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2012/02/17 16:18:28.793000 GMT+1

Ropa interior

En la ventana en mi casa

colgadas cuatro bragas:

una es marrón, otra blanca,

otra rosa, otra color marfil.

 

Ninguna es para mí,

para mí ninguna.

 

          El viento las acaricia,

las mece con suave suavidad,

cuatro flores en la cuerda,

cuatro velas en un gran pastel.

 

          Prendidas en luz y encaje,

desnudas parecen flotar,

¿cómo es posible que una humilde pinza

pueda abrazar tanto sol?

 

          Ahora conozco el material

de que están hechas

las alas de los ángeles.

 

Puede que no tenga mucho que ver, pero me ha ocurrido algo así al leer un comentario de La celda de Jean Valjean (página hermana entre estas voces amigas) esta mañana. Era el comentario de “La orquesta del Titanic” y ha ocurrido justo en el último párrafo, cuando he leido eso de…

Sin embargo, la naviera White Star Line no tuvo reparos en enviarle la factura de su uniforme “perdido” a la familia. 

 

No he podido evitar imaginar la blancura (no sé cómo era en realidad) de ese uniforme bajo el mar.

Un mar gélido.

Mortal.

Eternamente tranquilo tras la tragedia.

El sudario que envuelve al cuerpo sin vida de un desgraciado cualquiera.

El símbolo de su status musical, de la imagen profesional, del carácter mercenario de la música (como cualquier actividad profesional y por tanto pagada).  

El ataud brillante.

La puntilla despiadada del capitalismo depredador (¿hay otro?) a otra desgracia ajena.

Los despojos recuperados con el despojo, inútiles para ninguna función (supongo que destruirían los restos, lo del reciclaje no estaba de moda entonces, ni pensar que cien años después podría haber sido subastado en Sotheby’s).

Las cadenas que lo arrastraron al fondo, como un símbolo de una vida siempre al servicio de…

Y el sonido de los instrumentos alrededor del silencio trágico, rebotando en las moléculas de agua como en una homeopatía oceánica, acompañando cada alma a su propio paraíso, impregnando a los tejidos (musculosos o de algodón) con su vibración y armonía, lentamente ahogando a los muertos, helando con suavidad su hálito, dulcemente, mansamente, sin esperanza.

 

Y tras la poesía, la cuenta corriente.

El broche de oro a la narración.

El contrapunto de la realidad.

La pela es la pela.

 

En fin… cosas que pasan de vez en cuando.

Remitente: cutillas.2012/02/17 16:18:28.793000 GMT+1
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