2012/02/14 16:36:17.583000 GMT+1
Que el problema del empleo en España responde a causas estructurales, pocos lo dudan. Que era necesaria una reforma, es algo en lo que coincidían sectores incluso antagónicos. Pero de ahí a la necesidad de perpetrar esta reforma laboral media un abismo. Ahora, además, precisamente el abismo es lo que se cierne sobre miles de trabajadores que han visto desaparecer sus derechos consolidados en un abrir y cerrar de ojos. Las empresas podrán despedir más barato, aun cuando sus beneficios sigan siendo magníficos. No es solo una reforma, sino una malformación que persigue el sometimiento de los trabajadores, y evidenciar sin remilgos ni complejos quién manda aquí y quién toma las decisiones. Esta reforma es la semilla de la tragedia y de la desigualdad. Es la ley del más fuerte, y de eso el PP sabe un rato.
La entrada de Rajoy en Moncloa pasará a la Historia como una irrupción llena de patrañas, medias verdades y engaños. Negaban que fueran a abaratar el despido, y no solo lo han abaratado sino que lo han dejado a precio de saldo; decían que no subirían el IRPF y es lo primero que han subido. Bruselas, incluso, sospecha que el Gobierno de Mariano Rajoy ha inflado el déficit en 2011 con el fin de presentar una recuperación mayor de la real en 2012. Y aguarden a que pasen las elecciones andaluzas…
Los embustes corroen a esta comitiva de liberales sedientos de poder hasta el punto de liarse en mentirijillas como la que mostraba el currículum del nuevo Secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, quien durante años ha figurado en un sinfín de presentaciones y espacios como médico sin serlo. Ahora le toca el sonrojo de su propia…medicina. No en vano, al bueno de Burgos ya lo hicieron pasar por actriz de culebrones sus compañeros del PP. (Pasen y lean, es divertido).
Lejos de penalizar a los populares, el viraje cínico del nuevo Gobierno no hace sino ganar adeptos para su causa. Su contundencia de clase, sus mimos a la clase empresarial, sirviendo la cabeza del trabajador en bandeja de plata, o las meteduras de pata de Wert -plusmarquista mundial en la distancia-, por citar algunos ejemplos representativos, no le han pasado factura. Así las cosas, el camino está despejado. No hay oposición, porque el principal partido opositor permanece en estado crítico, deshaciéndose por dentro, canibalizándose. Y la metástasis no cesa. El PSOE se devora a sí mismo en un ejercicio de inutilidad alarmante que deja a España sin la imprescindible oposición. El PSOE no está dividido, sino fagocitado. Rubalcaba carece de credibilidad, y muchos dudan que vaya a ser capaz de recuperarla. Es probable que la unidad anunciada por Rubalcaba quedé quizá en una dolorosa unanimidad: la de comprobar divisiones en el seno de todas las federaciones del partido. El desencanto es especialmente visible en los socialistas jóvenes, que siguen divisando los mismos rostros del felipismo en las altas esferas de un partido que hace aguas.
El Partido Popular, por el contrario, saca pecho y hace bailar con prepotencia y desafecto al elefante en la cacharrería. Lo hace ante la impasibilidad generalizada de una clase obrera alienada e inconsciente, adormecida, fuera de su realidad. En 1789, el abate Sieyès escribió una obra fundamental: Qu’est-ce que le tiers état? (¿Qué es el Tercer Estado?). Hoy haría falta que alguien preguntara a los trabajadores españoles a qué clase pertenecen ellos. Porque vamos camino de conformar una orquesta de millones de músicos, como aquellos que tocaban en la popa del Titanic mientras el barco se hundía. Cuenta la leyenda que los ocho músicos de la Wallace Hartley Band ni siquiera dejaron de tocar cuando ya eran conscientes de que el buque se hundía irremisiblemente. Eso es lo que persiguen estos insaciables gobernantes. “Callad y seguid tocando, parias, porque si por, una remota posibilidad, lográis salvaros y llegar a tierra, perderéis vuestros trabajos”. Ninguno de los músicos de aquella orquesta sobrevivió. Y, por si lo no sabían, cuando el cuerpo de Hartley, el director de la formación musical, apareció, se celebró un funeral multitudinario y se lo consideró un héroe de la época. Sin embargo, la naviera White Star Line no tuvo reparos en enviarle la factura de su uniforme “perdido” a la familia.
Una instantánea única y fidedigna para comprender el capitalismo.
Escrito por: Jean.2012/02/14 16:36:17.583000 GMT+1
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2012/02/12 21:07:15.630000 GMT+1
Desde hace algunas fechas, el prestigioso José María Aznar Botella, líder espiritual del liberalismo juvenil, abanderado de las letras, domador empedernido de la cultura, equilibrista de la ciencia económica, vertebrador aguerrido de la filosofía natural, publica una columna en el diario La Razón. Sus méritos para alcanzar semejante cota están bien claros…en su árbol genealógico. Las puertas se abren de par en par para el primogénito del matrimonio Aznar Botella. Pero lo que la genealogía no puede lograr –ni tampoco los correctores de estilo de La Razón- es que sus artículos sean algo más que una ruda y burda especulación liberaloide de tercera división regional. Vale que papaíto le enchufe en un periódico, porque al chaval le hacía ilusión; vale que te dejen escribir lo que te salga de las narices; vale que te creas Krugman; vale que hayas heredado la arrogancia paterna y el atrevimiento materno, pero el resultado no puede ser otro que la náusea. Eso es lo que procuran sus artículos, de estilo cutre, simplistas, sin aportar más que las líneas básicas del pensamiento de su mentor. Así las cosas, te quedas en un mini Aznar, o en un Aznar de pacotilla, en una caricatura pequeñita, empalagosa, en una fotocopia reducida del ínclito y siniestro personaje que va por todo el mundo haciendo heridas al país que presidió.
