Agujas de limonero, vómitos en las entrañas,
cascos de oro y acero, estrella mortal
que quema al mundo entero.
Sus imágenes felices, su retórica bastarda,
a cambio de sus perdices nos restriegan
con su mierda en las narices
DONDE PASAN PESAN,
DONDE PESAN PISAN,
DONDE PISAN MANCHAN
Esclavos por conveniencia,
amarrados a las armas,
se camuflan de inocencia
pero saltan con red,
quien paga tiene paciencia.
Parásitos de virtudes,
siempre con la moral alta,
van al cuello no lo dudes,
y no saben perder,
si te atacan ¡Dios te ayude!
YO NO VOY A SER
GUARDIAN DE SUS INTERESES,
COLUMNA EN SU CASA BLANCA,
YO NO VOY A SER
NEUTRAL A SUS INTENCIONES,
CARNAZA DE CLASE ALTA
Imponen las condiciones
y las rompen los primeros,
con el baile de millones
los primeros también
en llenarse los bolsillos.
Mi himno de agradecimiento a la OTAN en su glorioso 50 aniversario. Era 1 de mayo de 1999.
Todavía me hace recordar las manifestaciones antiOTAN de Cartagena (una ciudad tan militarizada...), las sentadas, los encierros, encadenamientos... en fin todo lo que da sentido al antimilitarismo porque lo hace activo y no violento.
Hay gente que me ha preguntado por qué ese título. Son personas que nunca han tenido que podar limoneros. Las espinas de estos árboles, no sólo existen (aunque la gran mayoría de las personas ni son conscientes de ellas) sino que son duras, muy duras, y, a la vez que camufladas, flexibles. Tan es así, que existen un tipo especial de guantes para podar limoneros, guantes de cuero que cubren todo el antebrazo. Hay un antes y un después tras el uso de ese tipo de guantes. Pues lo mismo los ejércitos. Elegantes y casi escondidos hasta que tienen que (òrdenes son órdenes) matar.
Y por encima de todo, como no, el negocio de las armas y lo que con ellas se dice defender que no es otra cosa que la propiedad privada de los que más tienen. El resto son excusas más o menos trascendentes. Porque diga lo que diga (y como lo diga) la ministra de defensa (¿qué otra cosa podría decir cualquier ministro de defensa?), el ejército más humanitario es el que no existe.
Pero tampoco hace falta ser tan radical. Incluso en mis momentos más antimilitaristas respeté al ejército zapatista, un ejército que nació con el firme y explícito propósito de desaparecer. Así podemos entendernos.
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