Otra entrevista de Miel A. Elustondo. Publicada en el número de esta semana de la revista Argia. La traducción es mía.
El entrevistado es el presidente de la Asociación de Inmigrantes Marroquíes de Euskadi. Khalid es amazigh y habla de su tierra, de la represión del régimen marroquí, de emigración, de integración, de asimilación, de San Francisco (Bilbao). Muchas cosas y un discurso a tener en cuenta.Documento de identidad
Khalid Amzir (Alhucemas, Rif, Marruecos, 1964) estudiaba Economía en la Universidad de Oujda, en la frontera con Argelia, cuando le cambió la vida. En su segundo año, hubo incidentes en la Universidad. Lo detuvieron y lo metieron en la cárcel. Pasó un año en el agujero. Al salir de allí, fue expulsado de la universidad. Le prohibieron seguir con sus estudios. Entonces tomó el camino del exilio. Se fue a Madrid en 1991, al barrio de Lavapies, y en 1994 a Bilbao, cuando aún había pocos marroquíes. Se juntó con la gente de aquí. Trabaja para la Diputación de Bizkaia en el campo social, ayudando a los menores marroquíes, y es dueño del Bere Bar del bilbaíno barrio de San Francisco. Hace algún tiempo, se fue a su pueblo de vacaciones y se casó con una chica que había conocido diez años antes en la universidad. Viven en Bilbao, con una criatura de dos años. Estudió euskara hasta el nacimiento de su hijo. “Desde el nacimiento, ya no tengo tiempo. ¡Ya sabes, las prioridades!”.
Amazigh y bereber
Miel A. Elustondo (MAE): La primera vez que conocí a un amazigh, me habló del significado de su nombre. ¿Cuál es el significado del tuyo?
Khalid Amzir (KA): El nombre Khalid quiere decir "eterno". Estoy para siempre aquí, por tanto. Amzir, por su parte, es "herrero". Pero como en los documentos estaba prohibido poner nombres bereberes, en mis papeles aparece la forma árabe. A mí, sin embargo, no me gusta y soy Khalid Amzir desde que fui a la universidad.
MAE: El hecho de que seas del Rif, tendrá algo que ver con esa decisión, ¿no?
KA: Claro que sí. Tomé el nombre árabe obligado por los otros, no nos dejaban tener un nombre bereber. Cuando tomé conciencia de mi idioma y de mi cultura, opté por el nombre bereber. Todavía hay gente que me conoce por el nombre árabe, pero los amigos me llaman Khalid Amzir. Y yo, cuando alguien me pregunta, respondo que me llamo Khalid Amzir.
MAE: Por tanto, el nombre árabe es consecuencia de la opresión política y cultural.
KA: Sí, por supuesto.
MAE: Nosotros, sin embargo, os tenemos a todos por marroquíes. No distinguimos a nadie.
KA: El otro día estaba en el Bere Bar, en la hora de la comida. Había un grupo, con gente de aquí, que al ver las palabras bereber en la pared me preguntó sobre ello. Comencé hablando de los bereberes y de los amazigh, y estuve así no sé cuánto tiempo, hasta que les dije: "Tengo que trabajar. ¡Venid otra vez y ya hablaremos!". Era una cosa nueva para ellos.
MAE: ¿Cómo se toman esa división los marroquíes que no son amazigh?
KA: No les gusta nada. Aunque entre la gente marroquí hay diferencias, tanto entre la población civil como entre los funcionarios y dirigentes del gobierno. Hay quien reconoce la pluralidad cultural y lingüística, pero hay otros que no la aceptan. "¿Bereber? ¿Amazigh? Todos somos árabes, musulmanes, no hay bereberes". Es difícil tratar de hacerles ver otra realidad a quienes piensan así. No les gusta la diferencia.
MAE: Por cierto, ¿cómo he de llamarte: bereber o amazigh?
KA: Da igual. A mi juicio, la palabra bereber no está mal dicha. Entre nosotros, hay quien se opone a la utilización de este término. Dicen que es ya hora de usar el nombre original, porque bereber es peyorativo. Pero como el término amazigh no es todavía demasiado conocido, yo también doy por bueno el uso de la palabra bereber. Aunque sé que es una palabra impuesta por los colonizadores y que quiere decir bárbaro. Extraño, a fin de cuentas.
