Ayer cité de pasada la entrevista que Alberto Barandiaran hizo al escritor Jokin Muñoz y que aparecía en la edición del diario Berria. La entrevista se hizo el mismo día de la presentación de la segunda novela del navarro, Antzararen bidea (El camino del ganso). La leí con calma anoche y, en vez de ver la tele, me puse a traducirla. ¿Estamos ante los restos de un naufragio? ¿Quién se llevará los pecios? Los de siempre…
Jokin Muñoz: “Lo de Barajas destruyó más de lo que creemos”
Partiendo del cuadro Niños en la playa del pintor Joaquín Sorolla, Jokin Muñoz (Castejón, Navarra, 1963) une en su última novela la guerra del 36 y la situación política actual. Saltando entre ambas épocas, buscando conexiones entre los personajes, ha analizado la violencia y los sentimientos humanos. “La imaginación al servicio de la memoria”, como dice el autor. Por eso la primera imagen tiene su significado, porque da título al libro, entre otras cosas: tres amigos, en un pueblo de la Ribera, unos pocos años antes de la guerra del 36, mirando la alocada y desesperada danza de un ganso a quien el tío de uno de ellos ha cortado el cuello. “Es una metáfora de los náufragos que viven sin cabeza”, dijo Jokin Muñoz en la presentación de ayer.
Ésta es la segunda novela del escritor que en 2004 ganó el Premio Euskadi de Literatura. Como sus anteriores libros, también ha sido publicado en Alberdania.
Alberto Barandiaran: Es un libro sobre la violencia. Este tema es el eje central de tus trabajos precedentes, más en éste. ¿Para buscar o para describir las razones de la violencia?
Jokin Muñoz: Encontrar las razones es muy complicado. Muchas veces ni tan siquiera los expertos se ponen de acuerdo. Mis intenciones son literarias. Consiste en tomar a personajes que están en situaciones extremas y usar los sentimientos humanos para llevarlo a la ficción. La situación de aquí da pie a ello; como lo sucedido en el 36 o lo acontecido durante la Segunda Guerra Mundial. Pero a mí me gusta hablar de lo que sé y de lo que tengo cerca. Aunque muchas veces pienso que incluso siendo finlandés, y si viera que esta situación ofrece muchas posibilidades para ser ficcionada, lo utilizaría. Pero tengo todo muy cerca, aquí mismo, y además lo conozco. Y como lo conozco, me da una gran seguridad escribir sobre ello.
Alberto Barandiaran: Pero no eres mero espectador. Pretendes emocionar a la gente a través de la escritura y puede que tú también te emocionaras escribiendo.
Jokin Muñoz: Sí, pero han pasado muchos años desde Bizia Lo (en castellano, el libro se llama Letargo). Y se ha producido una subjetivización. Yo ya he comenzado a ver nuestro problema desde muy lejos. Como ciudadano que soy, antes estaba implicado. No te voy a decir que iba a manifestaciones y cosas así, pero la cuestión me preocupaba. Estaba más implicado. Pero creo que lo de Barajas, ha destruido más de lo que la gente cree. Ahora he comenzado a observar el problema desde muy lejos, con desinterés. Puede que decirlo así sea cruel, pero he llegado a pensar que únicamente me interesa como material para la ficción. Es triste decirlo de esta manera, pero me han llevado a este punto. Como sociedad, hemos pasado a otra fase. Antes de lo de Barajas, la gente veía las cosas con mucha ilusión. Ahora, sin embargo, hemos pasado de esa implicación al desinterés. Es increíble, pero los dirigentes de un partido político están en la cárcel y aquí estamos tomando cervezas, ¡y en el instituto no pasa nada! Y como escritor, comienzo a sentir que estamos escribiendo sobre las cenizas de algo, como si estuviéramos ante el fin de una manera de ver el mundo. Y puede que no nos hayamos dado cuenta de que nosotros también nos convertiremos en náufragos.
Alberto Barandiaran: De todas formas, este libro está escrito antes de lo sucedido en Barajas. ¿Entonces estabas implicado?
