Y lo a gusto que se está
a la hora de la siesta
con la brisica del mar
y el alma tumbá a la fresca
No le encuentro otra razón
y yo de jurar lo justo,
juro, y juro por dios,
que es sólo que estoy a gusto.
Una tranquila sonrisa
se pasea por mi cara,
las arrugas se me alisan,
las preocupaciones paran.
Mil dedos de terciopelo
me acarician y me acunan,
vuela el viento entre mi pelo,
saboreo mi fortuna.
Los párpados se me vencen
con su ritmo sin compás,
escuchando las olas me dejo llevar,
escuchando las olas pierdo conciencia y rima.
¡Ojalá fuera así todo!
¡Así fuera hasta el morir!
Mientras tanto y de este modo
voy a empezar a dormir.
Tras dos semanas de auténtica locura organizando las X
(ya van diez, ¡Increíble!... y nosotros que sólo queríamos divertirnos)
jornadas de poesía y canción con la Universidad de Murcia
(invitados especiales Kilo Veneno y El Lichis, un auténtico lujazo
de charlas y un par de tipos de lo más majo, aunque he de reconocer
que todos a los que hemos llamado lo han sido, así que debe ser
o bien que llamamos a los mejores o que por ser así,
son los que nos gustan…) pues decía que después de estos
frenéticos días me había propuesto un ratito de descanso
antes de volver al tajo.
Y lo he conseguido, esta semana sólo tengo una manifestación
y un concierto, la que viene sólo una asamblea y una concentración… esto está bien, por fin algo de relajo.
Lo que pasa es que en estos momentos de calma
(dos hijos pequeños, el huerto y trabajo en la escuela incluidos,
espero que el coche aguante antes de tener que llevarlo al taller)
la cabeza empieza de nuevo a girar y me recuerda
que tengo por ahí dos proyectos personales a medio acabar
y que va siendo hora de que me ponga a ello,
con lo cual me parece que el tiempo de calma,
el ojo del huracán, se está acabando…
supongo que por eso debo aprovecharlo mejor.
Ooooommmmmmmmmm!!!
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