MAE: Extraños en vuestra propia tierra. ¿Qué es lo que deberíamos saber sobre el Rif?
KA: El Rif, para mí, es un territorio castigado por Marruecos. De todas formas, no es el único, porque en el sur también hay pueblos que viven aplastados. Pero el Rif es, seguramente, el territorio más castigado por el régimen de Marruecos a nivel político, cultural, económico y social. El régimen ha marginado de todas las formas posibles esa zona y ha obligado a la gente del lugar a abandonarlo. La mayoría de los rifeños vivimos desperdigados por Europa, en Holanda, Bélgica, Francia, Alemania y España. La mayor parte de la emigración marroquí que llega a Europa, el 80 %, es de origen bereber, de Rif, Alhucemas y alrededores. Y eso no pasa porque sí. Esa emigración no es voluntaria: es forzada. Obedece a razones políticas. El régimen marroquí, en los años 40 y 50 del siglo pasado, tenía como objetivo la destrucción de esa zona. Era una medida política, por un lado, y una forma de hacerse con divisas, por otro. Y, desgraciadamente, las medidas tomadas han surtido efecto. Hasta hoy. Ahora, sin embargo, los rifeños que estamos fuera estamos intentándolo de otra manera. Estamos fomentando el desarrollo de nuestra tierra, aunque sea desde el extranjero. Aunque no sea fácil…
Asociación de Inmigrantes Marroquíes en Euskadi
MAE: Eres presidente de la Asociación de Inmigrantes Marroquíes en Euskadi. ¿Quiénes os juntáis en esta asociación? ¿Sois mayoría los del Rif?
KA: Fui uno de los fundadores de la asociación en el año 1999. Nosotros no teníamos la intención de hacer una asociación de inmigrantes marroquíes. Al principio, fuimos la Asociación Cultural Amazigh de Euskal Herria. En amazigh se llamaba Azraf, esto es, "junco". Queríamos expresar que el pueblo amazigh, a pesar de todas las invasiones, seguía vivo. Y hablo de invasiones porque los bizantinos, fenicios, romanos… árabes, españoles, franceses, italianos y demás lo han intentado en el norte de África. Pero a pesar de todos los intentos por someter a nuestro pueblo, no han podido destruirlo. El pueblo y la cultura amazigh continúan vivos. De ahí, lo de junco: que se dobla, pero no se rompe. Era eso lo que queríamos expresar.
MAE: ¿Cómo surgió la asociación?
KA: El movimiento amazigh resurgió a finales de los 80, tanto en Marruecos como en la diáspora. Fue entonces cuando comenzó a estructurarse y en 1994 se hizo el I Congreso Mundial. El movimiento se organizó en Marruecos, Argelia, Islas Canarias, Europa, Estados Unidos… Nosotros, teniendo en cuenta que la mayoría de los emigrantes marroquíes que hay en el Estado Español son de origen amazigh, decidimos fundar la Asociación Cultural Amazigh, para apoyar aquel amplio movimiento.
MAE: ¿Cómo está la asociación hoy?
KA: Hoy es otra cosa. Yo creo que en la práctica es lo mismo, no así en la teoría. Ha cambiado el nombre y te diré porqué. La asociación se creó en 1999 y comenzamos a trabajar con el colectivo de emigrantes en temas culturales, migratorios y de ayuda a nuestro país. A los pocos años, alrededor del 2001 o 2002, comenzaron a llegar a la CAV menores marroquíes – algunos bereberes, otros no -, sobre todo a Bizkaia. Entonces, la Diputación se puso en contacto con nosotros para solicitar ayuda. Firmamos un convenio para trabajar en ese campo. La Diputación no nos puso ninguna traba con respecto al nombre, pero dentro de la asociación surgió la discusión. Para entonces, había aquí más emigrantes, muchos recién llegados. Como teníamos que trabajar con menores (algunos amazigh, otros no), algunos pidieron que se cambiara de nombre y propusieron el de Asociación de Inmigrantes Marroquíes.
MAE: ¿Y?