Jokin Muñoz: Sí, y se percibe en el curso de la novela. Cuando estaba enfrascado en la última redacción, sucedió lo de Barajas. Entonces me dio por meter el humor, la ironía y el sarcasmo en esa última fase de peinado. Ésa puede ser la consecuencia de esa nueva mirada. Veo una gran indiferencia en la sociedad con respecto al problema de aquí. Y el libro, en los pasajes del 2003, adquiere un tono decadente, crepuscular. Lo mismo sucede con los personajes. Las cuadrillas de jóvenes que aparecen, hay manifestaciones y la gente sigue en la playa tranquilamente… Se impone la visión de un mundo que está en las últimas y eso le ha dado, le da, al escenario de la novela el tono decadente que tiene.
Alberto Barandiaran: Un protagonista pregunta continuamente “¿por qué?”, cómo han llegado a este punto. Ahí también está la pregunta del escritor, ¿no?: “¿Por qué?”
Jokin Muñoz: Yo trabajo con jóvenes y me dan miedo y mucha pena, y sé que decirlo así puede resultar muy paternalista, cuando veo a un joven meterse en un mundo que se está desmoronando, apagándose. Puede que hace 15 años fuera otra cosa, pero hoy día… Un joven quiere de por sí cambiar el mundo, ha de ser utópico. Pero la cuestión reside en quién, qué guía sus pasos. Creo que hay responsabilidades, que hay responsables. Y hay que decir que esos jóvenes son conducidos por periodistas y políticos pirómanos. Eso es lo que me preocupa.
Alberto Barandiaran: Hay dos planos, dos puntos de vista en la novela. El ambiente actual, en San Sebastián, y la guerra del 36, en la Ribera. Mezclas ambos ambientes y los pones en relación. ¿Qué problemas te ha dado la estructura?
Jokin Muñoz: Tenía el libro muy controlado desde el principio. No sabía qué tamaño tendría, pero creía tener la estructura controlada, el desarrollo y el final. Quería hacer un juego de espejos, 2003-1936. Personajes semejantes en uno y otro. Pero luego la novela cogió su propio camino. Y ese espejo no salió tal y como yo esperaba, y eso me ha emocionado. Ver cómo la historia lleva al autor por un camino inesperado.
Alberto Barandiaran: ¿Y en qué ha variado pues la historia?
Jokin Muñoz: Prefiero que eso lo encuentre el propio lector.
Alberto Barandiaran: Aquí también aparecen las mismas preocupaciones que están en los libros anteriores, ¿no?
Jokin Muñoz: Sí, puede decirse que es una recopilación de los anteriores. Está el ambiente de Hausturak, también está Joan zaretenean; de Atlantidara biajia, queda Gigi. Hay muchas cosas de Bizia lo. Puede tratarse de un libro que recoge todos los anteriores.
Alberto Barandiaran: En el contexto actual aparece Igor, un miembro de ETA reventado por su propia bomba. En la Ribera del 36, sin embargo, se impone Jesús, el viejo que liberan cuando iba a ser fusilado. Los dos se parecen mucho.
Jokin Muñoz: En un principio no era así, pero fue la novela la que me llevó por ahí. Fue entonces cuando la novela tomó un camino imprevisto. Cuando llegó el momento de mirar una fotografía vieja y de descubrir quiénes eran los personajes que allí aparecían. La intriga también está ahí…
Alberto Barandiaran: Uno de los personajes dice, dos veces además, que el odio tiene más fuerza que el amor. Y que la guerra mata las grandes pasiones y despierta las bajas.
Jokin Muñoz: Hay una gran mentira tras esa frase fosilizada de Gogoan zaitugu (No te olvidaremos se diría en castellano; literalmente, te recordaremos). Sé que no se puede hablar con tanta frivolidad, pero si hiciéramos un Trivial preguntando los nombres de los últimos miembros de ETA fallecidos, muchos no lo sabrían. Recordamos más fácilmente los nombres de los enemigos, de aquellos a quienes odiamos, que los nombres de las personas a las que deberíamos amar. Gogoan zaitugu... La memoria es caprichosa.
Alberto Barandiaran: No sólo la memoria. También la apariencia. El viejo a quien todos consideran fascista, resulta que al final era uno a quien los fascistas querían fusilar.
Jokin Muñoz: Las cosas no son siempre tal y como nos parecen, quería usar esa idea. Y cada vez que me encontraba con un viejo, pensaba, “¿con quién estaría éste durante la guerra?”. Veía un anciano de pasado difuso, desconocido, y quería contar su pasado, o un pasado posible al menos. Eso también le da intriga a la narración.
