Ilaki Uria, consejero delegado de Egunkaria SA, fue detenido en febrero de 2003. Un mes más tarde, desde la prisión, respondió por escrito a las preguntas que le envió el diario provisional Egunero. Esta traducción se hizo para el web solidario aurrera.net que funcionó en 2003.
¿Como te detuvieron?
Estaba sólo en casa, durmiendo. Les abrí yo la puerta, alarmado por el escándalo que montaron llamando al timbre y golpeando la puerta. Eran guardias civiles. Registraron la casa y me llevaron a la redacción de Egunkaria, en Andoain, con las manos atadas a la espalda y la cabeza cubierta. De allí creo que me mandaron a Intxaurrondo y más tarde a Madrid. El interrogatorio empezó de buenas maneras cuando me trasladaban de Madrid a Intxaurrondo. Pretenden crear una atmósfera de confianza, mientras tienes las manos esposadas y los ojos tapados. Fue surrealista, como si fueramos al cine. Pero te estan preguntando continuamente. Durante esas cuatro o cinco horas intentan saber cómo eres, cómo reaccionas, y apuntan absolutamente todo.
¿Como te trataron en comisaria?
Hacía mucho frío cuando me metieron en los calabozos de la Guardia Civil. Me quitaron el forro polar, y me dejaron solo con la camisa y una camiseta. Menos mal que había una manta ahí. Tenía frío, estaba destemplado, no podía dormir... ¡Qué ruido con sus voces, con los golpes! Durante los interrogatorios montaban un estruendo! El típico juego: poli malo, poli bueno; premio o castigo: "¡Tú eliges!". Si hablas, premio. Con eso buscan atemorizarte. Te desnudan con el frío que hace y te obligan a hacer de todo: el ascensor, flexiones, la lagartija, abdominales, aguantar con los brazos levantados... hasta reventar. Hasta que el cuerpo dice basta. Entonces empiezan de nuevo con el estruendo. Tienes que seguir haciendo ejercicios... o hablar para que te dejen descansar. Para el segundo día ya tenía agujetas hasta en los oidos. Sentía pinchazos en el pecho, y me lesionaron el dedo gordo del pie. Todavía no se me ha curado del todo.
Tambien te hicieron la bolsa...
Después de probar la bolsa, me pusieron una pistola en la cabeza y clic, disparaban. Otra vez, en una celda de castigo muy oscura, me apuntaron con un rayo de infrarrojos al ano, como si me fueran a meter un palo en el culo... Me amenazaron con ponerme los electrodos... Me dijeron que Martin Ugalde (presidente honorario de Egunkaria, miembro del gobierno vasco en el exilio, y actualmente enfermo de Alzheimer) había muerto y cómo lloré... Qué os voy a decir: me pegaron con un periodico cerrado, me hicieron dar vueltas en un suelo mojado... Te convierten en un muñeco en manos del monstruo, ¡pero el monstruo no puede penetrar en tu interior!
Si nosotros hemos sufrido esto, no quiero pensar lo que les habran hecho a Joseba Arregi, Guretze Iantzi o Unai Romano. Lo que han pasado un montón de jovenes vascos.
Lo más duro fue cuando alguien de la celda de al lado (Pello Zubiria, primer director de Egunkaria) empezó a darse de cabezazos contra la pared. No supe quién era, pero hizó frente a los guardias con mucha valentía: "Dejadme en paz!," y "llevadme ante el juez" les gritaba.
¿Cómo fue tu declaracion ante el juez?
La noche anterior estuve solo en la celda, con mucho frío. Estaba que si me dormía, que si no podía. A las 8:00 de la mañana me llevaron ante el juez. Ahí estaban el juez Del Olmo, la fiscal Olga Sanchez, el abogado de oficio y tres secretarios (judiciales). Todas las preguntas partían de una suposición y tesis: ETA dirige Egunkaria, ETA nombra al director, financia al periódico... Tuve ganas de decir que ETA nunca ha nombrado a nadie, que nunca ha puesto ni un duro en Egunkaria. Que hemos sido distintos ciudadanos los que con nuestro sudor y nuestro dinero hemos sacado adelante el proyecto. Podría haber dicho mucho ante un juez que aceptara la presunción de inocencia, pero ante uno que me había condenado de antemano... Con un juez que me había vaciado la casa, que había vaciado y después clausurado Egunkaria, ¿qué le podía decir? Decidí no contestar a sus preguntas. Al final les dije que Egunkaria era un periodico pequeño, pero pequeño y plural.
