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2011/12/20 15:05:21.788000 GMT+1

El arte de la improvisación

Hay quien aplaude que Rajoy haya “despedido” a Zapatero con buenas palabras desde la tribuna del hemiciclo. Vaya desde aquí mi agradecimiento al presidente entrante  por   haber tenido la delicadeza de no torear a su antecesor en el coso en el que Tejero bailó claqué con la democracia. No en vano, los escaños son el lugar por antonomasia donde los toros se ven desde la barrera. ¿Qué querían? ¿Un linchamiento? ¿Qué Zetapé corriera la suerte del tercio de varas? Lo cierto es que no puedo intuir cómo estarían las apuestas, pero yo no esperaba otras maneras, ni siquiera en alguien que ha hecho de la ambigüedad su lema vital. Si hay algo que ha caracterizado el discurso de Rajoy  ha  sido su previsibilidad, sus silencios,  su carácter mesetario, solamente interrumpido para arremeter contra algunos partidos minoritarios con un recurso fieramente ad hominen, reprochable y fuera de lugar. Rajoy agita el patriotismo demagógico, adornándolo de palabras huecas, de necia nadería, rematándolo con lugares comunes y estampas archiconocidas de la vieja amiga demagogia.  La oratoria se le trastabilla a Mariano, la claridad de las palabras le huye horrorizada. La limpieza del lenguaje no existe para él. Rajoy se resguarda. Ése es su sino. Se resguarda en la madriguera que le adecentan sus fieles escribanos. Rajoy no se moja, es el Houdini del PP, el escapista con cara de asombro, el señor de las muecas, el aburrido pintor de los tonos grisáceos. Todo su discurso será meticulosamente calculado, medido. Con Rajoy, queda prohibido el  arte de la improvisación.  El nuevo presidente se prodigará poco ante la prensa. Ése será, fijo, uno de los recortes venideros. El panorama es desolador. Los políticos grises no pueden darle color a la vida de los ciudadanos. Pero… sarna con gusto, no pica.

 

Escrito por: Jean.2011/12/20 15:05:21.788000 GMT+1
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2011/12/05 15:18:9.686000 GMT+1

El rapto de Europa

La felicidad está en la ignorancia de la verdad
Leopardi

                                     

A diferencia de lo que acontecía en el relato mitológico, hoy los secuestradores y violadores de Europa no están enamorados de ella. Las únicas curvas que los seducen son las de las gráficas bursátiles. Y así, la saliva del poder fluye entre las comisuras de unos labios insaciables que se articulan para proferir órdenes a los gobiernos títeres de turno. Los partidos políticos se desangran, y son sus interesados sanadores quienes luego pasan la factura. La consecuencia es una úlcera en las tripas de la democracia. La próspera Europa, el viejo y torpe continente, se desangra ante la mirada impoluta de los vampiros, resguardados en sus vitrinas de cristal tallado. “Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades, imbéciles”, canta el orfeón de crápulas, mientras descorchan centenares botellas cuyo precio supera el salario medio de los parias. Y el derroche nos lo atribuyen quienes más tajada han sacado en la ceremonia de la confusión y el ilusionismo. 

 

 

Estos “dioses” del olimpo económico frotan sus manos ante la desintegración del Estado del Bienestar. Estos Zeus de pacotilla  despiertan a golpes a Europa, interrumpen sus modestos sueños y la preparan para nuevos relatos de ficción, esta vez sin héroes ni finales felices. Nadie más que ellos tiene derecho a comer las perdices del epílogo. Son estos salvapatrias quienes han metido mano a Europa; ellos son los que han perpetrado con olímpica obscenidad estos tocamientos. Suya es la inmundicia. A ellos pertenece la responsabilidad de una gestión insostenible e incoherente. La rapiña es de altos vuelos. Los buitres vuelan bajo. Sólo cambian los ropajes. La historia es la misma. Las capas de la insaciabilidad de los señores del poder reposan sobre los mismos tobillos. La escenificación de la salvación nos presenta a tecnócratas que construyeron su músculo y reputación al servicio de las corporaciones más oscuras.

