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2006/12/24 09:00:00 GMT+1

Entrevista a Juan Sastre (II)

Viene de aquí.

Nicaragua

Amets Arzallus (AA): Al menos sí que buscaste ir a Nicaragua. ¿A la búsqueda de qué?

Juan Sastre (JS): Fui a ayudar. Los sandinistas llegaron al poder tras hacer la revolución y, en esos casos, muchas veces falta gente. En Nicaragua los médicos éramos necesarios y, sobre todo, los médicos como yo, formados en Cuba. Me fui para allá, a ayudar en la guerra que el Ejército Sandinista llevaba contra las fuerzas imperialistas. Estuve en el norte del país, en la frontera con Honduras, en un pequeño hospital de montaña. Era un lugar muy salvaje, con zonas que no aparecían en los mapas y que era donde se hacía la guerra. Cerca de allí se sucedían los atentados, las explosiones… Los grandes combates, sin embargo, se daban una vez internados en el monte.

AA: Repasemos un poco la Historia. Cuando tú llegaste, los sandinistas ya estaban en el poder y, por lo tanto, no conociste directamente la revolución sandinista. Pero oirías historias de tus compañeros sobre la guerra contra Somoza

JS: Fue una lucha dura, con miles de muertos. El Frente Sandinista se formó en 1961, pero pasó los diez primeros años semi-escondido en el monte, trabajando las bases. Se llamaba Guerra Popular Prolongada. Además, había otros dos frentes contrarios a Somoza: el sector proletario y los llamados terceristas, que tomaron el camino de la insurrección. Aquí estaban el ahora presidente Daniel Ortega y su hermano Humberto. La revolución la ganaron los insurreccionales, no los que pasaron veinte años en el monte, pero hay que tener en cuenta que el año previo a la caída de Somoza, gracias sobre todo a Cuba, se unieron los tres sectores. Por tanto, con la revolución los tres frentes salieron ganando y cuando se hizo la elección nacional, se nombraron tres comandantes, uno por cada sector del Frente Sandinista.

AA: ¿Cómo estaba la guerra cuando tú llegaste?

JS: Muy mal. Nuestro armamento era soviético, pero éramos un ejército muy pobre. Los otros tenían mejores armas. Tenían GPS y satélites, por lo que conocían al momento dónde estaban nuestras tropas. Mientras tanto, nosotros casi descalzos. Además, fue entonces cuando comenzaron a poner minas anti-persona contra el Ejército Sandinista y eso, militarmente, nos supuso un golpe tremendo. Las minas son armas crueles, puedes seguir recogiendo los frutos dos años después de su siembra. Se probaron en la Guerra de Angola y son un arma muy efectiva. No hay tropa que se atreva en una zona minada. Además, con las minas no matas personas, sino que las hieres para siempre, te amputan una pierna y te condenan para siempre. Tenía que amputar a chicos de diecisiete, dieciocho y diecinueve años. Y eso era muy duro.

AA: ¿Venían muchos así?

JS: Había días en que los camiones llegaban llenos de gente que había pisado alguna mina: niños, jóvenes, adultos. Y es muy duro tener que amputar tantas piernas. De todas formas, menos mal que pudimos utilizar helicópteros con este fin. Antes, hacían falta hasta diez días para que los soldados heridos llegaran al hospital y, frecuentemente, llegaban medio muertos, con gangrena. Finalmente, conseguimos convencer a los pilotos para que evacuaran a los heridos en helicópteros y eso hizo que los pronósticos mejoraran. Lo que antes eran días, se convirtieron en horas.

AA: ¿Los médicos tendríais días de poco sueño?

JS: Sí, de poco dormir o, directamente, sin dormir. Pero no vivíamos siempre con los ojos abiertos, a veces trabajábamos algo de día o de noche, como se podía. Si los heridos llegaban de golpe, había que trabajar hasta atender a todos, independientemente de las horas necesarias.

AA: Desde el punto de vista humano, cuéntanos cómo vivía la guerra un joven soldado sandinista, con toda su crudeza.

JS: Subían al monte con diecisiete años y se veía el hambre en su cara. Tenían enfermedades, parásitos, andaban sin ropa, medio descalzos, les salían hongos, estaban siempre mojados… También se veía llorar a la gente.

AA: Y cuéntanos ahora la vida de un soldado sandinista, pero con toda su belleza.

