El oleaje, peregrinación dolorosa,
Clavando el destino en la consciencia,
Sacudiendo los ojos llorosos
Que fingen ver sin ver en realidad nada.
La luz, innecesario castigo
Que alumbra las evidencias.
Yo quiero ahora la oscuridad
Donde enterrar los lamentos.
La incógnita de tu destino,
De tus sombras, de tu sonrisa.
Mi tiempo ve morir su tiempo,
Todo es desidia, todo es nada.
Y las olas mueren en las rocas
Y en el recuerdo de tu mirada.
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