Pero vayamos con el último de los artículos de mini Aznar, titulado Reforma para los jóvenes. Su inicio es ya definitorio de la arrogancia mayúscula que supura el teórico del miniaznarismo: “Algún joven iluminado saldrá pronto a las calles para protestar contra la reforma laboral”. ¿Algún joven? ¿Y qué decir de los no tan jóvenes, que acaban de conocer que su posible despido vale ahora mucho menos, incluso en el caso de que éste resulte improcedente? ¿Iluminado? ¿Conocerá el juntaletras la orden de los Iluminados? ¿Quizá era un guiño a la secta creada por Adan Weishaupt? ¿Pretendía hacer algún paralelismo? Inútil hacerse ilusiones. Este espadachín intelectual menopáusico sólo conoce a dos adanes: el bíblico y a Adam Smith. De este último tendrá vagas referencias a través de cualquier manual casposo editado por FAES, tampoco se hagan ilusiones.
Pero prosigamos en la cátedra periodística del atrevido danzarín aznarín. “Se unirá a los sindicatos para pedir la vuelta de un mercado laboral de dos categorías, el de los protegidos y el de jóvenes e inmigrantes. El de los sindicatos y el de los demás. El de los que ven sus salarios aumentados cada año con la inflación y el de los que se ven obligados a saltar de uno empleo precario a otro una y otra vez”. Su vulgar simplificación no muestra sino una de las fobias marca de la casa: los sindicatos. Este absurdo reduccionismo que establece dos tipos de trabajadores (a saber, los sindicalistas, y el resto), carece de fundamento y del más mínimo rigor. Se preocupa de los trabajadores que ven aumentados sus salarios con la inflación, pero no dice nada de aquellos que, como su propio padre, compatibilizan jugosas pagas públicas (sufragadas por toda la sociedad) con salarios de multinacionales. No dice nada de trabajadores que privatizan empresas (pongamos por caso Endesa) para pasar a cobrar, años más tarde, sueldos de 200.000 euros anuales de la propia empresa privatizada, como es el caso de –oh, de nuevo él- su propio padre. No dice nada el pequeño Aznarín de esos trabajadores que se parapetan tras fornidos guardaespaldas (cuyos salarios corren a cuenta del Estado) y que hacen negocios privados de aquí para allá, poniendo a parir al gobierno español, en un acto de descomunal soberbia e irresponsabilidad política y ética. No, Aznarín prefiere mirar a los sindicatos, persigue enfrentarlos al resto de trabajadores y, muy especialmente, a los “sin empleo” de larga duración. Ésa es la estrategia de la derecha. Y está dando sus frutos, qué duda cabe. Que los sindicatos ha cometido errores es una perogrullada, pero no son los responsables del desaguisado. Demonicémoslos, para jolgorio de la clase empresarial y la patronal.
Lo siguiente es de arcada, advierto: “El peso de la crisis ha caído sobre los más débiles porque tenemos un mercado laboral injusto. Uno que esencialmente proviene del franquismo y que durante décadas ha sido protegido y preservado por la izquierda española”. Sí, sí, Aznarín critica el mercado laboral por franquista y acusa a la izquierda de haberlo mantenido durante décadas. ¿Es que no tuvo tiempo su padre de cambiarlo en los ocho años que fue presidente del Gobierno? ¿Es que desconoce que su padre fue presidente de este país? ¡Qué descaro! ¡Qué auténtica falta de escrúpulos y de decencia! ¡De casta le viene al galgo!
Sigamos con este curso acelerado de inducción al vómito. La siguiente parrafada no es apta para estómagos delicados (último aviso): “Lo verdaderamente trascendente de la reforma no es la disminución de la indemnización por despido improcedente, sino la ampliación de la definición del despido procedente, cuya indefinición anterior impedía su uso generalizado. Estaremos más cerca de un escenario en el que los empresarios podrán mantener a sus trabajadores más productivos en vez de a los más caros de echar”. ¿Olvida Aznarín que los empleados más caros (sic) de echar son los directivos, armados hasta las cejas con contratos blindados? ¿Hay que defender ahora que las empresas expriman a sus trabajadores exigiéndoles cada vez mayores rendimientos y productividad? Pues en La Razón no lo hacen con sus columnistas… Quienes están en peligro ahora, quienes están ahora en el punto de mira son los trabajadores de mediana edad o veteranos que fueron acumulando “privilegios” y derechos durante su estancia en una empresa a lo largo de los años. Ahora, de golpe y porrazo (nunca mejor dicho), esos trabajadores quedan desprotegidos.
Vamos a por la siguiente copla, que también es de aúpa: “Esta reforma laboral seguramente no resultará en una creación neta de puestos de trabajo en el corto plazo, pero sí que contribuirá a una renovación del mercado laboral, por la que un gran flujo de trabajadores saldrá del mismo y será reemplazado por otro más productivo”. Está claro, pero no es una mera cuestión de productividad. Los trabajadores con enfermedades crónicas o con una salud más delicada quedan, igualmente, desprotegidos. ¿Trabajadores reemplazados? ¿Y qué les quedará? ¿Cabe esperar la misma productividad en un trabajador de 25 años que en uno de 50? ¿Selección natural? ¿Reeducación laboral? Vayamos hasta la Alemania nazi y observemos un problema que debían resolver los colegiales de la época:
Un enfermo mental cuesta diariamente unos 4 marcos, un enfermo 5,50 marcos, un criminal 3,5 marcos y un apprenti 2 marcos.
1. Haced un gráfico con estas cifras.
2. Según prudentes estimaciones, hay en Alemania 300.000 enfermos mentales, epilépticos, etc. que reciben cuidados permanentes. Calculad cuanto cuestan anualmente estos 300.000 enfermos mentales y epilépticos. ¿Cuántos préstamos a fondo perdido (no reembolsables) de 1.000 marcos se podrían hacer para jóvenes matrimonios si este dinero pudiera ser ahorrado?.
Citado pro H.J. Gamm, Der braune Kult, Hamburg, Rútten una Loening, 1962. (Tomado de http://clio.rediris.es/fichas/Holocausto/exterminio.htm)
¿Deberemos volver a reeducar a nuestros jóvenes? ¿Deberemos replantearnos esas estimaciones?
