(Foto: Reuters)
No ha hecho falta recurrir a los servicios de Paco Lobatón. Exageraron aquellos que pusieron su foto en farolas sobre un “Se busca” tirando a malintencionado. No había desparecido en combate. Tampoco estaba predestinado a ser el soldado desconocido al que honrarían los populares en un monumento escoltado permanentemente por un ramo de flores y por la centelleante y sempiterna pira inagotable. Vamos, que no estaba muerto, estaba de parranda. Camps volvió a aparecer en las Cortes Valencianas seis meses y veinticinco días después. Todo el mundo tiene derecho a tomarse un respiro, máxime cuando la placentera oxigenación incluye la integridad de tu salario, pagado por la plebe. La humorada tenía necesariamente que incluir algunos apuntes jocosos. "Tenía muchas ganas de volver, me incorporo a mi trabajo de parlamentario", ha dicho el antiguo honorable. Se antoja imprescindible plantearse algunas cuestiones. Vayamos por partes. Si Camps dice que se incorpora a su trabajo, debemos entender que durante este tiempo permaneció sin trabajar. Si es así, ¿renunciará el político mejor vestido de España a los emolumentos que le procura su actividad parlamentaria, en desuso durante algo más de un semestre? ¿Y las dietas, qué sucederá con las dietas propias y añadidas al desempeño de una tarea que no ha ejercido?Segundo aspecto a tratar, inherente al carácter filantrópico del diputado Camps, que ha añadido: "Tengo la oportunidad de volver aquí a casa, al hemiciclo”. ¿Debemos tomar como una licencia eso de que el hemiciclo es su casa? ¿Paga hipoteca don Francisco? ¿Su casa? ¿Eso es lo que él entiende por su centro de trabajo, un “hogar, dulce hogar”, pese a los sinsabores procurados por los otrora amiguitos del alma? Suena a chufla, a pérdida de la verticalidad intelectual. Suena a ñoño y a pretencioso, a descolocado y engolado, a mesianismo y a extemporáneo, presuntuoso e indebidamente familiar. Las Cortes Valencianas no son la casa de nadie, sino el lugar donde deben trabajar los elegidos por los ciudadanos de esa Comunidad. ¿O es que él anda por su escaño en bata y pantuflas? Con razón algunos vemos a don Francisco Camps como un extraterrestre.
¿O soy yo el único que lo imagina repitiendo sin cesar aquello de “Mi caaaasaaaa, mi caaaasaaaa” mientras apunta con un dedo luminiscente hacia el sitio que ahora ocupa Fabra?
Comentarios
Escrito por: turbutopico.2012/03/02 11:53:48.168000 GMT+1
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Escrito por: Jean.2012/03/11 20:40:38.080000 GMT+1