JS: En el frente se vivía un gran ambiente de camaradería. Allí sale lo mejor y lo peor de cada persona. Sentimentalmente, se viven momentos muy cálidos, todos juntos y compartiendo cada uno sus experiencias. Cuando el entorno es tan duro, se ve hasta lo más profundo del ser humano.

La caída del sandinismo

AA: ¿Cómo se vino abajo la fuerza de los sandinistas?

JS: No siempre podemos echar la culpa a los demás, siempre son malos los demás, los imperialistas… Nosotros también hemos cometido grandes errores, porque el vicio está en nuestro interior. Eso es lo peor de todas las revoluciones, la corrupción interna, nuestra mediocridad. Pero eso lo contará mejor Marilena.

Marilena Castillo (Marilena): Yo te contaré lo que vivíamos en casa y en el barrio. La revolución me cogió muy joven y nosotros, al principio, en el barrio, estábamos dispuestos a matar por los sandinistas. Mis hermanos fueron voluntarios a los batallones. No pasaba una semana sin enterrar algún chaval del barrio o sin que alguien regresara con amputaciones de la guerra. Pero todo eso lo aceptábamos. Estábamos dispuestos incluso a aceptar la escasez que, debido al bloqueo, teníamos en el pueblo, estábamos dispuestos a aguantar la pobreza. Pero no la corrupción. Y cuando veíamos que nuestros dirigentes se estaban corrompiendo, la moral quedaba gravemente dañada. Mucha gente que antes votaba al Frente Sandinista, votó al UNO, pero no porque estuvieran a favor del UNO, sino porque querían castigar al Frente. Quizás sean cosas simples, pero veíamos que los hijos de algunos dirigentes se libraban de cumplir el servicio militar y que se quedaban en la ciudad. Mientras, tu hermano, tu hijo, tu novio estaba en el frente y llegaban las noticias: pasaban mucho frío, hambre, no tenían ropa, los pies llenos de hongos… Mientras ellos, que las pasaban canutas en la montaña, veían también como su comandante aparecía con un buen coche, con cervezas de importación en la mano, y se quedaban de piedra: "Pero, ¿a favor de qué estoy luchando yo aquí? ¿Por sus privilegios?".

AA: ¿El propio Daniel Ortega también se corrompió?

JS: No tengo datos concretos, pero se movía en un entorno podrido.

Marilena: Se salvaban unos pocos, porque bastaba con ver los coches y la vida que llevaban los demás… La corrupción era tanta que les superaba y se hacía visible. Y era desesperante ver los privilegios de los que disfrutaban en un país donde los niños morían por carecer de suero. Y eso mermó mucho las fuerzas de la gente. Los jóvenes comenzaron a no prestar el servicio militar, comenzaron las deserciones…

AA: ...y finalmente perdieron las elecciones. ¿Intuiste que venía la derrota?

JS: Yo sí. Me sentía muy solo en ese pesimismo, pero sí. Y me acuerdo del mismo día de las elecciones; estaba en el hospital y la gente se fue muy segura a la cama, a eso de las diez, convencida: "Sí, ganaremos, tranquilo". Yo, por si acaso, me quedé escuchando la radio, esperando los primeros porcentajes, a ver qué decían, y cuando se contó el seis por ciento aproximadamente, lo vi claro. Me fui a avisar a la gente: "¡levantaos, esto no va bien!". Veía que así no había modo de ganar.

AA: ¿Y merecía la pena ganar así?

JS: No. Además, dicen que en la madrugada, viendo los resultados, los sandinistas pensaron incluso hacer un pucherazo. El Frente Sandinista controlaba el Ministerio del Interior y, por lo tanto, tenía medios para hacerlo, pero no, decidieron que no merecía la pena. Y entonces, tras la derrota electoral, comenzó lo peor. Todos los dirigentes sandinistas empezaron a vender sus bienes, coches, pisos… En los tres meses posteriores al cambio de poder, la desbandada fue tremenda. Le llamaron La Piñata. Más tarde, supimos que algunos, en México, Panamá, no sé dónde más, tenían empresas privadas. Nuestro jefe, por ejemplo, Humberto Ortega, el hermano de Daniel, era el jefe del Ejército y tenía gasolineras, empresas de transporte, camiones… ¿Cómo se enriqueció tanto? Si había nacido en un barrio pobre. La corrupción era enorme.

