A pelo y sin condón...

La primera labor de un buen verdugo es convencerse (y convencer) de que él en realidad es la víctima y que su maltratador es a quien él ajusticia.

Hoy escuchaba en la COPE a Federico valorando una encuesta de medios en donde se constataba que PRISA ya no es lo que era y que entre los que le siguen (COPE, CERO, PUNTO y MUNDO, RAZÓN, ABC) le superan en audiencia, de modo que el “centro derecha” tiene más peso mediático hoy en día. Ufano se alegraba porque siempre acostumbrado a recibir, para una vez que él puede dar, pues eso, que hay que celebrarlo.

Recuerdo sus incontables lamentos en tantas emisiones llorando por su soledad en los medios de comunicación como único defensor de la verdad verdadera mientras yo escuchaba en otras emisoras lo mismo que en la suya (menos visceralmente, eso sí) en fín, que no entendía a qué se refería con lo de su aislamiento y menos mal que queda la COPE, salvaguarda moral de occidente.

Escuchaba por la radio a unos chilenos, según ellos, Pinochet en realidad era una víctima de las circunstancias y su mala prensa (pobrecito) no era debida a sus actos sino a la mala imagen que le habían creado los izquierdistas (que no se dejan matar en paz, supongo).

Lo mismito que el Federico, todos le atacan, él sólo se defiende, pero ¿no son mayoría los medios de centro derecha? ¿entonces?

Pues eso, que ir de víctima vende compasión, explota el sentimiento primario de empatía y solidaridad de las personas. Es como esos empresarios que lo primero que aprenden es a llorar y a hacen ver a sus empleados que deberían estarles agradecidos por su esfuerzo y sacrificio.

Pero cuando los trabajadores no se dejan convencer por su paternal bondad y reclaman parte de los beneficios, recuerdan que quien manda manda y que siempre se puede encontrar un Pinochet cerca por si fuera necesario.