Y de allí a la cárcel...
Después de seis días en las garras del monstruo, la cárcel parece el cielo. (Xabier) Oleaga, Joan Mari (Torrealdai), Txema (Auzmendi), Martxelo (Otamendi), Luis (Goia), Inma (Gomila), Fermin (Lazkano), Xabier (Alegria)... ¡Vaya caras que teníamos todos! ¿Y Pello? Todos nos preguntábamos como estaría, con mucha preocupación.
Dos días más tarde me trajeron al tercer módulo. Hay otros siete vascos más en ese módulo. Todos jovenes, buena gente. Al lado de gitanos, africanos, sudamericanos y de demás nacionalidades, los vascos suelen andar estudiando, trabajando en el taller o haciendo deporte. Desde el principio me ofrecieron solidaridad y apoyo. Aquí somos todos de ETA, o por lo menos así escriben los funcionarios después de nuestros nombres... aunque nadie haya sido juzgado todavía.
Según cuentan los veteranos, la situación en esta prisión a ido a peor en los últimos tiempos: los bises, los documentos, los periódicos llegan cuatro o cinco días tarde, las cartas, las comunicaciones... Poco a poco me estoy dando cuenta que estoy dentro de un nuevo monstruo de cemento. Es una carcel para mí, y un castigo para familiares y amigos. Por lo demás, descansando. Paso el tiempo leyendo y escribiendo, haciendo nuevos amigos: atracadores, camellos, asesinos... ¡Y es un gran honor para mí!
¿Por que han cerrado Egunkaria?
Después de declarar ante el juez, conocí en los calabozos de la Audiencia Nacional a un suizo, un italiano, un rumano y un español. El suizo y el italiano me preguntaron qué queríamos los vascos. Ser lo que son Italia y Suiza en Europa. Mientras existan los estados, queremos un estado. Ir directamente a Bruselas, sin pasar por Madrid o París. Me contestaron que eso era imposible: "Si vosotros conseguís eso, los gallegos, los catalanes y los andaluces querrán lo mismo ¿Y España qué? ¿Qué pasará con España?. El suizo me explicó que Suiza es una confederación, con muchas lenguas diferentes. Muy bien, le contesté, pero han decidido libremente estar ahí, ¿o no? Porque eso quieren, ¿no? Entonces, ¿por qué no nos dejan a los vascos decidir sobre nuestro presente y sobre nuestro futuro? ¡Porque dos democracias como España y Francia no lo quieren así! Ven que el amor por la lengua vasca y el nacionalismo van hacia delante, aunque sea con dificultades. Ellos también dicer amar al euskara, pero en casa, en los museos. No lo quieren en la televisión o en los periódicos; ni tampoco en las discotecas o en la universidad. No quieren al euskara en la modernidad. El euskara nos hace diferentes, y eso no lo pueden aceptar.
Egunkaria es un instrumento esencial para la normalización de la lengua vasca y para dotar de señas de identidad a la comunidad euskaldun (vascoparlante). Sobre esa identidad se construye el proyecto de nación. Los vascos vivimos en ese Pa�s Vasco, y eso es precisamente lo que no quieren. Los magistrados españoles saben perfectamente que en Egunkaria no manda ETA, que nunca ha metido un duro en Egunkaria... Pero no les importa nada; si lo pueden destruir sin ningun coste, por qué no lo van a destruir?
Comentarios
Siento verguenza por todo lo que os han hecho, porque es imposible violentar mas derechos basicos del individuo.
Siento verguenza de que la mayoria de la sociedad haya ignorado deliberadamente todo lo relacionado con el caso Egunkaria.
Siento verguenza por las torturas y malos tratos que os han inflingido.
Siento verguenza porque todavia hay individuos que piensan que Espana es una democracia modelica.
Siento verguenza...
Escrito por: Javier de la PUerta.2010/04/14 20:19:25.557000 GMT+2