De cuando en cuando, algún crítico recolector de pifias periodísticas tiene a bien publicarlas en formato de libro. Si por casualidad alguno de ellos cayera en este blog, quizá le sirviesen para engrosar su catálogo algunas con las que me he topado recientemente:
- El Mundo, en su edición digital titulaba una noticia de la siguiente forma: “Dos detenidos por robar casas parroquiales”. (¡Dios –quién si no- se apiade de esos pobres párrocos que se acaban de quedar sin morada! ¿Confesarán los cacos qué demonios han hecho con las casas?)
- Fernando Sánchez Dragó, ese humilde ser, ese modesto observador de las perturbaciones deístas, el apocado azote del MARCA y de la pasión jurgolera, accidentalmente regó su ego con la siguiente afirmación: "El Rey y el Príncipe me han dicho que hago el mejor informativo de España". De esto se deducen varias cosas: 1) Eso se lo dirán a todas. 2) Ni el monarca ni su vástago habrán visto todos los informativos que se emiten en España. Vamos, digo yo. 3) Esos dos no saben lo que es un informativo. 4) Sánchez Dragó debería aclarar de qué país son el rey y el príncipe que le han mentido.
- A Mariano Rajoy comienzan a afectarle seriamente los efectos del cambio climático. Vean si no lo que se le ha ocurrido afirmar delante de la prensa: “El dinero de todos no se puede repartir por cuotas sino según las necesidades”. Y digo yo, pensando así, o, mejor dicho, diciendo cosas así, ¿qué hace en el PP? ¿Qué será lo próximo de su recetario, gritarle a Acebes en la cara el celebérrimo “la tierra para el que la trabaja”?”
- Iker Casillas es un excelente guardameta, pero, desde luego, no es Demóstenes: “Los porteros estamos para eso, para intentar salvar las pelotas”. Todos estamos para lo mismo, Iker: los porteros, los electricistas, los camareros, los neurocirujanos, los alfareros, los concursantes de Gran Hermano, los masajistas de Zaplana... Hombre, lo de Iker podría ser una metáfora marxista, pero, no creo, no creo…
- Aznar expondrá su pensamiento político en el libro Cartas a un joven español. Pues, francamente, lo podría haber hecho en un rollo de papel higiénico, y le hubieran sobrado lo menos veinte metros de papel.
Continuará
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