Ya queda menos. Acudamos al cierre del artículo: “Naturalmente que esto no se hará sin traumas, pero a la larga nuestra economía se beneficiará y sobre todo lo harán quienes ahora han aguantado casi todo el chaparrón de la crisis, los jóvenes”. Coño (ustedes perdonen), si esto se solucionará a la larga, ¿cómo se van a beneficiar los jóvenes, si ya habrían dejado de ser jóvenes? ¿Se referirá Aznarín a las generaciones venideras, aun sin concebir? ¿No será una medida a favor de la natalidad, pues? ¡Tengan hijos, que en el futuro, tendrán trabajos con contratos… dejémoslo ahí, tendrán trabajo. Eso sí, hasta que lleguen otros jóvenes más productivos. De cualquier forma, siempre habrá excepciones a la regla, a la norma: serán las de los hijos de papá, aquellos a quienes les lloverán los trabajos por casta, por imperativo genealógico, por los contactos de papá y mamá. Esos acabarán escribiendo sandeces en cualquier periódico.
Escrito por: Jean.2012/02/12 21:07:15.630000 GMT+1
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2012/02/07 18:55:7.172000 GMT+1
Vivimos en la era de las comparaciones. Algunas de ellas ya no resultan solamente odiosas, sino que reposan en la más absoluta de las inconsistencias. Ayer mismo, un medio digital se preguntaba si pesaba más la excelencia del tenista Djokovic o la del barcelonista Leo Messi.
Un jugador de tenis no es comparable a un futbolista, por muchos y variados motivos. El principal, por la opuesta naturaleza de ambos deportes, como también por el evidente hecho de que el tenis es, por lo general, un juego individual (a excepción hecha de los partidos de dobles, o de competiciones de equipos como la Copa Davis, donde, finalmente, los puntos de partidos individuales (4) pesan más que los de dobles (1) en cada eliminatoria). El fútbol, si embargo, como bien sabemos, es un deporte colectivo. Pero, además, hay algo indiscutible: la relativa objetividad de los puntos que convierten a un tenista en el número uno de la ATP habla por encima de la subjetividad de la consideración de Messi como número uno del mundo. Djokovic suma más puntos que sus rivales. Eso es indiscutible. Y eso lo convierte en el número uno. El argentino, por el contrario, podrá ser nombrado –nunca con unanimidad, por cierto- el mejor por sus compañeros, por la prensa o por la afición, pero esa elección se basará en un criterio definitivamente subjetivo.
Es más, ya resulta complicado comprender la elección del mejor futbolista del mundo, partiendo del hecho de que en un equipo no son comparables las acciones ni las responsabilidades –todas ellas relevantes e imprescindibles- de un guardameta con las de un extremo, o con las de un defensa central. Por poner un ejemplo, once messis, probablemente, no ganarían ni un solo partido de Liga, como tampoco lo harían once casillas, ni once piqués. Igualmente discutible es esa afición que fomentan a menudo los medios para dilucidar quién es el mejor de todos los tiempos. La comparación, en este caso, carece de rigor y de fundamento. Con el tiempo las características de cualquier deporte se han visto sometidas a tantos cambios que echan por tierra la comparación, innecesaria a todas luces.
Si tomamos, de nuevo, el fútbol como ejemplo, imaginar a Alfredo Di Stéfano o al gran Ferenç Puskas en el fútbol actual, y examinarlos bajo la lupa de la comparación no deja de ser, además de una frivolidad, un anacronismo caprichoso. De hecho, regularmente, cuando a los aficionados se les pregunta por los mejores futbolistas de la historia de su club suelen elegir a jugadores actuales, algo comprensible, pero viciado a fin de cuentas, puesto que los más jóvenes aficionados (los electores) no han visto jugar a otras generaciones pretéritas de futbolistas. Eso, por no hablar de los campeones morales, donde contemplamos como paradigma a Fernando Alonso.
Cuando el piloto asturiano, ahora en la escudería Ferrari, era el más rápido en los circuitos, nadie dudaba en calificarlo como el número uno. Sus dos campeonatos del mundo hablaban por sí solos. Pero he aquí que cuando sus devaneos por distintos equipos no se tradujeron en nuevas victorias en el campeonato del mundo, apareció el patriotismo a cuatro ruedas para dictaminar que Alonso seguía siendo el mejor piloto del mundo y que la culpa de que no lograse el campeonato había que achacársela exclusivamente a los coches chapuceros que pilotaba. A semejante teoría contribuyó un periodista que no tenía ni un pelo de tonto…ni de objetivo. Pero eso iba incluido en su magnífico sueldo, y en su condición de favorito del asturiano. Precisamente un peluquero de apellido Llongueras no se ha cortado un pelo a la hora de afirmar que “la española mejor peinada es Letizia Ortiz”.
Foto: 20 Minutos
Siempre me ha fascinado la arrogancia del personal para realizar aseveraciones tan caprichosas como ridículas o carentes de sentido común. Porque ridículo es, a fin de cuentas, establecer un ranking inaudito por cuanto tiene de incontrolable e irrealizable. Dicho de otra forma – y buscaremos para ello, precisamente, la contraposición del ridículo- , ¿se ha tomado la molestia el septuagenario peluquero de echar un vistazo al peinado de todas las españolas? ¿De los 23 millones de mujeres que hay en España? ¿Incluyendo a bebés y ancianas? ¿De veras? Es más, y en el supuesto de que así hubiera sido, ¿se acordó de incluir a las españolas que viven en el extranjero y viajó, quizá, a cada rincón del mundo para comprobar in situ la calidad de sus peinados? Pero vayamos al aspecto cualitativo del prestigioso “adecentador” de cabelleras humanas y vendedor de champús: Llongueras basa su elección en un aspecto que poco tiene que ver con lo profesional, o con el arte de la repostería capilar (Sí, repostería capilar; no va a ser Llongueras el único cursi). No hay una argumentación del estilo ni del estilismo de la cabellera de la princesa de Asturias.
Foto: Público
El dictamen del peluquero es de otro pelaje: “Por encima del corte que lleve, hace valer su personalidad. Si uno tiene carisma puede cambiar lo que le apetezca puesto que lo aguantas todo”, dice el estilista catalán. Ahí no cabe ponerle peros. Ya lo creo que se puede cambiar.