 

Como el italiano Monti, miembro de la Comisión Trilateral (fundada por un tal Rockefeller) y del Club Bilderberg, organizaciones elitistas formadas por banqueros, grandes empresarios y políticos, entre otros, cuyas discusiones son secretas, y de las que cabe imaginar que no se centran en el bien común, sino en reforzar el muy particular. Monti también ha trabajado como asesor de Coca-Cola, lo que quizá le podría servir ahora para insuflar la chispa de la vida a los italianos, incluidos los que no lo han votado, que son…  todos. Monti, además,  ha puesto su conocimiento al servicio   del grupo de inversión Goldman Sachs. Entre sus grandes hazañas, que procuran pingües beneficios, conviene señalar su inestimable ayuda al gobierno heleno de Kostas Karamanlis para ocultar el déficit griego. Tanto Monti, Monti tanto. Y ahora, éste será el buen samaritano de la parábola italiana y europea, el admirado hombre que renuncia a su sueldo. Pongámosle su nombre a las calles de nuestras localidades, en el país de los ciegos, en la tierra donde las apariencias y las lágrimas siempre engañan. Si se trata de apagar un fuego, no se entiende por qué se elige para ello a los pirómanos responsables de su origen.

 Fuente: elmundo.es

 

Aplaudamos siguiendo el guión, sin salirnos del papel de comparsas. No se trata más que de representar, de nuevo,  una escena mitológica. ¿Y qué es, si no, esta ilusión de libertad que nos han dado nuestros dioses? A la criatura la llamaremos democracia. Pero, antes, respondamos a una pregunta insultantemente sencilla: ¿puede un cazador dirigir la sociedad protectora de animales?

 

Escrito por: Jean.2011/12/05 15:18:9.686000 GMT+1
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2011/11/28 14:59:5.483000 GMT+1

Bono: en misa y repicando

 

Nadie sabe cómo lo hace, pero Bono siempre logra estar  en misa y repicando al mismo tiempo. Él ya no está en política por convicción, sino por aburrimiento; el que procura a cuantos se sitúan a su alrededor. Su camaleónico frenesí político le lleva a ser el rey de la fiesta, incluso cuando ni siquiera estaba invitado a ella. Es hábil, muy hábil. Tanto como para coser su realidad con botones de tesón y remachar la costura con un ejercicio de auto adulación marca de la casa.

Bono es la denominación origen de la supervivencia en los altos cargos, en la política como actividad profesional. Le da igual subirse a la noria que marcarse él mismo un programa en la caja tonta. Cualquier cosa es válida cuando de lo que se trata es de perpetuarse en el la cómoda dimensión del poder. Sencillamente, Bono no sabe, ni puede, ni quiere vivir sin poder.

Ahora Bono gira animoso en las fallas socialistas, donde solo se indultará una figura. Gira y gira,  como esos animosos hámsters que buscan su fortuna en las ruedas sin fin de una jaula. Bono siempre busca su recompensa. En el río revuelto, el todavía presidente del Congreso siempre es el pescador del éxito. Palmó una vez, cuando el PSC le tomó el pelo, y a partir de ese día,  decidió vivir orgulloso y altivo un renacimiento capilar que lo llena de coquetería. No puede evitar izar la sonrisa de la vanidad a media asta cada vez que le dicen le dicen que cada día está mejor. Su trabajo y sus cuartos le cuestan. Quizá perdone, pero Bono no olvida, y por eso estos días va derrochando energías tratando de anestesiar las opciones de Carme Chacón. Donde las dan las toman. Bono piensa en sí mismo cuando dice que el PSOE debe elegir a un  líder "sin complejos de territorio, de edad ni de clase" al que no le dé "vergüenza gritar 'viva España".  La verdad, si de lo que se trata es de eso, nadie mejor que Manolo Escobar. Al menos, no desafinaría.

