Gracias por la dignidad mostrada. Por saber escribir. Por saber denunciar. Adiós, señor Ortiz.
Me permito recordar una de sus columnas hoy:
El «diaricidio» de Egunkaria
Son muchas las intervenciones públicas de Juan José Ibarretxe en las que el lehendakari arranca diciendo: “Los vascos somos un pueblo muy pequeño, pero…” y, tras ese pero, enuncia algunas de las virtudes supuestamente colectivas que algunos nos atribuyen: “…pero noble”, “…pero trabajador”, “…pero emprendedor”, “…pero fiel a la palabra empeñada”. Y así.
Huelga decir que no sólo yo, sino también mucha más gente, incluido el propio lehendakari, hemos conocido a bastantes vascos aviesos, hipócritas, vagos, indolentes y mentirosos. Pero los arquetipos tienen esas cosas.
Lo único que jamás discutiré del exordio de Ibarretxe es su arranque: los vascos somos, en efecto, un pueblo muy pequeño. Y no digamos ya si nos referimos, no al pueblo vasco, en general, sino a la parte de él que se expresa habitualmente en euskara. Unas 600.000 personas. “Como un par de barrios de Madrid”, ironiza un amigo. Le respondo: “Qué va. Si estuvieran en Madrid, este asunto sería mucho más conocido”. En Madrid, el arzobispado cierra una parroquia de curas discordantes (magníficos, por cierto) y el asunto sale en todas las radios y las televisiones día sí y día también. En Euskal Herria cierran el que por entonces era el único diario escrito en lengua vasca y meten en la cárcel a sus directivos acusándolos de ser de ETA y, cinco años más tarde, pese a que el fiscal ha retirado los cargos porque no aprecia nada que conecte ni de lejos a Egunkaria con el terrorismo, todo sigue igual, y no parece que eso le importe a casi nadie en la Villa y Corte.
De tratarse de Cataluña habría sido distinto. Porque en Cataluña hay casi 5 millones y medio de hipotéticos electores. Y su peso económico en el conjunto estatal es enorme. La suma de votos y dinero da mucho juego.
El juez Del Olmo insiste en que se limitó a ordenar el cierre “cautelar” de Egunkaria. Pero él sabe, por limitada que sea su sagacidad, que el cierre de un diario nunca es provisional. Si un individuo es acusado injustamente, el yerro tiene remedio, al menos parcial. Pero si un diario es clausurado, en pocas semanas está ya muerto. No hay sentencia absolutoria que pueda resucitarlo.
___________(Aparecido en Público el 25 de febrero de 2008)
Comentarios
Kaixo Luistxo,
Y gracias a tí por informarnos de las verdades ocultadas deliberadamente. Blog necesario el tuyo. Heldu!
Muxus.
Escrito por: alargaor.2009/04/29 00:55:15.188000 GMT+2