En casa de Chirbes
A pesar de haber estado un par de veces con Rafa por allí, no conocía su casa. Aprovechando que a finales de mayo iba a pasar unos días cerca (en Calpe), me puse en contacto con el teléfono que aparece en la página en Facebook de la Fundació Rafael Chirbes. Fue su sobrino Manolo quien atendió la llamada. Quedamos en que, una vez ya en Calpe, concretaríamos el día de la visita. Aclaro que, en principio, cualquiera puede hacer lo mismo: siempre y cuando reserve con antelación, porque no está abierta al público.
Abro paréntesis. La Fundació Rafael Chirbes está en proceso de hacer una web. Piden que los interesados tengan un conocimiento mínimo del autor, se remita una relación de webs hechas y un presupuesto estimativo. Cierro paréntesis.
Finalmente, la cita tuvo lugar el 30 de mayo a las 10:00 de la mañana en el bar del Hogar del Jubilado de Beniarbeig. Con alguna imagen previa que había visto por ahí, no fue difícil identificar a aquel tipo con sombrero como nuestro Manolo.
Charlamos durante una hora larga sobre cuestiones diversas: que la fundación está en Beniarbeig por deseo del propio escritor, quiénes son los miembros de la fundación, qué problemas tienen para desarrollar su labor pero también noticias positivas ("La buena letra" será su primera obra en ser publicada en valenciano y la próxima primavera tienen la intención de organizar un congreso para analizar su obra).
Siguiendo la moto conducida por Manolo, llegamos a la casa. Allí estaban Tomás, el perro que aparece arriba, y Álvaro, un chico de Villarrobledo que está catalogando la biblioteca personal del escritor (debe de andar por unos 5.000 volúmenes).
Comprada alrededor del año 2000 a un camionero jubilado, tiene dos plantas: la superior (palacio de invierno) y la inferior (más adecuada para evitar el calor veraniego).
Los libros más políticos están ahora mismo en la parte inferior, junto con la cocina y el dormitorio. La parte superior ha sido adaptada para recoger la mayoría de la biblioteca: libros de artes, de cocina, de literatura, etc.
No pasé mucho tiempo mirando los libros, porque me pareció mejor plan charlar con ellos. No obstante, dos cosas:
1.- Cuando Rafa vino a presentar En la orilla a San Sebastián, comió con el cocinero Luis Irizar. Habían trabado relación en Madrid y citaron varias veces a una persona que para mí era desconocida: el médico y gastrónomo Manuel Martínez Llopis.
2.- Dedicatoria de Carlos Blanco Aguinaga. Nuestro valenciano más querido había dicho de él lo siguiente: Carlos Aguinaga, el sabio que me enseñó a leer, obituario publicado en El País. Además, el nuevo espacio cultural de Irun lleva su nombre. Aprovechando estos días de descanso, me he leído su libro de memorias publicado en el 2007 por Alberdania (Por el mundo): cuenta aquí sus años de infancia en Irun (nació en 1926 en la calle Santiago), su huída a Hendaia tras la caída en manos de las tropas de Mola en septiembre de 1936 (su padre, Anastasio Blanco, era un hombre de Indalecio Prieto y tuvo un papel relevante en labores de contraespionaje), la marcha en barco hacia México en agosto de 1939, sus estudios en el instituto Luis Vives del DF y en Harvard (sí, en Harvard), así como su enrolamiento en un buque con apenas veinte años para terminar llevando armas a Israel. Acabo de ver que tiene también una segunda parte: De mal asiento, publicado por Caballo de Troya.
Bueno, me he ido un poco de Beniarbeig. Nos tomamos tranquilamente un trago y a eso de las dos de la tarde nos fuimos a Sagra a comer en Un cuiner a L'Escoleta.
Ya en Calpe leí estas palabras de Juan Manuel Ruiz Casado: Rafael Chirbes dejó escritas sus memorias. A ver si tenemos la oportunidad de leerlas.
En la orilla, obra de teatro en Valencia
El Teatre Principal valenciano ha acogido varias funciones de "En la orilla" a finales de mayo y comienzos de junio. La obra, basada en la novela del mismo nombre de Chirbes, ha sido adaptada por Adolfo Fernández y Ángel Solo.
Se estrenó a comienzos de año en Alicante y estuvo poco después en el bilbaíno Teatro Arriaga (en marzo del 2018 está anunciada en Barakaldo). Aprovechando que Valencia estaba a tiro (bueno, tres horas ida y vuelta), allí que nos plantamos.
La obra tiene dos planos principales. Por un lado, la última juerga que se corren los amigotes Francisco, Justino y Esteban. Esto es, por la mañana, jornada de caza y luego sentarse en la mesa para ayudados de la comida, bebida y otras drogas decirse a la cara cosas que quizás en otra situación no se dirían. Por otro, el cuidado del padre de Esteban, algo que recae en el hijo y en Liliana. También aparecen en un tercer nivel los trabajadores de la carpintería cuando su dueño les comunica la quiebra.
En el septeto, César Sarachu es Esteban. Cuesta olvidar su vis cómica de Camera Café, pero es un actor con largo recorrido dramático en Suecia. Cumple bien.
Me gustó, sobre todo, el trabajo de Justino (Marcial Álvarez) y Liliana (Yoima Valdés). Se te queda en la memoria la escena del diálogo de Liliana y Esteban mientras ella ducha al padre.
Adolfo Fernández es Padrós, pero no sé si tenía un mal día o qué, pues tuve problemas desde la novena fila para escucharle.
En resumen, no es un trabajo redondo, pero es una digna continuación escénica de la novela. Yo no dudaría en ir a verla si os pilla cerca.
¿No está Chirbes en las librerías de Valencia?
Antes de entrar al teatro, pasé por una librería de la cadena Casa del Libro. No pude mirar detenidamente, pero se me hizo raro que este autor no tuviera un lugar relevante en su tierra. Sólo encontré "Crematorio" y no había una cartela anunciadora con su nombre.
Termino con una frase de Max Aub, leída en un artículo de Rafa publicado con motivo del primer centenario de su nacimiento: "Pase lo que pase: sólo la ignorancia es mala".
Chirbeatzen (II), apunte hau euskaraz.
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