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2008/10/15 06:00:00 GMT+2

Galtzeimer (XV) Agur Donostia

Nota: por ahora prefiero que estos apuntes no salgan de este blog. Gracias.

Ayer tarde pasé tres horas con el viejo. Él aún no sabía que era su última tarde en la residencia donostiarra. Tras dos semanas allí, hemos encontrado plaza en Irun y mañana una ambulancia lo trasladará al pueblo nueva-(y espero que definitiva)-mente.

Tras dejarlo sentado en la mesa a la hora de la cena, ya camino de casa me acordé de N. No oiremos más sus chillidos, sus gruñidos, la capacidad desarrollada por la cochina enfermedad de poner de los nervios a cualquiera.

C, la silenciosa mujer de grandes ojos azules (la enfermedad la ha callado). Cbis no me saludará sin saber muy bien quien soy, ni me preguntará por las llaves que, supuestamente, ha perdido.

M, una mujer que ya ha rebasado los 100 años, seguirá por allí pidiendo auxilio cuando entiende que nadie le hace caso, sin diferenciar entre visitantes y personal auxiliar del lugar.

Entonces caí en la cuenta de que no he saludado jamás a Cbis. Al principio, estaba impresionado por su (mal) aspecto. Luego, como a todo, me acostumbré, pero lamentablemente no he tenido ninguna palabra para ella. Me juego el cuello a que también agradece unas palabras de ánimo, de recuerdo, de lo que sea (a pesar de su estado).

Será difícil que me vuelva a topar con la mirada de J, con la boina bien calada y sus mejillas sonrosadas.

No oiré a L echarle la bronca a su todavía pletórico marido M cuando esté toma el camino de casa a la hora de la cena tras pasar más de siete horas con ella. A L le parecen pocas. La enfermedad la ha vuelto (¿más?) celosa.

Me acordé de F, el compañero de cuarto de mi padre. Ya no tendrá que pensar cómo tapar la luz nocturna. Y de Fbis, compañero de mesa del primero.

Ya no encontraré a la tecera F paseando por el pasillo y respondiendo ederki (muy bien) a la pregunta zer moduz (qué tal).

O seguirá arrastrando sus pies en la silla, pero no la veré en alguno de los asientos del pasillo leyendo el Hola u otra revista similar sacada debajo de la sábana de la silla de ruedas.

Abajo ya no me recibirá otro residente, JM, bien situado de forma que pueda controlar las dos entradas-salidas del edificio.

He tratado con muchos trabajadores estos pocos días. Seguro que me acuerdo de algunos de ellos y ellas.

Se acabó. A ver qué rutinas surgen en Irun.

Agur Donostia

Escrito por: iturri.2008/10/15 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: galtzeimer padres enfermedad | Permalink | Comentarios (6) | Referencias (0)

Comentarios

Espero que a tu viejo le vaya bien en Irún. Y a ti también. Ánimo.
Un abrazo.

Escrito por: Kanif.2008/10/15 12:02:16.977000 GMT+2

Leer tu trozo de vida me ayuda a bajar de la alta política de los titulares a las necesidades y urgencias que deberían realmente motivar ala política.

Escrito por: jesus cutillas.2008/10/17 10:38:30.780000 GMT+2

¡Vaya banda!... y es que digan lo que digan casi todos nacemos y morimos en grupo... y si no que se lo digan a las plantas de ecien nacidos y a la de los mayores... Hay excepciones, pero tambien hay mucho rollo con lo de la soledad del nacer y del morir...

Me alegro que esteis en Irún, para todos/as será mas ccómodo.

un abrazo

Escrito por: pilar.2008/10/17 22:57:31.465000 GMT+2

si la cosa es chunga pero la vida es asi, animo yo tb conoci al JM de itxiar, siempre atento con su muletas.

Escrito por: aitor.2008/10/19 22:34:10.071000 GMT+2

Hola a todos y gracias por los comentarios y ánimos.

Aitor: JM no tiene muletas. No creo que nos refiramos a la misma persona.

Escrito por: iturri.2008/10/20 00:01:32.579000 GMT+2

perdona pensaba que era en intxaurrondo.

Escrito por: aitor.2008/10/20 12:41:52.168000 GMT+2

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