Esta mañana me he acercado hasta una charca que hay en Igara donde dicen que chapucean los pocos ejemplares que quedan de la ranita meridional. Entre que iba y venía, le he dado vueltas a unas cuantas cosas... Pero no os las voy a contar, porque prefiero hablar de «Azken aurreko manifestua» («El penúltimo manifiesto»).
Azaroaren 30ean, 19:30etan, Harkaitz Canoren "Azken aurreko manifestua" aurkeztuko dugu Donostiako San Jeronimoko sotoan. Iraia Eliasek irakurketa gauzatuko du; Hatxek bere musika joko du ekitaldian zehar; Anjel Lertxundik galderak egingo dizkio Harkaitzi. pic.twitter.com/A52BNq3ZiD
— Booktegi (@Booktegi_eus) November 20, 2019
Hace un año, Uxue Alberdi invitó a Harkaitz Cano a participar en el ciclo «Euskara ala ezkara» en Elgoibar y el escritor leyó un texto titulado «Azken aurreko manifestua».
Este vídeo lo colgaron en la red el 4 de diciembre de 2018, pero justo se lo oí recitar la víspera al mismo Cano en la librería Kaxilda de Donostia, dentro de Euskaraldia.
Un año después, la plataforma Booktegi (Aritz Branton) organizó un recital en la Biblioteca Central donostiarra ayer sábado, 30 de noviembre.
Este texto (el mío) está escrito en euskera originalmente y ahora, cuando procedo a ponerlo en castellano, me doy cuenta de que estoy dando por supuestas cosas que habrá personas que las lean y no las entiendan, pero es que resulta complicado.
Cano escribió este manifiesto en unas jornadas dedicadas a la normalización del euskera y justamente ahora, el día 3 de diciembre, se celebra el Día Internacional del Euskera.
No voy a resumir el manifiesto por aquí, pero sí que voy a contar que el acto de ayer se dividió en dos partes principales:
Por un lado, la propia lectura, en tres movimientos, a cargo de la actriz Iraia Elias y de la pianista Hatxe.
Por otro lado, una conversación entre Harkaitz Cano y uno de sus maestros, el también escritor Anjel Lertxundi.
Tras el primer movimiento, comenzó el diálogo entre Cano y Lertxundi y así sucesivamente hasta el final (es decir, la secuencia lectura-diálogo).
Cada vez me cuesta más permanecer atento durante más de una hora (la edad y los tiempos que nos han tocado vivir), pero esta vez no se me hizo larga la hora y media y creo que estuve bastante atento a lo que sucedía en la tarima. Porque había fundamento y un tono jocoso muy atractivo, una mezcla entre humor e ironía.
Booktegi grabó el acto y tiene la intención de ponerlo en su web, por lo que podréis verlo dentro de algún tiempo. Sólo voy a citar una cosa: Lertxundi le recordó a Cano lo que le gustó el breve ensayo «Txalorik ez, arren» («Aplausos no, por favor») y le invitó a que escribiera otro: «Malkorik ez» («Lágrimas no»).
No sé si Cano recogerá el envido de Lertxundi, entre otras cosas porque dijo que piensa tomarse el 2020 como sabático.
He empezado por citar a la ranita para recordar que todos vivimos en nuestra charca particular. El viernes estuve en San Pedro, en el Bar Muguruza (Falcon Crest). Mientras esperaba a las y los colegas, estuve mirando a un perro al que llamaban Messi.
A base de ladridos no paraba de pedir que le lanzaran el balón. Se lo tiraban y Messi lo traía de vuelta. Decían que no se cansaba fácilmente, pero que a veces sí que lo hacía. Entonces echaba mano de dos solucioness: una, tirar el balón al agua, pero el problema es que luego tenía que ir a recogerlo; dos, pinchar el balón, algo que también hacía con frecuencia.
Agua o pinchazo. ¡Que cada cual elija!
La música la pone Hatxe.
Chispún.
Bakoitza bere putzuan plisti-plasta, apunte hau euskaraz.
Comentar