La primera vez que ví en acción al músico cubano Eliades Ochoa fue en la década de los 90. Era una fría noche agosteña en Altsasu, donde bajo el paraguas de los Festivales de Navarra habían organizado una Noche Santiagueña. Recuerdo entre el público la figura de Atxaga.
La velada la componían tres grupos. El primero fue la Estudiantina Invasora, formación nacida en los años 20 del pasado siglo. Tenían un director que hablaba hasta por los codos. Terminaba una canción (un número decía él) y se afanaba en destripar el siguiente tema: de cuándo era, de qué estilo, quién era el autor, etcétera. Presentó al contrabajista como miembro fundador de la banda. He mirado en Internet y el bajista se llama Roberto Nápoles (desconozco si aún vive).
Era tan parlanchín nuestro amigo que cuando Eliades Ochoa (con el Cuarteto Patria si no estoy equivocado) ocupó su lugar, solamente dijo: "Nosotros ná más que buenas noches... y a tocar".
En el año 2000, pasé quince días en la Isla. Entonces pensé que muchos músicos cubanos estaban demasiado habituados (por razones lógicas) a tocar para turistas. Ayer terminé con la misma sensación el concierto de Eliades en el Victoria Eugenia donostiarra; es decir, que el de Santiago trajo un show para turistas. Muchas piezas clásicas y pocas novedades.
En un momento dado, se oyó un vozarrón entre el público. "Eliades... Soy de tu barrio... El hijo de Vicenta... Toca algo nuevo". A lo que el guajiro le respondió: "¡Cómo me haces esto! Ya saben aquello de con estos amigos..." Sin embargo, el tipo, y quienes le acompañaban en la platea, fueron de los pocos que no pararon de mover el esqueleto mientras duró la faena.
Puede que el problema lo tuviera yo ayer y no pillara la onda que me ofrecían. A Zarata, por ejemplo, parece que le gustó. El colega que me acompañó también salió con la impresión de que faltó garra en la propuesta.
Mi amigo me dijo, sin embargo, que esa tarte había abierto Zazpi etxe Frantzian por vez primera y que se había leído de un tirón las primeras cincuenta páginas. Anoté el dato mentalmente.
Comentar