Foto: El Comercio
Letizia, sin ir más lejos, rizó el rizo pasando en tiempo récord de plebeya a princesa. Ha tenido más suerte que Urdangarin, al que, si ninguna “mano inocente” lo impide, se le puede acabar cayendo el pelo.
Escrito por: Jean.2012/02/07 18:55:7.172000 GMT+1
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2012/02/06 15:16:49.932000 GMT+1
El mejor bajo del mundo caería en el mayor de los ridículos si pretendiese representar en una ópera el papel reservado para una soprano. Carme Chacón, cantante más bien de play-back, ídolo de barro del marketing progresista, sucumbió sobre las tablas de un escenario que se le hizo inmenso. Agitada, inverosímilmente vehemente, Chacón cometió un pecado imperdonable en el paraje de la política: la demagogia se le notó. A los pocos segundos de comenzar su discurso, la catalana ya daba muestras de una arritmia desconcertante, de una sobreactuación hiperbólica que terminó por darle puntos…pero de sutura. Chacón confundió el consejo de llevar a cabo un discurso encendido con el papel de pirómana. Chamuscó sus opciones a grito pelado. El único pero que cabe ponerles a sus prestigiosos asesores es que no le hicieran catar el método Stanislavski. Otro gallo le hubiera gritado a Chacón. ¿O era cantado? Bastaría, en cualquier caso, con que le hubieran explicado que no por mucho gritar amanece más temprano.
Foto: EFE
Y eso que Alfredo Pérez Rubalcaba no había puesto el listón excesivamente alto. El cántabro se hace entender y transmite con mayor credibilidad, pero dista mucho de ser un orador brillante o un animal del embaucamiento como Felipe González, uno de sus mayores valedores en el sarao socialista del pasado fin de semana. Rubalcaba es el paradigma del dicho “ni una mala palabra, ni una buena acción”. El ya nuevo Secretario General de los socialistas tiene difícil procurarse el barniz de la credibilidad. En cierta forma, representa una línea continuista, un eslabón más de la cadena del partido que más ha defraudado en este país a sus militantes. No en vano, los discursos de los aspirantes adolecieron, precisamente, de una preocupante ausencia de ideas, de nociones, de iniciativas claras, lejos de los lugares comunes, clichés y frases huecas que han venido caracterizando los ronroneos de los contendientes en las fechas previas al decisivo debate. Ni ella ni él han mostrado a las claras los defectos, las inoperancias y los errores que les han llevado a perder la confianza de más de tres millones de votantes en las últimas elecciones. La batalla entre Chacón y Rubalcaba se ha escenificado de puertas hacia dentro, desoyendo, desatendiendo las críticas de una parte del electorado que contempla con angustia y desesperanza a partes iguales el carácter acomodaticio de un partido al que se le va la fuerza por la boca y que, a la hora de la verdad, arroja sobre el tapete las cartas, una vez descubierto su farol. También han hecho oídos sordos a una parte del partido que aboga por un cambio drástico en su línea de actuación y por el otorgamiento de mayor relevancia a los jóvenes y a las bases. Eso no es precisamente compatible con las imágenes de un congreso en el que sobresalían las figuras de Txiqui Benegas, José Antonio Griñán, Alfonso Guerra, e incluso la del ausente más presente, el aburguesado González, paradójicamente aún símbolo de la progresía entre buena parte de los socialistas.
El PSOE, en el que Chacón y Rubalcaba manifestaron un peso indiscutible, ha sido durante los últimos años el perro ladrador y poco mordedor con una derecha reconstruida sobre el endeble liderazgo de un Rajoy flojito. El PP vive ahora cómodamente de los errores de una izquierda irreal y de falsa identidad. Rubalcaba ha iniciado la nueva etapa del PSOE hablando de unidad. Eso lo hace de puertas hacia fuera, porque él sabe que el partido está dividido. En lo único en lo que el PSOE parece haber llegado a un consenso es en la más fría carencia de autocrítica. Sin ella, estos espectáculos de democracia interna no son más que paños calientes. Solo les faltó cerrar la reunión cantando todos juntos aquello de “Y si somos los mejores, bueno ¿y qué?”
Escrito por: Jean.2012/02/06 15:16:49.932000 GMT+1
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2012/02/02 17:45:32.063000 GMT+1
El gélido rumor siberiano nació como una obertura, anunciante del azul plomizo que encoge los estómagos y algún que otro corazón. Los acordes amenazantes se han transformado en una ópera de vendaval, poderosa, recia, sin misericordiosos recitativos, incluyendo solamente poderosos cánticos y aspavientos dominados por la altanería de una percusión apabullante. El tiempo, siempre hablamos del tiempo. De la meteorología, debiéramos decir. Lo hacemos, curiosamente, para romper el hielo en ascensores, paradas del autobús y lugares en los que primordialmente esperamos. Esperar es, sencilla y paradójicamente, matar el tiempo. Quizá por ello, hablando del “otro” tiempo estemos asistiendo a un funeral simbólico, al homenaje tardío a los segundos que perecieron en el olvido, a la misa de réquiem de todos esos minutos que nos roba la burocracia de la espera. Y, para más inri, formamos parte de uno de esos pueblos que desconoce por omisión el cumplimiento de la puntualidad, ese concepto que mora entre la utopía y la inopia para la mayor parte de los españoles.
Somos un país de aperitivos. No vienen mal durante las esperas, poco tensas, más que nada porque beben de la resignación, del hábito y de la costumbre. Bebemos para olvidar. Para olvidar, básicamente, la hora a la que habíamos quedado, haciendo menos dolorosa la fea costumbre del desconsiderado atraso. El atraso… El frío de Siberia no nos trae la doctrina del respeto. A fin de cuentas, qué es si no la puntualidad más que respeto. Hablamos del tiempo. Generalmente, para quejarnos, para nadar en la obviedad. Como hago ahora yo mismo, mientras espero la llegada de un tren que no sé dónde ha de llevarme. Es el tren de la inspiración, siempre farsante adulador, siempre realizando falsas promesas, siempre acudiendo con injustificados retrasos a nuestra cita. Hoy no se lo perdono, porque hoy el aire de Siberia hiela la paciencia. Hoy no hago la vista gorda, porque el frío tiñe de temblores mi escaso humor, que buscaba desesperado los rayos del sol herido para amortiguar los ecos siberianos. Hoy hablo del tiempo. Pero lo hago solo, conmigo mismo, mientras decido el destino de un tren que me lleve quizá a la misma Siberia.
