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2011/11/17 16:02:31.710000 GMT+1

La enfermedad de Madrid

Existen espejismos que se hacen de carne y hueso,  verdades que reinan en la incredulidad, espasmos de hilaridad que sumergen a la razón en el pleno desconcierto. Hay estupideces convertidas en sublimes mediante la acción de los especialistas en la materia. La imbecilidad arde en una hoguera presumida, desafiante y caprichosa. Hay gansadas, perfidias, insidias, y macabros espectros de tontuna hecha a mano, artesanal. La inteligencia ya tiene su propia necrológica, firmada por la picaresca, por la treta hecha profesión, por ese clasismo perenne, fijo, inamovible, anclado, fundido, soldado a las venas de la bestia.  El surrealismo se ha amotinado en Madrid. De Esquilache hemos pasado a la desolación. La masa no es crítica, la masa acaba siendo la base de una pizza, de un bocado de fast food, reflejo de la inconsistencia de nuestra dieta actual. De la alimentaria y de la intelectual. La coherencia camina famélica buscando su propio reflejo en los charcos del suelo, como una especie de narciso moribundo, venido a menos, derrotado, prácticamente ausente. La lideresa incombustible, la presidenta de las siete vidas, la amasadora de demagogia, la heroína de la clase media indolora e incolora, ha perpetrado otra de las suyas. Tiene bula, el camino despejado. Las urnas son su pretexto.  Leo (elmundo.es) y no salgo de mi asombro: “El Consejo de Gobierno ha acordado este jueves conceder la Medalla al Mérito Ciudadano, en su categoría de plata, a los dos guardias civiles que impidieron "el asalto" a la vivienda de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, por parte de dos jóvenes, en la madrugada del pasado 19 de octubre”. Esta condecoración responde únicamente a un egocentrismo emocional desmedido y ridículo. Esta bochornosa bobada, este descarado ejercicio de cinismo autocomplaciente sería noticia de apertura en el NO-DO, dejando en bragas la propaganda franquista. No es una broma de mal gusto, sino un acto de infinita soberbia, de ombliguismo aberrante. Es la cultura de la desfachatez, la constatación, una vez más, de la moral del impudor político de una derecha clasista, acostumbrada al juego de señoritos y sirvientes. Es el homenaje cotidiano a la petulancia corrosiva de una presidenta liberal sin complejos, sin respeto por  el sentido común. Esperanza Aguirre se ríe en la oscura sala de la desvergüenza, rodeada de rigolettos, hombres de negocios y otras especies protegidas. Éste es el Madrid que nos queda, ésta es la senda por la que nos empujan. Sentada a la derecha de Mariano Rajoy, la presidenta madrileña se prepara para la poda, para desmontar el andamiaje de un Estado del Bienestar que ya incomoda sus intereses clasistas asentados en unas raíces aristocráticas. Madrid está enfermo. Muy enfermo. Y Esperanza Aguirre es su peor síntoma.

Escrito por: Jean.2011/11/17 16:02:31.710000 GMT+1
Etiquetas: esperanza_aguirre madrid no-do rigoletto elmundo es | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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