La ambición recibe hoy un premio excesivo. Adulamos a los insaciables, a quienes persiguen el éxito personal de manera incansable. Nos entregamos a ellos y recompensamos su determinación y éxito no sólo con la admiración, sino otorgándoles parte de nosotros mismos. Quizá por ello algunos luchan por sacar de la plaza en hombros a los matadores de toros, otros por tener el autógrafo de una estrella de la copla, y los de más allá graban en su memoria que un día posaron junto a un futbolista o le dieron una palmada en el hombro. De alguna manera, eso es reclamar nuestra parte alícuota de fama y gloria. Eso es pretender participar de ella.
Adolfo Suárez fue un hombre hábil y trascendental en la política española que facilitó el travestismo de las élites desde el franquismo a la democracia, o como se llame este invento que cojea desde la jefatura de Estado hasta las raíces de una sociedad imberbe y crédula. Suárez, elogiado estos días con la unanimidad de la versión oficialista, representa la confirmación del presunto éxito de la Transición. Las loas hacia él vertidas no son sino reafirmaciones del modelo tan manoseado como barnizado en que se convirtió la Transición. Justo ahora, cuando las críticas comenzaban a cuestionar el cuento de hadas político, el acta fundacional de nuestra democracia, o como se llame el invento este, justo ahora homenajear a Suárez es volver a restaurar la obra maestra del siglo XX español. Onanismo de las élites, de los señores de postín, de los amos, de quienes rigen nuestro destino, como antes rigieron el de nuestros antepasados. Ha cambiado la fachada, el andamiaje, pero los cimientos se mantienen fuertes.
Debe de ser un hueso duro de roer sostener la certeza de que el espíritu de la Transición lo decidieron, patentaron y manipularon las élites franquistas o, quienes como Adolfo Suárez, lideraron desde la ambición personal y política un movimiento cuyo guion no escribió precisamente el Pueblo. El andamiaje del salto de un modelo a otro lo levantaron aquellas élites cuyo empeño era sostenerse en lo alto de la tarima del poder, aunque es cierto que tuvieron que bregar todavía con los nostálgicos inmovilistas, pues no había espacio allí para todos, y la soberbia sin ropajes de los señoritos quedaba como muy pasada de moda. Pero también resultaba imprescindible la claudicación previa de los antagónicos, bebiéndose a sorbos el orgullo definitorio de la lucha de clases. ¿Entreguismo, derrota, concesión o pragmatismo de los tiempos? Cualquiera sabe.
Suárez acabaría políticamente arrinconado, venido a menos, duramente humillado, no sólo por sus contrincantes, no sólo por sus compañeros de partido, sino por el electorado, por muchos de los que hoy pican cebollas antes de salir de casa. ¿Cuántos de los hoy plañideros se han interesado por el estado de Adolfo Suárez en el último decenio?
El apuesto político que soñaba con ser presidente desde su niñez (en dictadura o en democracia, eso era un simple matiz) ya había cumplido su papel. Ahora, una vez fallecido parece estar cumpliendo otro. Es el utilitarismo indecente de la clase política. El expresidente perdió la memoria de forma involuntaria, curiosa paradoja para alguien que trabajó infatigablemente para que la mayoría de los españoles entregase un acta de defunción de su Historia, de sus recuerdos y vivencias, de su memoria, al fin y al cabo. Y cientos de miles de españoles se tragaron su dolor y pasaron página. Los españoles escribieron en sus carnes el epitafio de la memoria de su país, el epitafio de una España sin Justicia ni Reparación. Era el precio a pagar para entrar en la democracia, o como se llame el invento este.
Comentarios
Me jode un poco reconocerlo gañanzuelo, pero este sí es muy bueno. De todo lo mucho leído estos día (propaganda descarada, propaganda camuflada. algunas entrevistas interesentes y montón de árticulos) este texto me parece el mejor y más certero de todos sobre el tema Suárez. Y coincido, el suceso en sí le ha venido de perlas a la casa real.
Escrito por: flaky.2014/03/27 10:53:16.434270 GMT+1
Gracias, Flaky. Mi vanidad te invita a una cerveza cuando gustes.
Escrito por: Jean.2014/03/30 19:40:12.354559 GMT+2