Dice el presidente del PP catalán, Daniel Sirera: "un país no es libre cuando hay sanciones por rotular en castellano o cuando un niño no puede escolarizarse en castellano”.
Me parece bien que cada uno se preocupe por lo que quiera, pero me pregunto si a este socio convencido de FAES le parecerá que un país es libre si en él se pierde el trabajo por afiliarse a un sindicato. ¿Será para Sirera un país libre si en él a una mujer la echan del trabajo por quedarse embarazada? ¿Le parecerá que un país es libre –o por lo menos sus ciudadanos- cuando te niegan un trabajo por haber padecido cáncer o por padecer una enfermedad crónica? ¿Le parecerá un país libre si su gobierno central y sus gobiernos regionales legislan de forma descarada en beneficio de las grandes empresas y de los bancos, aunque ello implique hacerlo en contra de los intereses del resto de partes y ciudadanos?
A Sirera, a quien se le llena la boca de liberalismo cada vez que la abre, le podemos ayudar recordándole por cuántas razones la libertad en este país -como en cualquier otro- no es más que un mito.Lo que si es verdad es que, al menos, yo me siento libre de pensarlo.
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