Escrito por: Jean.2011/11/28 14:59:5.483000 GMT+1
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2011/11/23 15:32:59.512000 GMT+1

Sangre en las huellas del homo sapiens

Tres días después de haber ganado holgadamente las elecciones, aún no se conocen con concreción las medidas que tomará el sanador Rajoy para paliar los efectos de una crisis caníbal que va camino de merendarse sin remilgos el Estado del bienestar. Solo la rumorología ha puesto en al aire el nombre de algunos ministrables. Bien es cierto que algunos mamporreros del la derecha se sacuden sus ideas ocultas mostrando ya tímidamente la patita por el hueco de esa puerta entornada. Los colmillos, de momento, permanecen en la oscuridad a la espera del inicio del banquete. Lo que sí comienza a aflorar ya en el ambiente es una larga retahíla de excusas de variada naturaleza. Es la música orquestada del discurso de  Pilatos. Nos dirán que la culpa de lo que tenga que pasar va a ser, ineludiblemente, del cariacontecido y abrumado Zapatero, del pésimo legado que dejan él y sus cejas parlantes, de los marrones “que nos ha tocado comernos” por su culpa, del progresismo, de la progresía o, en su defecto, del cha, cha, cha. Sea como sea, lo cierto es que, de momento, no se ha escuchado ni una sola  palabra del próximo presidente acerca de las medidas urgentes que piensa acometer en cuanto la ley le permita entrar al quite (nunca mejor dicho). La prioridad de los conservadores patrios parece ir por otros derroteros. Así,  Pío García Escudero, miembro de peso en la comitiva del PP, y cuya expresión facial encajaría a las mil maravillas en un anuncio de crema para el alivio de las hemorroides, ya ha adelantado que TVE volverá a emitir corridas de toros. Lo primero es lo primero. Mientras los teléfonos hierven en Ferraz, los señores de las gaviotas tienen el camino despejado para dar la vuelta a cuantas tortillas sea menester. Empezarán por las que no implican la cata del Constitucional. Luego, ya veremos hasta dónde llega su insaciabilidad. La gastronomía del recorte hará las delicias de quienes se chupan los dedos a un interés del 7%.  Pero, de partida, que suenen los pasodobles y comience el paseíllo. Que la caja tonta exporte sin complejos la fiesta de la sangre, el hematoma de nuestra cultura maldita e incomprensible. Que se acomoden sus genitales en la taleguilla los héroes de la afición, prestos para el lucimiento y la entrega. Que empiece ya la exaltación de la tortura animal, que estilosos caballeros pongan en riesgo su vida para deleite de la afición. Que los pañuelos blancos surquen el viento, pavoneándonos del olor a muerte. Nuestra fiesta, la fiesta del maltrato, del caprichoso destrozo de vidas azabache. Que los verdugos se engalanen para dar muerte al astado. Que resuenen un enorme olé al unísono en el matadero español por antonomasia, metáfora de la lucha entre las españas, entre la  España de la razón y la España de los que dicen que hay que echarle “cojones”. Que la arena albergue esa batalla entre los artistas  del vil metal y la bravura traicionada. Que los burladeros se llenen de excusas y de feriantes contando el dinero. Que las gradas exijan con ahínco al “maestro” que se acerque a la bestia,  hasta que sea imposible distinguir cuál de los dos es la verdadera bestia. Que mezclen su sangre de animales zaheridos, de guerreros en una contienda a vida o muerte el toro y el torero, el bravo y el manso, el profesional y el sacrificado.  Que la mutilación cobarde de un cadáver sea la recompensa a tan absurda afrenta paradójicamente aplaudida. Que los españoles puedan ver en sus casas, mientras  meriendan sus escuetas raciones de patriotismo e historia inyectada en vena, el tormento de un animal herido de muerte, que riega con su sangre las huellas del homo llamado sapiens. Que sigan haciendo una fiesta a partir de la brutalidad, la impiedad y el sadismo. Porque lo primero es lo primero. Que en esta España de grana y oro gobiernen los monosabios y que la tiranía de una chicuelina rija nuestro futuro. Y que, una vez más, las bestias disfrazadas de artistas se pongan la razón por montera.

