En cientos de cifras se mide la avaricia,
gusano de terribles ojos
que cuando muerde, acaricia.
Despliega sus ceros cual péndulo de mago
que te convierte en gallina de huevos de oro,
en su esclavo.
¿Quién alcanza con sudores un billón?
Con B de burro.
¿Quién merece al menos mil millones?
¿En qué cesta de compra caben?
¿Qué corazón come gráficas y decimales?
¿Cuántos muertos avalan esa lujuria sin amor?
No es menos viscosa
la hucha que amasa monedas algunas
es menos gravosa
contra el hombre luchan las grandes fortunas.
Van doblegando miradas y destinos
con fríos informes, calculadas mentiras y mitos.
Un gran insulto para quien no llega,
es otro mundo que a la mayoría niega.
Los dedos que pulsan secretos de dinero
condenan a sus hijos a ser ladrones como ellos.
Todas las palabras que elevemos al cielo, todas las canciones y todas las protestas se acaban estrellando contra un muro de piedra. Estoy convencido de que todos hemos imaginado alguna vez cómo sería la realidad sin ese muro. Pues no sé, quizás crearíamos otros muros. Así ha sido con el de Berlín que se ha trasladado a Israel.
Quizás otra solución , también imaginada por todos, seguro, pase por sistemas democráticos de creación de muros. No evitaremos que haya muros, pero al menos se repartirá entre todos la decisión de dónde y cómo se pone el muro. De este modo quizás el muro sirva en vez de para separar personas para aislar a la avaricia. No estaría mal ¿no?
Y os dejo dos enlaces de gente con la que estoy en contacto estos días, vamos a ver qué somos capaces de montar en Murcia, para que ayuden a visualizar otra economía posible.
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