Y éste, el texto de la noticia:
LORENZO MARINA
PALMA.‑ El Mercedes negro hizo caso omiso a las seriales de alto. Los policías comunicaron que un vehículo se había saltado el control y se daba a la fuga a toda velocidad. Unos metros más adelante lograron interceptar el coche fugitivo. El conductor se resistía a abrir la puerta. Cuando los policías lograron abrir, su acompañante seguía ensimismada practicándole una felación.
Sobre las cinco de la madrugada, el control de los antidisturbios de la Unidad de Intervención del Cuerpo Nacional de Policía y los agentes de la Policía Local habían convertido la avenida de Joan Miró en una suerte de embudo, a la altura de Porto Pi.
Las medidas de seguridad se han multiplicado desde que la Familia Real se encuentra en pleno pasando sus vacaciones estivales en Mallorca.
Los controles aleatorios son uno de los principales dispositivos. Antidisiturbios con sus fusiles y agentes de la Policía Local desvían a todo aquel coche que consideran sospechoso.
Tal fue el caso del Mercedes negro. El conductor no respetó las señales que le hacían con los conos luminosos los policías. De hecho, siguió su veloz carrera como si tal cosa. La voz de alarma se disparó entre los policías.
El siguiente control fue mucho más expeditivo. Los policías interceptaron el coche fugitivo y tomaron precauciones. Cogieron sus armas y las amartillaron. Mientras tanto, el conductor del coche, un mallorquín de 31 años, se resistía a descender del automóvil.
En un principio, los policías sospecharon que el conductor se encontraba completamente solo. No fue así. La cabeza de la mujer que le acompañaba, una joven del Este, se encontraba entre las piernas del conductor.
Ni siquiera las sirenas, los avisos por megáfono y el nutrido dispositivo policial apostado en plena avenida de Joan Miró lograron, en absoluto, que la pareja interrumpiera el apasionado encuentro sexual en el coche.
El conductor del automóvil se resistió a abrir la puerta del Mercedes. Fueron los propios policías los que abrieron el coche. La mujer continuaba practicándole la felación al conductor, desnudo de cintura para abajo.
A continuación, los policías conminaron a los ocupantes del Mercedes a que descendieran del automóvil. El conductor no pudo apearse del vehículo al tener los pantalones a la altura de los tobillos. Una vez que el hombre se abrochó los pantalones y la mujer se incorporó, los policías le hicieron soplar, esta vez, al conductor.
El control de alcoholemia corroboró algo que ya era muy evidente a simple pista. El conductor se encontraba conduciendo bajo los efectos del alcohol. A continuación, los policías detuvieron al conductor por un delito contra la seguridad en el tráfico.
(El Mundo / El Día de Baleares, jueves 27 de julio de 2006)