No hay una flecha que se clave más dentro
que la visión de una genialidad,
es un espanto y es un desmembramiento
con doble de la furia de un titán.
Y es que una vez que me han dejao descompuesto
sólo me quedará limosnear,
lo que haga falta por sentirme que hiervo,
si es necesario bebería aguarrás.
No dar ni palo por aquel sobresalto,
duro tirano con quien pelear,
todo es de copia, toda hoja es en blanco,
sólo me quedan ganas de llorar.
Pero empiezo a reir cuando oigo decir
cuántas maravillas nacen de un fracaso,
me va bien porque así no me importa sufrir
más por más prodigios que estaré incubando
(espero no morir de viejo antes de verlos).
Odio el regalo pero lo deseo tanto
que lo reclamo con ferocidad,
mio es el placer, mio y más lo recalco,
mio como es mio respirar.
Es más que envidia, es como aquella pregunta
que aunque respondas no te deja en paz,
sigue escapando y así te catapulta
de la poesía a la mediocridad.
Tanta belleza que se esconde en penumbras
hasta agrietar un golpe del azar,
brota el talento y con su fuego te tumba,
lo que era antes nunca más será.
Y si aún preguntas por mí,
mándame un telegrama
que me estoy quitando
en Madagascar
(en un bar de Madagascar).
De vez en cuando Javier lo borda, algún compañero cantautor me excita con una nueva maravilla, Ulises mira de un modo especial, alguien se la juega por la causa, un anuncio de la tele me hace sonreir de placer, me enamoran de nuevo, encuentro un tebeo redondo, una frase brillante desmonta meses de razonamientos... en fin, la vida, que tiene mucha musa. Si quieres escucharlo aquí (())
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