Soy un desperdicio andante
una sucia calentura,
un estorbo,
excremento de elefante,
la esencia de la tortura,
sin su morbo.
Un cenicero inflamable,
un cuento que no entretiene
ni ilusiona,
un insolente y culpable,
un rey que ya no sostiene
su corona.
NO MEREZCO MÁS ESTIMA
NI OTRO RECONOCIMIENTO
MÁS PROFUNDO
QUE EL DE UNA CERTERA RIMA
QUE ME AZOTE CON SU VIENTO
NAUSEABUNDO.
Inútil experimento,
cúmulo de necedades
sin medida,
promesas y juramentos
y suma de las verdades
de un suicida.
Un semáforo con dudas,
un caramelo sudado,
un capullo,
apendicitis aguda,
un guerrero acojonado,
sin orgullo.
GUSTO TANTO DE INSULTARME,
ME MASTURBO CON LA PENA
DE TAL MODO,
QUE SÓLO AL AVERGONZARME
ME TIRA MÁS MI CADENA
HACIA EL LODO.
Un universo desierto,
Italia sin espaguettis,
un colgado,
marcapasos en un muerto,
un pijama para el yeti
floreado.
El culmen de la estulticia,
el verso más imperfecto
de un poeta,
fétida y banal noticia,
quien roba a un niño el afecto
y la teta.
PUEDE PARECER OBSCENO
CONTINUAR VOMITANTO
DE ESTA LISTA,
PERO TENGO EL CESTO LLENO
Y SEGUIRÉ, AUNQUE PECANDO
DE OPTIMISTA.
Voy en el furgón de cola
del tren de los miserables
sin destino,
una mariposa sola
que electrocutan los cables
del camino.
Soy agua contaminada,
león viejo que no caza
ni a una mosca,
una evidente carnada,
borracho que ya se pasa
de la rosca.
SI ALGUIEN PIENSA QUE EXAGERO
QUE NADIE MERECE TANTO
MENOSPRECIO,
BIEN SE LO AGRADEZCO, PERO
MÁS ME HUMILLARÁ ESTE LLANTO
SI MÁS RECIO.
Una bala que no llega,
un loco pegando gritos
en la cama,
río que no riega vega,
un cabeza de chorlito
sin su dama.
Cubierto de podredumbre
y de buenas intenciones
pasajeras,
me acomodo en la costumbre
de crucificar mis dones
y maneras
NO ME SEDUCE EL JARDÍN
QUE GUARDA TRAS DE LA PUERTA
SUS DELICIAS,
ME CONDENARÉ SIN FIN
A DARME VUELTAS Y VUELTAS
SI HAY JUSTICIA.
Era septiembre de 1994. No tengo más datos en mi libreta de apuntes. Pero recuerdo algo de cuando fue compuesta y porqué así.
Supongo que no seré el único que admira las coplas a la muerte del padre de Jorge Manrique. Desde siempre me había fascinado esa estructura de pie quebrado. El corte violento entre el segundo y tercer verso. Esa forma de salir rimando a pesar de todo. Disfruto no sólo porque me parece una poesía tan honda como honesta en su tema y desarrollo, sino porque discurre con tal naturalidad que pareciera que el artificio (toda rima lo es) no fuera sino la razón por la que fluye así. Un puntazo, vamos.
El caso es que en esa época yo no estaba en mis mejores momentos personales. Sufría el tercer grado carcelario (ni prepararme oposiciones podía), en paro (no muchas perspectivas laborales), sin dinero (bastante lógico) y mi pareja se había ido un mes por ahí (yo ni me podía mover de la región sin permiso). Esto es, ideal para que la astenia otoñal me hiciera un favor.
Tanto me hundía la realidad, que me surgieron esta serie de improperios frente a la cual, lo que me pasaba a mí eran tonterías. Al menos mi autoestima todavía no había caído tan bajo que no me pudiera reír de mí mismo. Por aquello del consuelo de los tontos, me hizo sentir bien pensar que podría estar peor. Y claro, no podía aparecer con naturalidad otro tipo de estructura poética que no fuera ésta, el paradigma del luto. Yo la teñí con una cierta ironía a base de exageraciones, por no atreverme ni a intentar llegar al nivel del maestro. Lo mío era más de jugar.
A veces alguien (raro) me pide que la cante. Me divierto cuando lo hago, sobre todo por pensar que puede pensar el oyente que la escuche por primera vez en ese concierto.
Cuando en el tercer cd, quise crear una estructura ondulada (alternar ritmos diferentes siguiendo un patrón básico constante), este tema (fragmentado en las tres secciones que podéis oir aquí) me sirvió como base para lo que iba buscando. Algún malintencionado me ha dicho que o la dividía así o no había modo de hacerla digerir a nadie. Yo quiero ser más positivo (me lo pide la canción), la disección fue intencionada y por un fin más alto: una idea superior, necesidades estructurales que hicieran encajar mi fantasía sobre el desenlace de la trilogía republicana (así se llaman mis tres primeros cds).
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