El hombre del pijama amarillo
se acerca a la ventana
con el paso lento,
con las manos blancas,
el sol le saluda con su brillo,
cerrando los ojos se empapa,
la luz le atraviesa,
la siente en su espalda.
Afuera los humos me enjaulan,
rutina de coches y prisa cansada.
Se pone el semáforo en rojo,
escapo mirando por una ventana.
El hombre del pijama amarillo
peinó de colonia sus canas,
cepilló sus uñas, se lavó la cara.
El sol le saluda con su brillo:
bollos, café y mermelada
y huele el tranquilo olor de mañana.
Afuera regresan los golpes,
cristales se doblan,
metales estallan.
Se pone el semáforo en verde
y sigo mirando por una ventana.
El hombre del pijama amarillo sonríe con calma,
mirando el atasco casi con nostalgia,
el sol le saluda con sus bocinazos...
Regreso a mi mundo ¡Ya voy!
Y encima se cala…
¡Joder! ¡Que ya arranco! ¡Ya basta!
Y vuelve el semáforo al rojo
y yo a la ventana.
No hay nadie, no hay nada.
Mira tú si vas despierto
que te puedes encontrar
tranquilidad y recuerdos
y hombres del pijama amarillo…
eso es calidad de vida, amigo,
cantidad de calidad…
Para bailar no necesitas razón
pero ayuda…
Esta canción arranca de una anécdota real. Una mañana real. Un semáforo real. Una ventana y dejar volar la imaginación sobre qué era lo que estaría pensando en ese momento el anciano que miraba el atasco en el que yo estaba atrapado. Sí, lo cuento en la canción, ya lo sé, pero quería reforzar la realidad de nuestra capacidad para salir de nuestras circunstancias inmediatas, de tomar distancia, ponernos en otro lugar, vernos con otros ojos.
La inercia nos lleva y nos trae. Decidimos, en lo que podemos, y nos dejamos llevar por las consecuencias que habíamos previsto (y nos resignamos cuando no podemos hacer nada ante lo que no habíamos previsto). Pero a veces podemos revisar (es un lujo saberlo) qué nos está ocurriendo, qué somos, adónde vamos, qué queremos. Suena a conocido. Preguntas ya respondidas que nos sorprenden de nuevo cuando menos esperamos. ¿A mis años otra vez lo mismo? Respuestas asumidas que en un momento dado se quedan escasas, no encajan, nos provocan.
Romper la inercia. A veces ni siquiera se parte de una decisión personal. Ocurre. Ayer noche me volvió a pasar. Otras circunstancias, otras reflexiones, misma sensación. Pasan cosas. Se crece.
Ahora mismo se me está ocurriendo un reto ¿sería capaz de escribir una canción explicando lo que sentí anoche?
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