Escrito por: Jean.2012/02/02 17:45:32.063000 GMT+1
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2012/01/30 15:32:54.566000 GMT+1
El logo de Madrid 2020 es una especie de Frankenstein, recosido, repleto de grapas, remiendos y zurcidos de mal gusto. Es una ñapa sideral, un parche, una cicatriz que supura. Es un monumento al cataclismo de una ciudad cardiaca. Es el sello simbólico del dispendio descarado. Representa con acierto la huella de los trileros que padecemos, la de los acostumbrados a dibujar mundos ideales sobre el barro de las clases y castas inferiores. Es la imagen del esperpento, el reflejo fidedigno de las obsesiones del faraónico y egocéntrico Gallardón. Es el logotipo de la barbarie y la obstinación. Es un monumento al gasto, al lujo innecesario, al tejemaneje, al capricho en un tiempo de tragedias y seísmos en la calidad de vida de cientos de miles de madrileños. En tiempo de recortes, manga ancha para las neurosis personalistas de los amos de la demagogia con el deporte como excusa. Una vez más, el citius, altius, fortius de una burguesía capitalina carcomida por la obscenidad presupuestaria. Hemos pasado del Madrid de Pepe Botella al Madrid del PP y Botella. Lo triste es asistir a la realidad descarnada. Ni con cien esquilaches despertaríamos hoy en Madrid la necesidad de un motín contra esta psicopatía política que quiere hacernos pasar por el aro. No está Madrid para juegos ni para Juegos. No está esta ciudad para negocios no redondos sino cuadriculados. Unos Juegos representan una inversión costosísima (que sufragaríamos todos) y unos jugosos ingresos (solo para unos pocos elegidos… a dedo). No está Madrid para esfuerzos, sino para refuerzos en cada uno de los puntos donde lidera la desvergüenza de la carencia. El Madrid de los parquímetros, de la contaminación acústica; el Madrid de las tasas de basuras y el IBI pantagruélico. El Madrid con miles de ciudadanos viviendo en condiciones miserables. Madrid necesita la decencia terrenal, y abandonar los sueños olímpicos. El Madrid de 2012 no necesita proyectar la perniciosa insaciabilidad de unos pocos a ocho años vista, sino afrontar las realidades grises de un panorama rudo y complicado. Madrid necesita antes de organizar unos Juegos, ofrecer a sus ciudadanos más instalaciones deportivas, mejores colegios, una ciudad más sana y limpia, mejores atenciones para sus mayores. No me gusta el dicho “De Madrid al cielo”. Madrid debería ser un lugar tan cojonudo que el eslogan sufriera un retoque y se quedara en “Madrid: quédate en él; el cielo puede esperar”. Pero ya trabajan algunos sin descanso para hacerlo descender a los infiernos. Y, encima, cobrándonos el billete.
Escrito por: Jean.2012/01/30 15:32:54.566000 GMT+1
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2012/01/26 15:32:53.800000 GMT+1
Dice el gran Leonard Cohen que su último disco es “un manual para vivir con la derrota”. Aún no lo he escuchado, pero, de confirmarse la apreciación del músico y poeta canadiense, esas canciones deberían convertirse en la banda sonora de esta España de tragedia, corruptelas, dogmáticos de doble y triple moral y sarna soportada con gusto. Esta España es la España de la derrota, del pesar, de los engaños, la de los dobles fondos, la España de la chistera llena de gusanos muertos, la España miserable, indolente y pendenciera, la España ciega, sorda y muda, la España violada. Esta es la tierra de los olvidos, la de las fosas, la de los juicios pendientes, la que no siembra justicia, la que huye de la razón, la que se deja engañar por licántropos disfrazados con cuatro harapos de cordero. Esta es la España de la angustia, la España de la impotencia, de la sinrazón, la España de las heridas en carne viva, la España mutilada, la tierra virgen de conciencia propia, la España desmembrada, la decapitada, la España roída, la agonizante, la España dolorosa, inerme y enferma. Esta es la España de las supersticiones, la de las mentiras, la de los chorizos, la España del machismo rancio, la de la corrosiva picaresca, la España del cotilleo, la de las envidias, la de las apariencias, la encarnizada, la de los especuladores, la de los señoritos, la de los falsos progresistas, la de falangistas camuflados, la España de los camps, de las cospedales, de los fabras, de los urdangarines, la España de las esperanzas aguirres, la de las anas botellas, la España de los rubalcabas, de las chacones, la España que olvida a quienes lucharon por su libertad y homenajea a quienes la fusilaron. La España del felipismo, del aznarismo, del zapaterismo, la España famélica, la España desangrada, la España moribunda, la España que confunde un gol con la calidad de vida. Esta es la España que paga su pasado, la España inconsciente. Y yo no soy más que un cobarde por no huir hoy mismo de esta España. Que suene el manual de Leonard Cohen en la España de los réquiem.
