Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2008/04/06 00:23:32.756000 GMT+2

Risto, no te tires el pisto

En la soporífera fórmula de los programas de casting, ronroneo  y tentetieso,  destaca por deméritos propios el bodrio marchito llamado Operación Triunfo. Miles de jóvenes aguardan durante varias horas su turno para dar el cante ante los tres miembros del jurado en una orgía de chirigota, charanga y castañuela centellante. Los pipiolos sueñan con ser cantantes por la vía rápida, o sea, televisión mediante. Da igual si para ello tienen que renegar de su pasado y de su personalidad, teñirse el pelo de verde, o llevar a cabo aquello que se le ocurra a un grupo de guionistas insomnes y deprimidos por la avidez del trabajo impuesto.  Las ilusiones se venden baratas en el reino de los humanos. El consumismo de los días tristes –que son la mayoría- ha calado en las tradiciones, y ellos y ellas, eternamente caídos en la adolescencia, cultivan su inmadurez sin peros ni quejas. En algunas  obras del romanticismo el personaje vendía su alma al diablo. En el siglo XXI, algunos venden o alquilan  lo que queda de la suya a unos cuantos  chiripitifláuticos sin oído ni arte musical. Por paradójico que resulte, su éxito se hará realidad cuando sus rostros se dejen ver sobre cualquier top manta. Hoy la música no se crea ni se compone, sino que se manipula para que la consuma la masa.

Así que los chicos se presentan al examen que puede abrirles las puertas del triunfo. Da igual, en el fondo es una asignatura más de la vida. Después vendrán otras vallas que saltar.

En apenas cinco segundos los sabelotodo expertos del mundo mundial musical ofrecen su infalible veredicto. Hasta ahora, eso es año tras año, desempeñaban su tarea con mayor o menor fortuna, pero con esa adherida capa de  endiosamiento que procura la popularidad catódica. Lo de este año no tiene nombre. Uno de la terna que responde al nombre de Risto Mejide se gustó tanto en la pasada edición en su papel de villano que ahora confunde el culo no con las témporas sino con unas nécoras. Va de borde, aunque sea en consciente acto fingido. El tipo es tan mal actor, es tan sumamente malo interpretando, que provoca sonrojo. Si fuera actor porno, nadie se creería sus orgasmos. Sus formas chulescas le están garantizando notoriedad en el programa, algo que se paga muy bien en el medio. La dirección del programa, sin embargo,  debería replantearse las formas que se están empleando para examinar y descartar a los jóvenes que se presentan a las pruebas de acceso a una pretendida academia. El menosprecio y la pésima educación mostrada por Risto con los jovencísimos soñadores de canciones campa a sus anchas. No sólo se mofa de algunos de los chicos, también muestra su mala educación al criticar y ningunear a los imberbes aspirantes. Al menos podía enfrentarse a uno de su estatura o meterse con los de su edad. Nadie en un tribunal debería sacar a pasear la soberbia, la seca chulería, y otras malas artes adquiridas en las casquerías de la profesión. Al personaje televisivo llamado Risto se le ve venir a la legua. Peor es lo del pobre Ángel Llácer, que ni siquiera  sabe  que está actuando. El chico se toma en serio a sí mismo en esta verbena de raspas y sobras de conserva.  Si Risto es cocinero de los desplantes, Llácer no llega ni a pinche de cocina.

Ahora, los chicos cantarines se cuadran ante los miembros del jurado. ¡Firmes, Ar! Más que un concurso de pezqueñines cantarines, O.T. se va pareciendo cada día más a la mili en tiempos de Franco.

 

 

Escrito por: Jean.2008/04/06 00:23:32.756000 GMT+2
Etiquetas: risto_mejide ágel_llácer operación_triunfo | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Plenamente de acuerdo, Jean.

Escrito por: Izaam.2008/04/07 16:12:52.289000 GMT+2

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)