El danielismo

AA: ¿Y cómo es que ahora la gente ha votado nuevamente a Daniel Ortega? Ha cambiado mucho él o la gente tiene muy mala memoria…

Marilena: No sé. Pero aquí tampoco entiendo muchas veces, ¿por qué la gente vota al PSOE? ¿Por qué vota al PNV? Me pregunto esto mucho y no lo puedo entender. Pues allí es igual.

AA: ¿En qué situación se encuentra ahora mismo Nicaragua?

Marilena: De pena. Es el país más pobre de América después de Haití (gracias por la corrección, LT00). Escasez no, pero la pobreza es tremenda y hay mucho contraste. Managua está llena de tiendas, hay ropas, mucho lujo, de todo. Pero la última vez que estuve allí, lo vi todo en un semáforo: había un 4X4 de lujo, algo que he comenzado a ver ahora por aquí, y justo al lado, esperando que el semáforo se pusiera verde, había un carro tirado por un caballo con dos niños desnudos, descalzos. Eso es Nicaragua. Y la prostitución también es espeluznante, ves a niñas de diez o doce años a las dos de la mañana, esperando al borde de la carretera. Eso no lo había visto nunca, ni siquiera durante el Somozismo. Diría que Nicaragua está hoy peor que durante el Somozismo.

AA: ¿Qué parte positiva puede tener la elección de Daniel Ortega?

JS: Le prefiero a él que al UNO o al PLC, pero hay que tener claro que el de Daniel no es el verdadero Sandinismo. Esto es el Danielismo, un proceso social más o menos democrático. Será una chorrada, pero tiene su significado; la bandera de los sandinistas ha perdido color. Antes era roja y negra, ahora se ha convertido en un rojo rosáceo.

AA: Pero dentro del actual contexto político de Latinoamérica, con la alianza entre Venezuela, Cuba y Bolivia, ¿no es una nueva luz? Aunque quizás no tenga demasiado brillo…

JS: Tomando en cuenta Latinoamérica, o todo el planeta, es bueno. Lo sostienen Chávez y Fidel, ¿no? Eso querrá decir algo. Cuba mantiene su sistema, Venezuela está fuerte, Bolivia está ahí, y que ahora aparezca Nicaragua es positivo desde ese punto de vista. Si se hace algo, bienvenido sea, pero nosotros sufrimos en nuestra propia carne la mediocridad de esta gente y, por lo tanto, es normal que veamos todo con un punto de escepticismo.

Escrito por: iturri.2006/12/24 09:00:00 GMT+1
Etiquetas: cuba traducciones sastre arzallus argia nicaragua | Permalink | Comentarios (6) | Referencias (0)

Comentarios

"Es el país de suramérica más pobre después de Tahití"

Debería decir Haití

Escrito por: LT00.2006/12/24 10:58:44.891000 GMT+1

Gracias por la traducción Mikel, me ha encantado la entrevista.

Escrito por: Luis.2006/12/24 17:59:49.253000 GMT+1
http://paspespuyas.com/comunidad/index.php/eltransito

Muchísimas gracias por compartir esta entrevista, y tu trabajo, con nosotros. Gracias 

Escrito por: .2006/12/24 20:13:55.164000 GMT+1

Me alegra oir de Juan despues de tanto tiempo, un fervoroso saludo de Godofredo Chila y Orencio Faz

Escrito por: El Gocari.2007/06/04 12:27:7.905000 GMT+2

He pasado años tratando de localizar a Juan Sastre. Fuimos compañeros de estudio de Medicina en Cuba de 1973-1979, despues perdi todo contacto con el. Siempre lo admire por su esfuerzo y dedicacion, maxime cuando estuvo pasando momentos terribles cuando su mama fue arrestada, torturada y vejada por los franquistas y su padre tambien preso, mientras el trataba de sobreponerse al dolor, estudiaba con nosotros.

Juan, dondequiera que te halles, si logras leer esto al cabo de 4 añosde publicado, por favor trata de contactarte conmigo, mi email

felixnoa@lycos.com

Un abrazo desde la distancia

tu amigo

Bayoya (recuerdas, asi me decias)

Escrito por: HUMBERTO NOA ORTEGA.2010/03/01 06:10:11.528000 GMT+1

Saludos, Humberto:

Yo no tengo contacto directo con Juan, pero creo que la mejor vía que te puedo ofrecer para llega a él es hacerlo a través de la editorial Hiru.

En el enlace que te tienes en el párrafo superior tienes un mail de contacto.

Gracias por el comentario y que tengas suerte en tu intento.

Escrito por: iturri.2010/03/01 08:04:4.240000 GMT+1

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