Escuché esta declaración de Muzdha en un podcast que oí este martes. No es de ahora: es de octubre de 2021. Dirigido por Hibai Arbide y Adriana Cardoso, el programa se llama La Internacional y se emite una vez al mes en Radio Primavera Sound. Este en concreto estaba dedicado a Afganistán y el eje del mismo era una entrevista a la también periodista Olga Rodríguez. Podéis escuchar a partir del minuto 9 a Candela Malmierca poniendo voz al texto de Muzdha.
Me llamo Muzdha
Me llamo Muzdha, nací en Afganistán, tengo 16 años, y si no hubiera escapado de mi pueblo probablemente ahora estaría casada por la fuerza con un talibán. Es lo que le pasó a mi tía.
Cuando los talibanes conquistaron nuestro pueblo, les secuestraron, y desde entonces es la esposa de uno de ellos. Los talibanes no conquistaron Afganistán en agosto de 2021, como la gente cree: lo conquistaron durante largos años mientras los soldados de Estados Unidos no lo impedían, y al resto del mundo le daba igual.
Cuando el avance talibán era imparable, mi padre Dilawar y mi madre Shafika no quisieron arriesgarse a que nos ocurriera lo mismo que a mi tía.
Tengo cuatro hermanas (nota: no sé si he escrito bien sus nombres): Palwasha, de 20 años, Marwa, de 11, Jadiya, de 10, y Jushgu, de 7. Llegamos a Grecia en 2019. Arriesgamos la vida en el mar, como tantos otros, para cruzar en una pequeña lancha desde Turquía hasta la isla de Samos. Era la primera vez que veíamos el mar en nuestra vida, pero no fue lo más peligroso del viaje. La parte que no se ve desde Europa es mucho peor, como dice siempre mi madre. Cruzar todo Irán en coche fue muy incómodo, pero lo realmente grave empezó en la frontera entre Irán y Turquía.
Para evitar los controles de la policía y de los militares turcos, subimos y bajamos montañas durante una semana. Un amanecer, dos de los guías se empezaron a pelear, pues ambos querían ser los jefes del convoy. El ganador de la discusión apuñaló al otro delante de mis hermanas pequeñas, y después nos ordenó que le siguiéramos caminando.
En Turquía solo estuvimos quince días, pero esas dos semanas nos van a arruinar la vida. La nueva Ley de Asilo en Grecia, aprobada en mayo de 2021, declaró a Turquía país seguro. Eso significa que ahora deniegan todas las peticiones de asilo si has llegado a Grecia desde Turquía. No hay otra forma de llegar.
Mi familia llevamos esperando años en un campo de refugiados a que resuelvan nuestro expediente. El Gobierno griego ha retrasado deliberadamente las resoluciones hasta la aprobación de la ley para poder rechazar todas las peticiones. Y nos han dicho que como en la nueva ley se considera a Turquía país seguro, tenemos que volver a Turquía, por las buenas o por las malas.
Aún no han comenzado las deportaciones masivas de Turquía, pero por miedo a ser deportados, muchos de nuestros vecinos se han ido del campo de refugiados. Quieren cruzar a pie los Balcanes y llegar al centro de Europa como en 2015, pero en 2015 no había tantas vallas y controles fronterizos. No saben si el recorrido es posible, pero tienen miedo a ser los últimos.
Yo estaba feliz porque por fin había vuelto al cole después de tanto viaje. El año pasado aprobé todo con buena nota. Cada vez hablo mejor en griego. Creía que me iba a quedar aquí a vivir.
Ahora no sé si este es mi último día en el instituto.
Solidarité
Parece que ya hemos pasado la página de Afganistán, porque la intervención criminal de Putin ha puesto en primer lugar el conflicto ucraniano-ruso, pasando el resto de guerras y conflictos armados a un segundo plano. Si no recuerdo mal, en este momento son más de ochenta las guerras que hay a lo largo y ancho del planeta.
La invasión del 24 de febrero me ha bloqueado. Por tanto, entiendo perfectamente que a otras personas les haya pasado lo mismo.
Hace unos días me hablaron del caso de un afgano treintañero que, después de varios años en Rusia, está en situación irregular tras negarle las autoridades locales el asilo a finales de 2021. Corre riesgo de ser deportado a su país natal, lo cual es casi una condena a muerte. Espero que eso no suceda y pueda ser acogido en algún país europeo.
En el programa arriba citado, escuché una canción que se me ha pegado. Se llama Solidarité y es de un álbum conjunto de 2017 llamamdo Lamomali de M (Mathieu Chedid) más Toumani y Sidiki Diabaté.
Orain ez dakit gaurkoa ote den nire azken eguna institutuan, apunte hau euskaraz.
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