Anari acaba de clausurar la larga gira de su disco Zebra. Su último concierto, por una temporada, lo dio el pasado 3 de febrero en la renovada sala Le Bukowski de Donosti. Allí presentó, además, un mini-cd grabado en directo en el Kafe Antzokia bilbaíno.
Un ilustre veterano del periodismo musical vasco, Pablo Cabeza, le hizo una sabrosa entrevista que apareció publicada en el número de ayer del diario Gara. Además, otro periodista, y también escritor, Juan Luis Zabala le dedica hoy una poesía en su blog. Está en euskera y no me atrevo a traducirla.
La entrevista de Anari es sabrosa. Recojo aquí gran parte de lo dicho, pero hay más.
Último concierto (por una temporada)
El pasado día 3 dimos el que va a ser el último concierto en bastante tiempo en Le Bukowski, en Donostia. Era una espinita que tenía clavada, había visto muchos conciertos allí y fue tremendo. Muy emocionante. Además, siempre he sentido que mi verdadero sitio se encuentra en la composición. Las canciones son lo más importante, aunque suene a tópico. Me encanta escribir, cantar, interpretar todo lo que no entiendo o no quiero entender... Cambiar, reescribir, recantar... Todas esas sensaciones están más vivas que nunca dentro de mí. Este año ha sido el mejor de mi vida como cantante.
En qué manos está la música, el arte
A veces envidio el mundo de la literatura, donde los escritores, al menos algunos, son más críticos con el sistema establecido por y para ellos. Creo que la música es una actitud en sí, yo la siento así. Y el mundo de la música, como todo el arte en general, está en manos de gente que no tiene ni idea de música y nadie hace ni dice nada. Y esto es muy pequeño, para lo bueno y para lo malo, y el control cabe, por desgracia, en muy pocas manos. Todo está estrechamente relacionado de manera que, aunque parezca un chiste, tú vas a hablar de tu obra y, al final de la conversación, sale Eroski por alguna parte; el formato de tu obra tiene que ser compatible con las estanterías de Eroski. Y así todo. Yo creo en otra manera, quizá más pequeña, de hacer las cosas. Y, por suerte, para el pequeño, el tiempo está demostrando que no se vende más por acaparar más. La gente a la que le gusta la música es la que más va a los conciertos, ¿y qué quieres que te diga?, para nosotros es lo único que vale: tocar, cantar, hacer llorar, saltar, gritar... Y creo que nos buscaremos la vida para grabar y para hacer llegar a la gente lo que hacemos, sea por la vía que sea.
El rock & roll jamás dará pasta en Euskadi
En Euskadi, la mayoría de la producción artística -bandas, conciertos, discos...- no pertenece a las grandes discográficas locales, ni aparece en nuestras radio-fórmulas. La famosa crisis discográfica no ha afectado tanto, porque siempre fue duro. El problema es que sólo se habla de las super-producciones y las super-productoras. Yo me he hartado de repetir que la crisis es estructural, que ha afectado a las super estructuras heredadas del boom de los años 80 y que dio mejores frutos en los 90. En esa época hubo gente que ganó muchísima pasta con la música, cosa que me parece muy bien, pero eso ya se acabó. Hoy casi nadie se puede permitir grabar en nuestros super-estudios, ni alquilar nuestros super-equipos, ni cobrar super-cachés...
El arte es de letras
La gran decepción es que aún se
sigue funcionando de esa manera. Se crean grandes estrellas mediáticas, en
claves de multinacional, puro y duro. Esto es así en todo el mundo, pero
nosotros tenemos que analizar lo nuestro. A la mierda se la trata como oro y al
oro, como mierda. Sólo importan los
números, y el arte es de letras... Y, además, antes de sentarte a hablar,
queda claro que te están haciendo el favor de tu vida. Por muy mal que vayan
las cosas, no hay que olvidar que las
discográficas existen porque existen los artistas y no viceversa. Cuando
las cosas han ido bien, las discográficas han ganado muchísimo más dinero con
los discos que los artistas. Nosotros, en nuestros primeros contratos con Esan Ozenki,
teníamos mejores contratos que músicos que llevaban veinte años. Para mí, la
gran pena de cerrar Metak es que ha dejado de ser
referencia del buen hacer y respeto hacia el artista. Hay gente que lo está
pasando realmente mal, pero no es la que más llora. Y hay gente que lleva años
en salas, en pequeñas discográficas, en revistas, en radios... chapeau por ellos.
Cómo hacer camino
En mi caso, y no soy la única,
por supuesto, sé que grabando de cierta manera llegaría mi «consagración». Saldría en el Teleberri y en los
anuncios de la tele. Sería por fin «un pilar de la música vasca», aunque sólo
hiciera diez conciertos al año y no viniera ni Dios. Yo siempre he estado en
contra de eso. Si algo me ha dado la música son grandes personas que me han
enseñado cómo hacer las cosas. Fermin Muguruza, por ejemplo,
pertenece a la generación anterior, pero es el más subversivo de todos
nosotros; su música te puede gustar o no, pero es un tío que arriesga. Importa
lo que dice pero, sobre todo, lo que hace. Eso es lo único que cuenta para mí. Fermin ha rechazado ofertas de las de
verdad, de las que te solucionan la vida,
por parte de multinacionales y eso se debería saber. Y va el tío y se saca el
disco en Talka Records,
autoproducción, mientras gente más «alternativa» de mi generación es fagocitada
por el sistema. Hay más músicos, como Ruper Ordorika o mi gran
testigo en esta vida, Mikel Abrego...
Me alegra ver en vuestro suplemento el disco de Joseba Irazoki al
lado del de Springsteen. Eso es lo
que más necesitamos, que el sistema no lo controle todo. Mientras los medios
sean libres, todos tendremos un lugar.
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CHEVERE
Escrito por: .2008/03/29 19:53:40.003000 GMT+1