La mayoría recordaremos el 20 de octubre de 2011 como el día del adiós de ETA, pero también era importante bajar la persiana de manera definitiva y, como todo el mundo sabe ya a estas alturas, eso sucedió el fin de semana pasado.
Aunque en los medios se han publicado opiniones para todos los gustos, no he tenido ni tiempo ni ganas para leer casi nada.
El domingo pasado, un grupo de doce ciclistas hizo la primera etapa de las catorce propuestas en Pirenaica, libro recientemente publicado por Ander Izagirre. Yo seguí buena parte de la misma en coche.
En un momento dado, pasamos delante de un bar y cada vez que paso por allí siempre me viene a la cabeza la misma idea. En este caso, además, no era flor de un día, porque llevaba varios con esa imagen en la cabeza.
Cuando yo tenía 11 años, ETA mató al dueño del bar, el cual también era taxista. No he tenido mucha relación con la gente de ese establecimiento (regentado hoy por un hijo, si mis fuentes no me fallan) y apenas recuerdo nada de aquel día (era demasiado crío aún), pero es un hecho que siempre está en mi cabeza.
He buscado en la red información sobre el atentado y he encontrado el nombre y los apellidos del muerto: Ignacio Arocena Arbelaiz. Todas las fuentes que aparecen en los primeros lugares tienen su sede en Madrid: Libertad Digital, ABC, El País, RTVE... Y aunque no he hecho una búsqueda exhaustiva, aparentemente no hay nada en los medios en euskera, ni siquiera euskaldunizando (Arozena) su apellido.
Tenía 43 años en febrero de 1980. Una persona le pidió los servicios del taxi, porque debió de decirle que se le había averiado el coche en un paraje cercano, en el Castillo del Inglés. El coche y el cadáver aparecieron a la mañana siguiente cerca de ese lugar. ETA comunicó que lo mató por chivato.
Tras acogerse a las medidas de reinserción del Gobierno español, una de las personas condenadas por participar en el atentado de Arocena salió de la cárcel en el 2005.
He leído en las crónicas consultadas que era simpatizante de Alianza Popular (el precedente del actual PP) y amigo de Antonio Echevarria, alcalde de Oiartzun a quien ETA mató en noviembre de 1975, primer atentado mortal tras la muerte de Franco. El realizador Ander Iriarte utilizó ese apellido para dar título a su película Echevarriatik Etxeberriara (podéis verla en el enlace): el primero, Antonio; el último, Rufi. En el documental, Iriarte da voz a vecinas y vecinos de la izquierda abertzale, personas de diferentes trayectorias, incluidas algunas que fueron amenazadas por gente cercana a ETA.
Lo que quiero decir con estas letras un tanto atropelladas es que me gustaría que también contaremos historias como ésta, de gente que está en nuestras antípodas ideológicas.
Taxi-gidari baten hilketa, sarrera hau euskaraz.
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