KA: Al principio había diferentes opiniones. Sin embargo, llegamos a un acuerdo: acordamos modificar el nombre, pero pedimos cambiar los estatutos y pusimos como condición que cualquier inmigrante que quiera ser miembro ha de reconocer la diversidad cultural y lingüística del pueblo marroquí. No queríamos que algún socio se opusiera a que nosotros hiciéramos algo a favor de la cultura o de la lengua amazigh. No obstante, la gente ya nos conoce y aquellos que no aceptan la pluralidad de nuestro país, no aparecen por la asociación. Por eso digo que, en la práctica, es la misma asociación (la de antes y la de ahora). Y, como digo, en la asociación hay marroquíes, que no son amazigh, que respetan esa diversidad y trabajamos codo con codo con el mayor de los respetos.
MAE: ¿Qué te parece nuestra ignorancia? Porque desconocemos esa pluralidad.
KA: No sé si es ignorancia… Diría que es falta de información. Pero también es cierto que la gente tiene también parte de responsabilidad, porque Marruecos sólo está a mil kilómetros. Esa falta de información es también imputable al trabajo realizado por el régimen de Marruecos, porque no ha querido informar de la situación. Y, por otro lado, tenemos la complicidad de los gobiernos de aquí. Es decir, aunque se diga que Hassan II fue un dictador, un régimen monárquico, una dictadura… el gobierno español tiene buenas relaciones con Marruecos. Por tanto, la información no llega, pero hay mucha gente a la que no le interesa. Porque dice: "¿Y? Son moros, marroquíes, ¡que les den!".
Bere Bar y la calle San Francisco
MAE: Ligado a la Asociación Cultural Amazigh, abriste el Bere Bar en la calle San Francisco de Bilbao y ahí sigue.
KA: Lo abrí en 1999. Entonces estaba trabajando, pero abrí el bar con otro amigo y con tres objetivos: uno, comercial, un negocio; dos, si servía para dar de comer a cuatro o cinco personas, para crear empleo, tanto mejor. He tratado de dirigir el bar de forma democrática, aunque negocio y democracia son términos difícilmente compatibles, por lo menos según mi experiencia, sobre todo cuando estás en régimen de alquiler, en la calle San Francisco… La intención era una, pero ha sucedido otra. Tres, el trabajo social. Estábamos en San Francisco y pretendíamos que fuera un lugar de encuentro. Y hemos hecho conciertos, actos culturales, presentaciones de libros, reuniones de asociaciones... muchas cosas, algunas bien, otras no tanto. Hemos intentado que fuera un lugar bereber, con carteles escritos en bereber, con la fotografía de Abdelkri, no la de Mohamed VI, y el Che Guevara al lado. O un cartel a favor de los presos, otro a favor de los derechos de gays y lesbianas… Un lugar abierto, pero, sobre todo, un lugar de encuentro de la cultura amazigh.
MAE: ¿No existe el riesgo de que la calle San Francisco se convierta en un ghetto?
KA: Nosotros también teníamos esa preocupación, pero a medida que pasan los años, nos hemos dado cuenta de que no es así. La mayoría que acude no es del barrio, es de fuera. Claro que hay gente del barrio, clientela habitual, pero la gente que aparece en las actividades que organizamos es de fuera. Hay mucha gente que viene por vez primera, algunos vuelven, otros no. Pero ese era uno de los objetivos, ese trabajo social, buscando la cohesión.
MAE: En Vitoria, por ejemplo, la mayoría de los magrebíes está en el Casco Viejo. Hay alguna calle que parece un ghetto. Eso, sin embargo, cohesiona al colectivo: hay una mezquita, tienda de comestibles, panadería, carnicería, locutorio…
KA: Ocurre en todas las ciudades cosmopolitas. París, Bruselas, Amsterdam, las Ramblas de Barcelona, Lavapies en Madrid… Por ejemplo, yo viví en Lavapies en 1990-91 y la situación ha cambiado totalmente. Diría que son diferentes épocas. Al principio tiene una pinta y luego se va normalizando. En Bilbao, muchos emigrantes han venido a la calle San Francisco porque los alquileres son más baratos. Ahora no. Desde que los emigrantes comenzaron a alquilar locales, hace cuatro o cinco años, la situación ha cambiado por completo. Es un proceso.
MAE: La calle San Francisco está llena de tiendas. Muchas en manos de inmigrantes.