 

 

Escrito por: Jean.2011/11/23 15:32:59.512000 GMT+1
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2011/11/22 15:02:16.931000 GMT+1

El sacrificio

Mientras Rubalcaba entierra la margarita –ya no puede deshojarla, porque ya le arrancó todas las hojas a mordiscos-, sus más fieles colaboradores intentan convencerlo de que tire del carro. Es lógico, porque en esa tarea va implícita la continuidad de ellos mismos, lejos del sarao si la que entra en escena es, pongamos por caso, Carme Chacón. Las aguas bajan revueltas en el PSOE, por más que se pretenda proyectar una imagen idílica de unión y fraternidad. Bono vendería su flequillo al diablo por hacerse con el timón, pero su opción no pasa de ser una jocosa y macabra algarabía seudo científica en las garras de Pedro J. Así las cosas, además de Chacón, Rubalcaba y sus forzados y forzosos mimitos, aparecen los nombres de Patxi López y de Eduardo Madina. El temor de la vieja guardia es la inexperiencia de los “jóvenes” socialistas. Chaves, Benegas, Jauregi y demás miembros del clan, no confían en una sucesión abrupta. Cuando algunas tímidas voces reclaman que hay que dejar paso, surgen inmediatamente los  nombres de Leire Pajín, Bibiana Aído y Tomás Gómez, entre otros, utilizados a modo de contraargumentación. La vieja guardia felipista está formada por  relojeros acostumbrados a dar cuerda y a poner el cacharro en hora. Lo malo es que el segundero se les ha quedado atascado desde hace tiempo. Siendo realistas, se va a antojar muy difícil dar un vuelco al mapa electoral en cuatro años. Aunque Rajoy acometa los cortes como una especie de Mariano Manostijeras poseído por el espíritu de Adam Smith, siempre podrá argumentar que recibió una herencia agónica, en estado terminal. Siempre podrán escudarse en la inoperancia y mala praxis de un Zapatero que vive estos días su particular ocaso como optimista antropológico.

 

 

 

En la partida de ajedrez entre PSOE y PP, las piezas negras de los socialistas andan enfurruñadas unas con otras. Los peones se han girado y  están empezando a plantear la monarquía incontestable hasta ahora. Las torres no se hablan entre sí, y los alfiles suspiran por colocarse la corona. Y, mientras, enfrente, las blancas preparan su asalto con el empuje y el ánimo de los predadores. La poda está a punto de comenzar. Las blancas siempre se enrocaron mejor, merced a un electorado y a un ejército fiel y puntual. Andalucía podría ser la puntilla para un partido que vive sus peores momentos en 35 años. Para entonces, debería tener un nuevo líder con la capacidad de renovar, de insuflar ánimo, de procurar un risorgimento , pero, por encima de todo, alguien con la facultad de ser creíble. El problema principal es que son muy pocos los dispuestos a aceptar que hay que partir de cero. Se escudan en que, a pesar de todo,  tienen siete millones de votantes. Llevan razón. Pero olvidan que  de lo que se trata es de volver a convencer a casi cuatro millones más. ¿Lo van a hacer con los argumentos que ya han fracasado? ¿Piensan hacerlo echando mano de Alfonso y Felipe hasta que éstos sean ya ancianos y su movilidad sea tan reducida que no se les pueda subir al escenario central de una plaza de toros?  ¿Van a esperar el desgaste de un partido que controlará políticamente a partir de ahora la práctica totalidad del estado, y que tendrá a su disposición todo el poder propagandístico que le otorga el control de los medios de comunicación públicos? Quizá baste con responder a una simple pregunta: ¿Hay alguien dispuesto a sacrificarse por el bien del partido?

Escrito por: Jean.2011/11/22 15:02:16.931000 GMT+1
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2011/11/21 14:55:34.408000 GMT+1

PSOE: ¿regeneración o degeneración?

