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2014/05/27 14:11:30.018568 GMT+2

Saturno en el PSOE

¿Puede un arquitecto sembrar el caos y la destrucción? La respuesta depende única y exclusivamente de su ética y su ambición. Las oligarquías monolíticas asfixian las organizaciones humanas. Y el PSOE no es precisamente una excepción, sino más bien el paradigma.

La salida de Alfredo Pérez Rubalcaba pone fin a un periodo oscurantista y tenebroso del Partido Socialista. Sus días de poder han estado marcados por la depresión. La formación ha ido con él cuesta abajo y sin frenos, empeorando en cada envite, en cada compromiso. Alfredo decidió automedicarse, rodeándose mal en Ferraz, procurando que nadie fuera capaz de hacerle sombra. Se empleó a fondo, y hasta Elena Valenciano, su rompeolas particular, la encargada de parapetarlo y aislarlo de la realidad,  ha hecho las maletas y se ha marchado a la Europa real,  anticipándose a la previsible tragedia. El líder socialista ha erosionado gravemente al partido con su obstinación, con su sempiterna prescripción egocéntrica y su negativa a asumir su caducidad, como si fuera el yogur perfecto diseñado por Cañete.

Rubalcaba, como mito,  ha sido amo y señor de las sombras. Él ha sido el Saturno de ojos saltones, como extraviados,  que devoraba a sus hijos, mordisqueando nervioso la yugular de las esperanzas e ilusiones renovadoras de las bases socialistas. Más que un animal político, este  cántabro gesticulante y pertinaz  ha sido un devorador compulsivo, un antropófago del socialismo. 

Rubalcaba ha tratado de aplacar su incesante apetito con los restos del banquete felipista. Le dejaron las sobras de las sobras, porque, antes, Zapatero, que se hacía pasar por vegetariano, se había jalado los pocos manjares que quedaban en la despensa del electorado socialista.   El PSOE, pues,  está cercano a pasar a la mitología, como proyecto inconcluso, como vástago engullido por los personalismos de unos dirigentes aburguesados que huían medio alocados de los más elementales principios de su definición política.

Alfredo sale por patas y se marcha con su maleta repleta de cerrazón y el orgullo herido.  Era un muerto viviente, un zombie político que ya sólo se  chocaba con las paredes por los pasillos de Ferraz. Es la tragedia del  arquitecto que no edificaba, sino que derruía.  La Banda Sonora del periodo Rubalcabensis la pone la Cabalgata de las Valkirias de Wagner. Caos y destrucción. Y un cartel a la entrada de la sede socislista reza: “Prohibida la entrada a los galenos.

El futuro del PSOE se antoja ahora complicado. La mayoría de sus dirigentes,cerrados a cal y canto, dominados por el aroma a carne humana, no quiere abrir las ventanas. El PSOE es un partido agorafóbico.  Es el tiempo ahora para los herederos, otro juego de tronos, otra muestra más de la infinitud  egoísta y voraz del poder.  

Alfredo ha dicho adiós. Puede que sea una advertencia de los tiempos que están por venir. Y, cuidado, no vaya a ser que   ahora sean los hijos los que estén dispuestos a merendarse al nuevo Saturno.

Escrito por: Jean.2014/05/27 14:11:30.018568 GMT+2
Etiquetas: rubalcaba psoe socialismo | Permalink | Comentarios (2) | Referencias (0)

Comentarios

Hola, acabo de entrar a tu blog y me han gustado tus palabras, las juntas con ritmo y aunque hables de cosas prosaicas les pones poesía. Enhorabuena.

Escrito por: patricia.2014/05/27 19:29:5.116344 GMT+2

Muchas gracias, Patricia. 

Escrito por: Jean.2014/05/27 19:54:17.717928 GMT+2

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