KA: Hay muchos inmigrantes que no quieren trabajar por cuenta ajena. Prefieren trabajar por su cuenta. Es una cuestión cultural. Por ejemplo, en algunos pueblos marroquíes, a nadie se le pasa por la cabeza trabajar para otro. Trabajan por su cuenta y salen adelante. Llegan aquí y son rechazados. Los autóctonos no lo entienden. ¿Qué es lo que fue la calle San Francisco en 1994? Vino gente y no quería trabajar por cuenta ajena. Pero evolucionas, te adaptas, intentas nuevas vías… Ahí es muy importante el trabajo de los agentes sociales, para reconducir esas tendencias de forma positiva y para conseguir una convivencia sana y respetuosa.
MAE: ¿Existe? "Convivencia sana y respetuosa".
KA: No del todo, desgraciadamente. Es un proceso normal. Hay factores que favorecen una convivencia sana y respetuosa y, por el contrario, otros que la dificultan.
MAE: ¿Por ejemplo?
KA: La presencia de grupos inestables. A veces, aparecen por el barrio y sabes que no tienen ninguna intención de quedarse. Otras veces, se ponen en marcha negocios que no coinciden con el desarrollo del barrio, porque éste tiene sus características y hay que adaptarse. Si no, los vecinos se quejarán, aunque sean personas progresistas y solidarias. Pero si se percatan de que el colectivo emigrante va por libre, enseguida te dirán: "¡nosotros también estamos aquí!". Y no les falta razón, porque antes de que llegáramos el barrio era distinto. Por tanto, hay que hablar con el vecindario y trabajar conjuntamente. Es difícil, pero hay que hacerlo así.
MAE: ¿Y si no? ¿Si no se actúa así?
KA: ¿Qué sucede hoy en San Francisco? Pues que muchos vecinos, autóctonos, venden su piso y se marchan. Es innegable. ¡La interculturalidad! Sí, hay que contar los aspectos positivos, pero también los negativos. Vivo en San Francisco desde 1994 y conozco a muchas personas. Y sabes que han sucedido cosas desagradables y te duele.
MAE: …
KA: Por ejemplo, un viejo conocido mío, de cuando yo vine aquí. Su hija entonces tenía cinco años, hoy tiene trece. Y te enteras de que cuatro o cinco marroquíes, menores drogados, asaltaron a ese conocido mío en el portal de su casa, cuando iba con su hija, y le robaron la cartera… Yo, como emigrante y como responsable de la asociación, no puedo aceptarlo. Mucho menos cuando se lo han hecho a ese vecino, de mente abierta, progresista, trabajador humilde, que me abrió las puertas en su día. Por desgracia, sucede muchas veces. O el caso de un pensionista, que sólo tiene su pensión, que lo único que hace es ir de tragos de bar en bar, y ves cómo tres o cuatro menores, otra vez marroquíes, van detrás suyo –un pobre viejo, bebido-, ¡lo abordan y le quitan el poco dinero que porta! ¡Eso no es posible! ¡Hay que hacer algo!
MAE: Perdona que te repita la pregunta: ¿qué hacemos?
KA: La pregunta no es moco de pavo. ¿La respuesta? Hay que hacer un trabajo previo. En los centros educativos de la Diputación, antes de que los jóvenes salgan a la calle. Es un proceso largo. Además, esta cuestión de los menores es un desbarajuste. Los políticos te dicen: "no podemos acoger a todos los que vienen". Hablamos de emigración y podemos hacerlo en abstracto. Ningún gobierno europeo reivindica la política "sin fronteras". Ni los situados más a la izquierda. Ni siquiera quien la preconizaba en su momento. El político que reivindique ese lema sabe que va a perder votos. Por tanto, es un problema político. Una decisión política. Por un lado, los políticos quieren hacer ver que son progresistas, dicen que las han pasado canutas, que son víctimas de la discriminación… pero, por otro lado, saben que ayudar a los emigrantes tiene un precio, un precio económico y, ¡cuidado!, político. Están entre la espada y la pared. Y cabe decir lo mismo con respecto a los menores.
MAE: Trabajas con menores…
KA: A los menores que llegan al Estado español, les dan cama y comida. Nada más. Y ellos quieren papeles. En Euskadi, como hay asociaciones que presionan a las instituciones para que cumplan las leyes y les den documentos a los menores, ellos sí reciben papeles. Entonces, cuando se extiende la noticia, todos los menores desperdigados a lo largo del Estado español vienen aquí, a los centros de la Diputación, hasta que se saturan. Y no hay salida. ¿Qué pasa? Pues que estarán en la residencia de la Diputación hasta cumplir los dieciocho años y luego los echan a la calle. "¡Búscate la vida!", es lo que se hace hoy. Los jóvenes más prudentes, en el mejor de los casos, harán cursos de formación y tendrán la opción de seguir hacia adelante, pero otros muchos, con más dificultades, están en los centros hasta cumplir dieciocho y luego se van a la calle. ¿Adónde? A "Sanfran", sin papeles, sin nada… ¿Y qué hacen? Lo que hacen. Y eso nos acarrea graves consecuencias.