No hay nada peor en una representación teatral que unos actores poco convincentes. Nada que desprenda más lástima y desprecio que una actuación desacompasada, fallida, insuficiente y carente de credibilidad. Si la escena le viene grande a un actor, entonces, él mismo se convierte en la tragedia,  y el argumento, las palabras y el ingenio del autor de la obra se desvanecen en las aguas de la indiferencia y en el silencio del  ridículo y la perplejidad. Los socialistas no tienen ante sí una travesía en el desierto; los socialistas sólo tienen un desierto, y lo de la travesía está por ver si se producirá, porque sus exploradores hasta ahora no han hecho más que dar vueltas sin ton ni son. Es lo que sucede cuando no se tienen dotes de guía, cuando la brújula que se maneja se ha contagiado de la ebriedad y de la sordera de sus portadores. Los peores resultados del PSOE desde 1977 no pueden torearse con comparecencias frías, donde los silencios y las arrugas del rostro chillan palabras secuestradas, ausentes por vaya a saber usted qué motivo que no sea contrario a la asunción de responsabilidades. En el barro algunos solo piensan en salir y ducharse. Ni siquiera se preguntan por qué aquel jardín es ahora una ciénaga. Los líderes han perdido su papel, como los malos actores en la tragedia, carentes de convicción, incapaces de renovar la ilusión. Y, de nuevo, ni una sola mención autocrítica, nadie capaz de entonar el mea culpa. Otra vez la búsqueda de un agujero para huir en callejones sin salida. Hay dos crisis evidentes: una, la económica, mundial, apabullante; otra, inconclusa, royendo día a día las siglas de un partido que desprecia desde hace años a sus bases, y que prefiere dejar el trono para los más listos de la clase, en peleas casi de barrio, envueltas en papel de regalo. Se trata de decidir entre regeneración y degeneración. Se trata de decidir si se quiere terminar con la  sensación de fracaso que algunos llevan años grapándose en la piel, sin anestesias de condescendencia ni el más mínimo miramiento. Se trata de no darse los golpes a sí mismo en la pelea. Se trata de romper con el pasado mohoso y rancio, que desconecta tan a manudo a los jóvenes y a los memoriosos. Se trata de huir para siempre de una propuesta que gime afónica. Es la hora de abandonar el proceso aniquilador de fundición de ideas para dar paso a la refundación, al aire, a la salud. Es la hora de abrir las ventanas. Es el tiempo de girar a la izquierda para ganar credibilidad. Es el momento de dejar de buscar falsos fantasmas. Ha llegado el turno de abandonar los reproches a las otras izquierdas.  Eso, o seguir en las mismas, y que unos malos actores, los malos actores de siempre,  sigan haciendo llorar a los espectadores no por convicción interpretativa, sino por pura pena.

Escrito por: Jean.2011/11/21 14:55:34.408000 GMT+1
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2011/11/17 16:02:31.710000 GMT+1

La enfermedad de Madrid

Existen espejismos que se hacen de carne y hueso,  verdades que reinan en la incredulidad, espasmos de hilaridad que sumergen a la razón en el pleno desconcierto. Hay estupideces convertidas en sublimes mediante la acción de los especialistas en la materia. La imbecilidad arde en una hoguera presumida, desafiante y caprichosa. Hay gansadas, perfidias, insidias, y macabros espectros de tontuna hecha a mano, artesanal. La inteligencia ya tiene su propia necrológica, firmada por la picaresca, por la treta hecha profesión, por ese clasismo perenne, fijo, inamovible, anclado, fundido, soldado a las venas de la bestia.  El surrealismo se ha amotinado en Madrid. De Esquilache hemos pasado a la desolación. La masa no es crítica, la masa acaba siendo la base de una pizza, de un bocado de fast food, reflejo de la inconsistencia de nuestra dieta actual. De la alimentaria y de la intelectual. La coherencia camina famélica buscando su propio reflejo en los charcos del suelo, como una especie de narciso moribundo, venido a menos, derrotado, prácticamente ausente. La lideresa incombustible, la presidenta de las siete vidas, la amasadora de demagogia, la heroína de la clase media indolora e incolora, ha perpetrado otra de las suyas. Tiene bula, el camino despejado. Las urnas son su pretexto.  Leo (elmundo.es) y no salgo de mi asombro: “El Consejo de Gobierno ha acordado este jueves conceder la Medalla al Mérito Ciudadano, en su categoría de plata, a los dos guardias civiles que impidieron "el asalto" a la vivienda de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, por parte de dos jóvenes, en la madrugada del pasado 19 de octubre”. Esta condecoración responde únicamente a un egocentrismo emocional desmedido y ridículo. Esta bochornosa bobada, este descarado ejercicio de cinismo autocomplaciente sería noticia de apertura en el NO-DO, dejando en bragas la propaganda franquista. No es una broma de mal gusto, sino un acto de infinita soberbia, de ombliguismo aberrante. Es la cultura de la desfachatez, la constatación, una vez más, de la moral del impudor político de una derecha clasista, acostumbrada al juego de señoritos y sirvientes. Es el homenaje cotidiano a la petulancia corrosiva de una presidenta liberal sin complejos, sin respeto por  el sentido común. Esperanza Aguirre se ríe en la oscura sala de la desvergüenza, rodeada de rigolettos, hombres de negocios y otras especies protegidas. Éste es el Madrid que nos queda, ésta es la senda por la que nos empujan. Sentada a la derecha de Mariano Rajoy, la presidenta madrileña se prepara para la poda, para desmontar el andamiaje de un Estado del Bienestar que ya incomoda sus intereses clasistas asentados en unas raíces aristocráticas. Madrid está enfermo. Muy enfermo. Y Esperanza Aguirre es su peor síntoma.

