Esforzándose en saltar en el mismo sitio acaba-
“¿Qué hace en el fondo del mar un saltamontes?”
-compañero cavilaba.
“¿Cómo vencer la presión?
¿cómo nadar con mis alas?”
Quieto envidiaba a los peces
que entre corrientes resbalan.
"Mientras me quede conciencia
respiro y tengo esperanza
mientras me quede la urgencia
respiro y tengo esperanza."
¡Ay! mi bicho compañero,
¿Qué te puedo decir yo?
Al entusiasmo lo acalla y amarga la larga meta-
“No me faltan las agallas, pero sin cola ni aletas...
¿para qué sirven mis patas?”-
luchaba consigo mismo-
¿de qué me valen las ganas
si no escapo del abismo?
Se me enciende la impotencia
y me quema la esperanza,
se me enciende la impaciencia
y me quema la esperanza."
Iluso y tonto marino, ¡mira que eres animal!
quisiste comprar destino con nada para pagar.
No busques ahorrar esfuerzos
y mírate en un espejo,
no eres saltamontes no, eres un lento cangrejo,
eres un simple cangrejo, eres un fuerte cangrejo.
Ve despacio compañero,
es tu única esperanza,
no hay milagros compañero,
ni es de fiar el azar.
Ve tranquilo compañero,
echa prudencia y constancia...
El éxito no es llegar
¿dónde?
Sino andando disfrutar
y en tus pinzas la garganta
de lo que antes te engañó.
Si te esfuerzas en saltar en el mismo sitio acabas
¿Qué hace en el fondo del mar un cangrejo?
Decide tú mismo,
salir del abismo o no.
Uno de los rasgos que me hacen sentir que me hago mayor es el de la aceptación. No tiene por qué ser negativo, no implica resignación, implica conocimiento. Hay cosas que no pueden ser y no es posible. O al menos yo no puedo conseguirlas por mucho que me empeñe.
Cuando era niño acepté que yo no podía volar, no lo recuerdo pero seguro que fue así. Luego acepté que no iba a tener la estatura de mis hermanos. Luego acepté que me iba a morir. Luego acepté que no podía gustar a todo el mundo. Luego acepté que el sin dinero hay cosas que no pueden ser por mucha calidad que creas que hay (sabiendo que no se puede gustar a todos)... y así vamos aceptando.
En realidad no lo acepto, tengo que hacerlo contra mi voluntad, es la tozuda realidad.
Resignarme sería ser infeliz con ello.
Pero por otro lado, hacemos cosas que otros consideran imposible para ellos, que aceptaron que ellos nunca podrían hacer. ¿Eso les hace más infelices a ellos? ¿Qué siento yo cuando alguien consigue algo que yo consideré imposible?
Análisis.
Entonces comienzo a reflexionar y aprendo más sobre la realidad que me rodea.
Y todo se remueve, o no.
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