Escrito por: Jean.2012/01/26 15:32:53.800000 GMT+1
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2012/01/16 14:58:3.771000 GMT+1
Ha sido la muerte de un convencido franquista la que nos ha venido a recordar que el franquismo permanece altivo, orgulloso, y plenamente vigente, marcando a fuego la idiosincrasia de un país desmemoriado, carcomido por la amnesia y la ausencia de justicia histórica. Que el actual presidente del Gobierno se refiera a Fraga citando su “pasión por la libertad” es un descomunal monumento a la insidia, palabra manoseada por el propio Rajoy. La desvergüenza que mustra el líder del ocultismo popular es un insulto a la razón, que tan de puntillas pasa habitualmente por los escenarios del poder. El presidente demuestra así ser un ciego, ebrio de estulticia, un farsante atropellado, un “pintafraolas”. Fraga no fue sino un político aferrado al poder, al dominio, un hombre permanentemente entregado a su propia causa, con el claro objetivo de perpetuarse en ese poder. Fue un hombre autoritario y vehemente. Algunos tratan ahora de recbar una supuesta ejemplaridad y trasladarla a su perfil de demócrata. La democracia fue para él una balsa en la que escapar del remolino de la dictadura agonizante. Exaltar a Fraga ahora desde la derecha que él concibió y amamantó es plausible, lógico y coherente. El árbol genealógico es el que es, y las caretas ha tiempo que volaron. Hacerlo desde el centro, desde la izquierda o desde la ínsula de Barataria del PSOE es un calculado ejercicio de falsa moderación decididamente inconsecuente. Fraga formó parte de una dictadura cruel y sanguinaria, enormemente represiva, que puso en práctica las consignas que el general Mola concibiera en el verano del 36, persiguiendo aterrorizar a las izquierdas. Fraga formó parte de aquel régimen que organizó desfiles de la victoria, que homenajeó a los fascistas, y que ensalzó la brutalidad. Fraga creció políticamente en un ambiente de falta de libertad. Es por eso que la adulación de Rajoy se antoja vilmente caprichosa e hiriente para un país que presume de modélica democracia. Soraya Sáenz de Santamaría ha recurrido también al espasmo irracional y capcioso, señalando que Fraga fue un hombre de principios, pero la todopoderosa vicepresidenta no ha aclarado si se refería a sus principios en la época de la dictadura, o si mencionaba sus principios de demócrata. ¿O doña Soraya pìensa que Fraga manejó siempre los mismos? En la España franquista en la que Fraga se formó y creció como político, como hombre del régimen, hubo compensaciones para los familiares de las víctimas de los caídos en el lado de los vencedores, concesiones y reparaciones. En el lado de los vencidos, no quedaron sino vejaciones, más represión, tortura, marginación y, en el mejor de los casos, un gélido olvido. De aquel horror del que Fraga formó parte quedan aún miles de víctimas por desenterrar y cicatrices en muchos corazones. Es lógico que sus hijos políticos ensalcen la figura de Manuel Fraga, pero sacude y retuerce la decencia hacerlo desde otras latitudes políticas. Así es esta España de olvidos y lágrimas secas. Así es un país en el que cientos de placas recuerdan aún en iglesias con loas las figuras de sanguinarios, carniceros y despiadados militares como Queipo de Llano, Mola o Yagüe. El sonsonete de “A Dios rogando y con el mazo dando” sigue número uno en las listas de éxitos del incoherente credo. Y a quienes hablando del fallecimiento de Fraga se pretenden ejemplares por su equidistancia, les invitaría a realizar un simple ejercicio de perspectiva, escogiendo una posición en la escena de un fusilamiento. ¿Elegirían el punto intermedio entre los verdugos y el ejecutado?
Escrito por: Jean.2012/01/16 14:58:3.771000 GMT+1
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2011/12/27 16:59:41.952000 GMT+1
Vocación o equivocación
Madrid se pliega al “por ser vos quien sois”, y cuenta desde hoy con una alcaldesa peculiar. Peculiar fue su forma de acceso a la política, como peculiares son sus más controvertidas declaraciones de mujer ilustrada, inteligente y sobradamente preparada en diferentes ámbitos de la gestión pública. No creo que nadie dude de eso. A las pruebas me remito. Esoterismos al margen, Ana Botella comparte con Rajoy una característica: la de patinar sobre una pista de desatinos cada vez que toca improvisar. La esposa de José María Aznar dice poseer vocación de servicio público y tener como referente en ese aspecto a su propio marido, el mandarín de la FAES, una especie de Santa Inquisición del liberalismo. Aznar es como Torquemada, pero en pequeñín, y con mayor arraigo en los músculos financieros. Desde luego, a nada que doña Ana secunde el éxito de su pareja, seguro que logrará aumentar espectacularmente su patrimonio. Ah, y decir adiós a los tradicionales pareos luciendo unos abdominales envidiables.
Pasando por el aro
Uno de las primeros objetivos a los que ha apuntado la nueva alcaldesa de Madrid es al de fijar la candidatura de Madrid para la organización de los Juegos Olímpicos de 2020. Son los madrileños quienes deben decidir si en plena época de recesión, con más de 225.000 parados y con una deuda récord, tiene el más mínimo sentido y el menor de los decoros seguir proyectando una obsesión personal del anterior responsable del municipio de Madrid. Ideológicamente, encaja, sin duda, en las artes del Partido Popular, pues unos Juegos garantizan cuantiosos ingresos a un selecto grupo de escogidos, y requieren, por el contrario, de una mayúscula inversión que pagar entre todos. Es el sonsonete del liberalismo por excelencia. Ana Botella agita el sonajero. No tiene ritmo, pero es lo de menos. Lo importante es la mano que mece la cuna.
Personal e intransferible (por desgracia)
Dice el rey Juan Carlos, en referencia a su reciente mensaje navideño, que "no hay que personalizar, que es lo que a veces hace la prensa." Personalizar no es algo insano ni criticable. Tenga en cuenta nuestra graciosa Majestad que los dictadores también lo hacen. Véase, sin ir más lejos, cómo Franco personalizó, es decir, le dio un carácter personal a la monarquía española, eligiéndolo a dedo precisamente a él. Es por eso que ahora luce como monarca…de todos los españoles.
Predicar con el ejemplo
Además, de refunfuñar, el hoy ovacionado miembro de la dinastía borbónica, ha regalado algún que otro curioso titular. Pongamos como ejemplo este: “Hemos de defender la honradez". Bien, surge a bote pronto una pregunta inocente: ¿y qué va a hacer usted, Majestad, para contribuir a tan noble tarea?
Del mutis impropio al De motu propio
Lo que sí hará mañana mismo la Casa Real será hacer públicas sus cuentas. Brillan, sin duda, la espontaneidad más absoluta, así como una ejemplar voluntariedad en semejante medida. Vamos, que han tardado treinta años, pero era porque “la estaban peinando”.