MAE: Me ronda una pregunta. Al hablar de inmigrantes, surge la cuestión de siempre: la integración. Dicen que ese es el objetivo. Pero no sé qué queremos decir, integración o asimilación.
KA: Se habla de integración, pero seguramente se querrá decir asimilación. De todas formas, sí hay diferencias entre inmigrantes. Hay inmigrantes que vienen a sabiendas, que tienen un proyecto. Y dicen: "Soy marroquí, tengo mi religión (soy musulmán), mi cultura. He venido aquí, a trabajar, a ganar dinero y volver a mi país. Nunca seré de aquí. Llevaré a mis hijos a la escuela e intentaré que aprenda árabe. No quiero aprender ningún otro idioma. ¡No me vengáis con vuestra matraca! Soy tal como soy y, por favor, dejadme en paz. Respetadme". Eso es lo que dicen los viejos, los que vinieron en su época, y también algunos jóvenes. Otros, al contrario, gente con estudios, más o menos cultos. No renuncian a su personalidad, pero tampoco a la forma de vida de aquí. "No todo lo de aquí es malo". Y beberán vino, comerán cerdo… A sabiendas o no: porque les gusta, porque son ateos… ¡Cualquiera sabe! A veces ni ellos mismos lo saben. Pero creo que coexisten ambas tendencias entre los inmigrantes. Hablo mucho, pero hay que tener en cuenta que detrás de esas palabras está la vida, hay verdaderos proyectos de vida, relaciones de amistad, convivencia, una nueva sociedad, la del futuro. Esa sí que será intercultural, a la fuerza.
Comentarios
buena entrevista
http://athleticblog.blogspot.com/
Escrito por: ixuxko.2006/12/04 17:08:56.520000 GMT+1
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VIVA RIF Y IMAZIGHEN
Escrito por: chaib lazaar.2007/11/27 20:25:2.545000 GMT+1
hola khalid qe tal?soy janire la chica de la fiesta de amorebieta te acuerdas de mi?bueno adios.bss cuidate
Escrito por: janire.2007/12/29 21:16:14.998000 GMT+1
Escrito por: janire.2008/01/21 20:13:31.015000 GMT+1
me parce muy bien que se hable de estas cosas ,y que se hagan mas comentarios .y que se organicen charlas.........
Escrito por: lazaar.2008/01/27 16:38:41.577000 GMT+1
etw
Escrito por: Karim.2008/04/07 04:45:37.194000 GMT+2
Hola Karim, como bien dices los marroquíes no son árabes, porque no son de Arabia. Su origen es amazigh como toda la población del norte de África, pero el Maghzen se empeña en arabizarlo todo negando los derechos culturales de los imazighen.
Aunque éste sea el origen mayoritario en la población marroquí, hoy en día la gente está muy mezclada (como es lógico) y no creo que se pueda hablar de diferencias étnicas, con algunas excepciones de sitios dónde hay gente con rasgos peculiares. Pero en relación a la lengua sí es más clara la influencia amazigh, ya que como sabes la darija marroquí (dialecto) tiene un montón de palabras bereberes, lo que confirma el origen de muchos de los arabófonos.
Un saludoEscrito por: Marieta.2008/04/07 23:03:33.075000 GMT+2
azour khalid amzir soy un chico marroqui y amzigh de khenifra y he liedo tu entrevista y te quiero preguntar como se debe llamar marruecos (alamghribe )en amazigh bueno hasta luego y cuedate y gracias no olvides somos amazigh(pueblo libre) por el significado de la palabra amazigh
Escrito por: mohamed.2009/04/08 00:52:5.676000 GMT+2
08/04/2009
Escrito por: jazmin louali.2010/03/08 15:58:15.856000 GMT+1
Carpe diem!
Escrito por: iturri.2010/03/08 21:23:23.750000 GMT+1
Escrito por: AZIZ.2010/11/22 10:19:54.121000 GMT+1
darde