Escrito por: Jean.2011/11/17 16:02:31.710000 GMT+1
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2011/11/16 18:21:41.803000 GMT+1

La sonrisa de Avellaneda

Una sonrisa mutilada para siempre. Era de una joven llena de vida. Casi una niña. Se equivocó, sin siquiera saberlo, de pareja. Él, sea quien sea su verdugo, era una de esas parejas que la adolescencia a veces dispara con una ciega y maldita aleatoriedad. Pero ella no podía imaginarlo. A ella le tocó la oveja negra. Sin oportunidad para aprender de sus errores, sin un chance para entender las cosas que una mujer no debe situar jamás en su camino. No tuvo esa posibilidad. Ella no apagaba nunca el móvil tan pronto. Alguien finiquitó algo más que la cobertura, alguien apretó salvajemente el botón off de su existencia, caprichosa e inútilmente arrancada de cuajo, finiquitada en una nueva muestra del terror que salpica cada día lo desgraciadamente  cotidiano. Veo la foto de Avellaneda cuando permanecía con vida, antes de que una mente incomprensible para la mayoría de nosotros entendiera que precisamente esa vida le pertenecía y que podía hacer con tal vida  lo que quisiera, y que, llegado, el momento, eso incluía poder decidir sobre ésta. Y decidió acabar con ella. Optó por segarla, por la sinrazón, por la estúpida violencia que nunca cesa.  Una de las palabras más dolorosas que conozco es la de “víctima”. Es una palabra que arrancaría del diccionario, de la realidad, de los días, del ayer, del pasado, del mañana, del ahora; cercenaría esa maldita palabra, que rezuma dolor, que tantos corazones ha agrietado. Pero, qué es a fin de cuentas la historia de la humanidad, sino la historia de las víctimas. Es una historia de silencios, de frases y experiencias inacabadas, de sonrisas como la de Avellaneda, paradójicamente inmortalizadas en una imagen. Es la paradoja de la alegría, de la vida misma. La plenitud, el gozo, la inconmensurable felicidad no saben que, a veces, su antónimo se encuentra nada más girar la esquina. Y nadie avisó a la inocencia de Avellaneda.

Escrito por: Jean.2011/11/16 18:21:41.803000 GMT+1
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2011/11/14 22:44:11.628000 GMT+1