Alberto Barandiaran: Se dice que el conflicto actual es continuación de la guerra del 36.
Jokin Muñoz: Eso me parece una burrada. Te voy a contar una anécdota para que se vea cómo hemos olvidado los vascos lo sucedido en Navarra. El pasado año pusieron la primera piedra del Parque de la Memoria de Sartaguda, en junio. Era un sábado. Fuimos invitadas diversas personas a participar en el acto, entre otras, personas de la cultura vasca. Bernardo Atxaga, yo mismo y otra persona que ahora no recuerdo. Sólo aparecí yo. No había nadie más del mundo euskaldun. El domingo no apareció nada en Berria. Ese mismo domingo se hizo un acto de homenaje a los gudaris muertos en la defensa de Artxanda. El lehendakari estaba allí. Esperé a ver qué salía en el Berria del martes, porque Berria es mi periódico. Y el martes apareció un extenso reportaje. En el imaginario vasco nunca se ha considerado nuestras aquellas 3000 personas muertas en Navarra en la guerra del 36. No son nuestros muertos. Podía ser un símbolo como lo es Gernika, pero no son nuestros. ¿Por qué? Puede que porque no eran vascos. Puede que porque no eran abertzales. Eran de la CNT, comunistas, del PSOE. Y se pretende unir aquellos gudaris con los de ahora. Creo que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Yo, en Sartaguda, me sentí dolido.
Alberto Barandiaran: En la rueda de prensa has dicho que querías poner la imaginación al servicio de la memoria. ¿Qué es lo que querías decir en concreto?
Jokin Muñoz: Me gusta escribir de lo que sé, me siento más seguro. Y conocemos lo vivido y lo que nos han contado nuestros familiares. Por eso cuando dicen que recordar otra vez los sucesos del 36 es una burrada… Yo oí esas historias a mi abuela. Son parte de mi memoria. La ficción pura, es decir, únicamente la imaginación, no me interesa. Me gusta que esa ficción hunda sus raíces en cosas que han sucedido. Por eso, prefiero utilizar para mis trabajos de ficción lo que me ha dado la memoria, lo que ha sucedido realmente, para enfocarlo desde otro punto de vista.
Alberto Barandiaran: No te gusta la palabra cronista.
Jokin Muñoz: No, eso lo hacen los periódicos. Los escritores decimos mentiras. En la literatura, tratamos de contar lo que no ha contado la Historia. La Historia te dice que hubo una batalla y tú, como escritor, oyes los relinchos de los caballos, hueles la sangre, ves los cadáveres bañados en sangre. Eso es la literatura. Dotar de valor literario a un hecho real.
Alberto Barandiaran: ¿Ves este trabajo como un hito?
Jokin Muñoz: Siempre les digo a mis hijos, ahora que juegan a fútbol, que es más difícil mantenerse que llegar. Sabía desde el principio que el libro Bizia lo era bueno. Pero si no hubiera tenido tanto éxito, ahora estaría más tranquilo. Este libro me produce esa angustia, me pone en aprietos. Me intriga saber si soy capaz de mantener ese nivel. Si has estado en un nivel inferior y publicas otro libro, sólo es otro más. Pero si con un libro consigues el Premio Euskadi de Literatura, y al cabo de unos cuantos años publicas otro, éste debería mantener el nivel.
Alberto Barandiaran: Entonces, sabías que 'Bizia lo' era bueno. ¿Y éste?
Jokin Muñoz: Yo me he quedado muy a gusto. Ha sido un trabajo de seis-siete años. Con la primera versión ya pensaba que la historia era bonita. “Vamos a trabajarla”, me decía. Pero la reacción de los lectores… Sí sabía que Bizia lo era bueno, pero no esperaba aquella reacción. ¡Cuántos buenos libros se han echado a perder! Creo que es un buen libro. Mentiría si dijera lo contrario. Me he quedado a gusto. Me ha convertido en escritor obseso, porque había que enfrentarse al reto del libro anterior, pero me he quedado a gusto.
Comentarios
Zorionak, Jokin!!!!!!!
Kiko.
Escrito por: Txus Capellán.2008/11/05 00:14:18.247000 GMT+1
Escrito por: Jero.2008/11/06 08:38:29.876000 GMT+1