En la salud, pero no en la enfermedad
Curiosa paradoja. Eterna contradicción. En el terreno religioso se acogen a paradigmas sagrados, pero luego viajan hasta las antípodas huyendo de sus promesas. Hablan de amor al prójimo, de justicia, de igualdad, pero defienden con uñas y dientes el privilegio propio que reposa sobre la desventaja ajena. La idolatrada Aguirre proseguirá su paseo militar en la Comunidad de Madrid, esta vez penalizando a los trabajadores públicos que se acojan a una baja laboral. Es la ley del más fuerte. Si flojeas de salud, más te vale ser adinerado. Quizá no dentro de mucho no encontremos la película John Q tan lejana a nuestro entorno. ¿Dónde se decía aquello de “El trabajo os hará libres”?
En Babia
Y de la avispada presidenta regional, al delantero atolondrado que vive en un eterno fuera de juego. Sí, Tomás Gómez, que ha dicho: “Esperanza Aguirre abre la puerta a que las empresas privadas penalicen a los trabajadores enfermos al hacerlo ella con los públicos”. Don Tomás, a ver si va usted espabilando, que ya hay empresas privadas haciendo eso.
Un sastre que lo borda
Y Camps, un presidente de la Generalitat valenciana, sentado estratégicamente tras un orondo abogado defensor para no dar la cara. Tanto trabajar por los valencianos, tanto tomar medidas, y ahora resulta que los problemas vienen de quien se las tomaba a él. Si es cierto el relato del sastre (que, por cierto, no es sastre), Ricardo Costa y Francisco Camps no se ponían cualquier trapito. Hay un dicho en el comercio que asegura que quien paga siempre tiene razón. Solo que ni Costa ni Camps encuentran las facturas.
Escrito por: Jean.2011/12/27 16:59:41.952000 GMT+1
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2011/12/26 18:05:29.214000 GMT+1
Un nuevo paso fugaz del profesor Janesk Girbecek por Madrid no podía saldarse sin un nuevo encuentro con él. Crítico y escéptico, Girbecek se despacha sin remilgos y opera sin anestesia sobre la realidad de España.
Jean: Profesor, como siempre, es un placer saludarle. Urge preguntarle por su impresión acerca del nuevo gobierno de Mariano Rajoy.
Janesk Girbecek: Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Le digo, honestamente, que no puede ser peor. La calidad de los presidentes españoles va descendiendo un peldaño a cada nueva legislatura. Y eso que partieron desde el sótano del edificio. Sinceramente, le digo que nunca creí que Rajoy fuera a sobrevivir… a la Derecha. Si no fuera por la absoluta y férrea disciplina del electorado, Rajoy habría naufragado y sido devorado por los tiburones en sus propias aguas. A Rajoy le han salvado el culo, si me permite la expresión, algunos de los que ahora reciben la recompensa de un ministerio.
Jean: ¿El pragmatismo de la derecha?
Janesk Girbecek: Su conciencia de clase. Ya ni siquiera tiene que revestirse de centro. Se acabaron las caretas. Toca sacar pecho. Han sufrido el exceso de maquillaje durante unos años. Son lo que son, y ahora se manifiestan orgullosos. La costra del centrismo ya se les cayó.
Jean: ¿Es mérito del PP o demérito del PSOE?
Janesk Girbecek: Indiscutiblemente, ambas cosas. Por un lado, el PP utiliza sus medios afines para reclutar en un electorado desconcertado, sin afinidades ideológicas y desposeído del concepto y sentimiento de clase. No hay percepción de pertenencia a la clase obrera, sino sumisión consumista. El baremo que maneja buena parte del electorado, de la ciudadanía es ¿quién me permitirá seguir manteniendo mi nivel de consumo? Ése es un mérito del capitalismo. Mérito para la consecución de sus fines, se entiende. En el debe del PSOE hay que anotar su viraje burgués, su acomodamiento, su cerrazón, y el descorazonador distanciamiento con sus bases. El PSOE ha desconectado con la clase obrera, ha desmotivado los movimientos obreros y sindicales. Y ha dirigido su inquina en muchas ocasiones más sobre su izquierda que sobre su derecha. La consecuencia es la fragmentación personalista de un partido en proceso de descomposición. Faltan concienciación democrática, oxigenación y purificación. Urge desparasitar el partido. No puede consentirse que, a estas alturas, José Bono, Manuel Chaves, o el propio Felipe González, sigan siendo considerados oráculos de la organización. Abandonen sus confortables asientos, levanten sus posaderas y aparquen sus egos. Salgan a la calle y pregunten. La calle les indicará el camino. Si el futuro de los socialistas pasa por Chacón, no hará falta siquiera que se abrochen los cinturones, porque el avión tardará mucho en despegar.
Jean: ¿Más de ocho años?
Janesk Girbecek: Algunos en el PSOE insisten en que lo primero es tener un líder, y después, vendrán las ideas. Lo reconocen así con luz y taquígrafos. Insisten en que se vote un rostro y no una ideología. Son los profesionales de la política, quienes viven en la poltrona. Son reincidentes en el error.
Jean: Entonces, ¿la opción es Rubalcaba?
Janesk Girbecek: Salgan a la calle y pregunten; abran las ventanas de la casa y dejen entrar aire fresco. No insistan en fabricar un nuevo Zapatero, ni en adecentar a ninguno de los caducos gestores. ¿Es un político Frankenstein, lleno de cosidos, zurcidos y remiendos una opción? El PSOE va a llorar sangre para recuperar lo desandado. Su influencia en los medios de comunicación cada vez es menor. Y que nadie dude que con el PP se acabó la moderación en TVE. Rajoy y los suyos lo tienen claro: concesiones, las mínimas. Les costará llegar a la ciudadanía. Cada vez cuentan con menos altavoces.