Mariano pasaba por allí

La mirada de Mariano Rajoy ha cambiado. No, no estoy comenzando un monólogo para  el Club de la Comedia. Lo vio el otro día, en las imágenes de un mitin. Su porte era arrogante, su expresión altanera, sus ojos saboreaban la victoria, brillantes de soberbia, y, cada vez que pestañeaba era, a diferencia de otras ocasiones, no una prueba de su natural desconcierto y falta de adaptación al escenario, sino la confirmación del advenimiento de un  éxtasis en forma de votos. Reconozco que nunca pensé que Rajoy fuera a ser presidente. Pero las circunstancias obligan, y ahora toca releer a Ortega, porque ahora España es ella y su circunstancia, y su circunstancia se llama Rajoy. El mérito del candidato de la derecha consiste en no haberla cagado durante la campaña. Le ha bastado con callar, con dejarse llevar, con ir a rebufo, con vender humo en la tierra del bipartidismo. El político ensimismado, el ministro de aprobado pelao, el hombre que pasaba por los cargos sin pena ni gloria, el gallego absorto, va ahora camino de Moncloa, rodeado de fieles que conforman una cohorte de diseño berlanganiano. Rajoy es el hombre que pasaba por allí en el momento oportuno. Cualquiera puede imaginar dónde reside su flor. Para la derecha más rancia, Mariano es un mal menor. Ni unos ni otros confían en un político que hace de la oratoria un trabalenguas de naderías, en un personaje incapaz de improvisar, no ya un guión, sino un simple saludo. Alguien que no es capaz de mostrar sus ideas sin leerlas da una justa medida de sus capacidades en una reunión de líderes internacionales. Es de esperar que en las grandes citas, Rajoy saque, para deleite de sus colegas, su libro gordo de Petete, o su libro de recetas, que, a día de hoy, se desconocen, porque la apuesta programática de los populares se ha edificado más sobre silencios y  frases huecas que sobre propuestas concretas. Contemplando su comportamiento desconfiado ante los medios de prensa, siempre reacio al cara a cara, puede uno imaginar cómo gobernará, protegido por todos los flancos por sus peones. Será una partida de ajedrez sin rey, porque Rajoy no da la talla; él no pasa de alfil del montón. Cuando sea presidente, Rajoy llegará, leerá, plegará sus papeles y se marchará, porque, a estas alturas, no va a adquirir las cualidades necesarias para desenvolverse con naturalidad ante preguntas no pactadas ni previstas en las agendas de sus asesores. Y, de cuando en cuando, González Pons soltará algún chascarrillo o alguna impertinencia malévola para distraer la atención, dando tiempo así a Mariano para que se seque el sudor de la frente y recoloque sus gafas. Porque, por más que ahora su mirada esté cargada de vanidad, a Rajoy volverá a delatarlo la perplejidad que se le escapa a diario por sus abruptas muecas, la monotonía que destila su eterna expresión de asombro cuando le pillan sin respuesta. Hay cosas que Rajoy no podrá teñir. Él se dispone a pisar ya el umbral del endiosamiento de Aznar. Pero les separan demasiadas cosas. Muchas más que unos “simples” millones de abdominales. Uno –Aznar- perdió el norte; el otro –Rajoy-  seguirá necesitando que alguien le pase en una nota dónde están los puntos cardinales. Es la geografía del hombre absorto, la brújula de Mariano, que  siempre apunta a sus silencios. Pero él solo pasaba por allí.

 

 

 

Escrito por: Jean.2011/11/14 22:44:11.628000 GMT+1
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2011/11/14 12:38:58.881000 GMT+1

Democracia en gris

No sé si la ceniza cenital que adorna hoy la mirada al horizonte tiene algo que ver en este estado de melancolía, pero la previsión anímica no es más halagüeña que la meteorológica. El otoño infunde ese espíritu de desnudez. Las calles se vuelven de plata, las aceras ya no proyectan el despampanante poder del sol. Los restos de las huellas húmedas de  transeúntes señalan mil y un caminos alocadamente dispuestos, sin ton ni son, como si no fuésemos más que hormigas yendo y viniendo, desconcertadas, frenéticas. Los ojos contagian al alma. Esta vez la tormenta no está en el cielo, sino sacudiendo nuestros pies. El término democracia se nos escapa entre las manos grasientas,  ante la mirada perdida de millones de hombres y mujeres que no saben ni contestan en la encuesta de la libertad. La mayoría se deja llevar, arrastrar. Los hilos del títere se han enmarañado. La representación debe continuar. Podemos comunicarnos directamente con una persona a miles de kilómetros, podemos viajar al espacio, pero seguimos siendo ese animal de las cavernas aferrado al dominio, al poder, al control de la situación. El privilegio pasa por el sometimiento y la miseria ajena. La violencia sigue garantizando el tipo de cambio. El terror continúa delimitando las fronteras ante las cuales la osadía se detiene magullada, violada, repleta de rasguños.  En la escenificación los díscolos, las ovejas negras forman parte del juego, son el vago pretexto de una libertad anestesiada. Las revoluciones se murieron de hambre.

Escrito por: Jean.2011/11/14 12:38:58.881000 GMT+1
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