Me he bajado de la bici cerca del Hotel Londres. Julian está tocando con el acordeón las piezas de siempre.
Me dice que la noria no le ha traído más dinero. Que quizás incluso ahora le llega menos.
Hace ya varios meses que no coincidimos. Me dice que ha pasado el verano más allá de Hendaia, pero durmiendo siempre en Urnieta.
Un abuelo se le queda mirando. Le pide suelto al hijo que lo acompaña y le echa algo de pasta.
El abuelete tiene una mirada limpia, viva, igual que sus movimientos, a pesar de que estoy seguro de que rebasa los 80.
Dice que él también es músico. Trompeta y saxo, si no recuerdo mal. Son de la Ribera y han venido a San Sebastián a ver la zarzuela «Katiuska». Dos noches de hotel, ésta es la última.
Le pregunta si estaría interesado en un acordeón. Dice haberlo comprado por capricho, pero que ya no lo toca, entre otras cosas porque pesa demasiado.
Toca unas notas mientras Julian mueve el fuelle.
Intercambian sus teléfonos y se despiden de manera calurosa.
Hace frío y la gente circula rápido sin detenerse más allá de lo necesario.
Domingo por la tarde.
Igande arratsaldea, apunte hau euskaraz.
Feliz solsticio de invierno!! pic.twitter.com/Qc8podk6hc
— javi etxezarreta (@etxezarreta) 2018(e)ko abenduaren 20(a)
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