Desempolvar de pereza y de obscena obstinación
rebuscar entre los trastos lo más sano,
abrir las densas cortinas dando luz al corredor,
levantarse otra mañana, ser humano.
Vistiéndose de elegancia, simpatía y buen olor,
sonreír al del espejo, silbándole una canción.
¡Qué descansen la nostalgia, la lógica y el dolor!
¡Sigan latiendo segundos al ritmo de la ilusión!
Es cuestión de estilo, es cuestión de swing,
es cuestión, cuestión de estilo, vivir y vivir y vivir.
Reviso cada detalle mientras entro en el salón,
preparado par el sueño más hermoso,
anticipando el futuro, tan intensa la pasión,
como el silencio se llena de sus ojos.
Conseguir cuando está cerca,
con un guiño y una flor,
que las piedras se derritan al calor del nuevo sol.
Arrinconando sin miedo esos zapatos que rozan
para bailar con la vida que es coqueta y vanidosa.
A menos de una hora de camino (en coche, claro) ha habido un epicentro de 5,2. Varios muertos. Conocidos que han perdido su casa. Inmigrantes que no tienen familia con quien quedarse.
Esto me recuerda que vivo en zona sísmica y que en cualquier momento puedo perder no sólo mis pertenencias o mi vida, sino lo que es más grave, a mis hijos.
Pero sólo puede ocurrirme en cualquier momento si no me ha pasado hasta ahora. Visto desde ese punto de vista quizás sea posible algo de optimismo.
Pasarán varios días, lo olvidaremos (los que podemos porque no nos ha tocado tan de cerca) y nos recuperaremos de la impresión.
Los afortunados conseguiremos seguir viviendo. No está mal como fuente de energía. Tampoco hay demasiadas más.
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