que tener pocos escrúpulos para decirle esas cosas a un hombre casado y padre de tres hijos, sin conocerlo de nada. Te echan todas tus limitaciones a la cara. Cómo quieren que así reconstruya un hombre, un trabajador, su orgullo. Quiénes son esos tipos a los que no conocees de nada para llamarte inútil, para jugar contigo, ratón asustado entre las zarpas de los gatazos. Te miran salir desde la puerta del taller, ellos con el cigarrito entre los labios, las manos en el bolsillo, y los labios torcidos en una media sonrisa. Ellos no buscan, no se arrastran, no piden prestado. Son los que tienen el saco del pan ajeno, y los que tienen el saco de pan siempre han ejercido la crueldad. Ahí está su orgullo. En saber que las bocas de los demás pueden estar vacías o llenarse a su voluntad basan su poder, de ahí sacan la media sonrisa pinzando el cigarrito con los labios. Los furrieles en la mili también exhibían esa prepotencia asquerosa del que guarda lo que los demás necesitan. Me lo ha contado muchas veces mi padre." EN LA ORILLA,.págs. 93-94.
"Las necesidades de los desgraciados pagan los caprichos de los poderosos. Como si no se hubiera enterado de que esa retórica del bien común se ha ido a la mierda. No se lo cree nadie." EN LA ORILLA. págs. 249-250.
_Como si, entre pobres, pudiera haber memoria sin que se te caiga la cara de vergüenza._ No cabe duda: sabe de lo que habla, él viene de abajo, lo que dice podría decirlo yo_. Un muestrario de barbaridades, comer gato, perro, rata, cáscaras de patata, melones podridos y carne agusanada. Eso hicieron nuestros padres. Y aún peor, pasar hambre. En esos museos de la memoria nunca ponen un CD con el runrún de las tripas famélicas o con el maullido del gato que llega desde el fondo de un estómago arrugado. ¿A alguien le han enseñado a distinguir esa música? No, el fondo musical de esos reportajes es Vivaldi, Mozart, Bach, o, todo lo más, alguna copla sacada de contexto y Los cuatro muleros de García Lorca, o el Himno de Riego. El maullido no sale." EN LA ORILLA. pág. 258.
Tras la lectura de libros como En la orilla, de Rafael Chirbes, uno comprueba que efectivamente la Historia se repite, porque el ser humano reproduce una y otra vez su estado vital de dominación y explotación, algo que puede muy bien apreciarse con la lectura de Los filántropos en harapos, del escritor irlandés Rober Tressell, una obra escrita entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, y que refleja la despiadada situación en la que se encuentra la clase obrera, ayudando, al mismo tiempo, a desentrañar los fundamentos ideológicos, políticos, económicos, sociales e incluso psicológicos del sistema capitalista. Muy actual todo. Chirbes ya lo hizo en vida.
Por cierto, Rafa Chirbes no tragaba las fundaciones, algo nefasto creado tras su muerte.
¡Gracias, Iturri, por este artículo que nos hace recordarlo!
Escrito por: José.2020/06/01 17:27:44.174898 GMT+2