Jean: Volvamos al gobierno de Rajoy…
Janesk Girbecek: Rajoy ha optado por un equipo de gente leal a su figura, gente cercana, con algún que otro miembro del Opus Dei y algún liberal de manual. Me sorprende la buena prensa de algunos lobos con piel de cordero: Soraya y Gallardón, por citar dos muy claros. Esa fidelidad hacia la figura de Rajoy incluye ejecutar sin ambages la receta de los recortes, que más que una receta será una verdadera sangría. Será una poda acorde al nivel exigido por Bruselas. Finalmente, no es más que la concreción de un guión escrito con vehemencia y sin escrúpulos.
Jean: ¿A qué guión se refiere?
Janesk Girbecek: Al que ha derivado, como estaba previsto, en una crisis que servirá, tal y como se esperaba, para recortar derechos y libertades de la ciudadanía. Al final, al ciudadano se le está diciendo que en su casa tiene como única salida de emergencia un estrechísimo pasillo, y que, o adelgaza, o no cabrá cuando se declare el incendio.
Jean: Pero ¿y si no se produce el incendio? ¿Y si alguien decide correr el riesgo, sin pasar estrecheces?
Janesk Girbecek: Lo profetas del miedo son los pirómanos en esta historia, amigo Jean. Ellos hacen saltar las chispas. Son muy pocos los que se atreven a permanecer firmes ante la amenaza del cuento: “Que viene el lobo”. Ellos son el lobo, ellos son los pirómanos. Ellos han escrito la historia.
Jean: ¿Quiénes?
Janesk Girbecek: Los de siempre. Los que toman las decisiones. Los que controlan el cotarro. Los mismos que llevan siglos en la cúspide del poder. Ahora, en el viejo museo de la pantomima agitamos una cosa denominada democracia, pero no es más que un señuelo, una migaja. La democracia requiere justicia, dignidad, ética, participación activa, transparencia. ¿Cree usted que esos valores describen las actuales democracias occidentales?
Jean: Ciñámonos al caso de España. ¿Cree que Rajoy tendrá autonomía a la hora de tomar sus decisiones?
Janesk Girbecek: Podrá elegir qué corbata se pone. Eso sí. Únicamente dispondrá de autonomía para elegir las formas. Pero el canon, las tablas de la ley, las tiene ya digeridas e interiorizadas. Él solo decidirá el cómo, pero no el qué.
Jean: ¿Está hablando de un secuestro de los gobiernos?
Janesk Girbecek: Pero no con nocturnidad y alevosía, sino de forma descarada y a plena luz del día.
Jean: Entonces, ¿por qué cree que los ciudadanos lo consienten?
Janesk Girbecek: Por diferentes motivos. El principal es la falta de espíritu crítico, el adormecimiento, el miedo. Tenga en cuenta que los medios de comunicación cumplen el papel de fagocitadotes del pensamiento crítico.
Jean: Pero ahí están las redes sociales.
Janesk Girbecek: No se irá usted a creer la milonga de que las redes sociales están detrás de los cambios en algunos países árabes.
Jean: O sea, que usted no le concede importancia a herramientas como Facebook o Twitter…
Janesk Girbecek: ¿Herramientas al servicio de qué y de quiénes? Organice usted algo en España a través de una red social. ¿A cuántos ciudadanos sería capaz de convocar? Use de forma indiscriminada la televisión, las emisoras de radio y los periódicos día tras día, lavando cerebros, y será capaz de mover montañas, capaz de reunir a 15 millones ante un partido de fútbol o a 5 ante las riñas de una tonadillera con un vivalavirgen.
Jean: Twitter, por ejemplo, está provocando algunos cambios interesantes. Y sus usuarios ya han provocado cambios en algunas empresas y en algunos medios…
Janesk Girbecek: ¿Han derribado algún muro? ¿Han salvado miles de vidas? ¿Han detenido guerras o frenado la especulación? ¿Han hecho modificar un ápice la decisión de algún gobierno? Migajas. Los cambios, si no son estructurales, se quedan en anécdotas.
Jean: Miles de ciudadanos salieron a la calle…
Janesk Girbecek: Eso ya forma parte del pasado.
Jean: ¿Y qué propone usted?
Janesk Girbecek: Yo no soy quién para proponer nada, pero si se trata de modificar las reglas del juego, no se conseguirá sin la concienciación y la participación masiva de la ciudadanía. Y eso requiere de un cambio de mentalidad excepcional. Es necesaria una “activación” filosófica y educativa. La clase media está desclasada, sin conciencia de clase. Esa clase media ha hecho del “Consumo, luego existo”, su razón de ser. Es un caparazón, una nueva religión. Habría más gente dispuesta a luchar por seguir consumiendo de forma compulsiva que guerreros por la libertad y los derechos humanos.
Jean: ¿No está infravalorando a los ciudadanos?
Janesk Girbecek: Los que los infravaloran son los que se sirven de ellos. Creo que estoy describiendo una realidad, desde mi imperfección analítica.
Jean: ¿Cómo valora el movimiento 15-M?
Janesk Girbecek: Como una semilla, como una oportunidad. Pero no basta con plantarla. Nunca se han obtenido derechos, nunca los pueblos han logrado ventajas sin una fuerte lucha, sin grandes sacrificios en el campo de batalla. Cada paso adelante ha requerido de una pelea encarnizada. Los últimos tiempos solo han dado para revoluciones en la comunicación. Y resulta paradójico, porque ahora puedes comunicarte con alguien en la otra parte del planeta; ahora puedes mantener una conferencia con personas de todo el mundo a través del ordenador y, sin embargo, hay una evidente falta de comunicación con las personas de nuestro entorno, hay una crisis de comunicación en las parejas, entre los vecinos, en las familias. Hay matrimonios basados en la mensajería instantánea telefónica. Y la virtualidad en las relaciones pasa factura. Los sentimientos de amistad se ven suplantados por escenografías.
Jean: ¿Escenografías? ¿Qué quiere decir con esto último?
Janesk Girbecek: Yo puedo utilizar una red social y proyectar una imagen idílica, falsa. Estoy creando un personaje de ficción, en buena medida, debido a la necesidad de recopilar aceptación y éxito social. Se cotiza el número de seguidores. ¿Usted qué preferiría, tener 100.000 o 200.000 seguidores, o 3 amigos con los que pudiera contar en casos de extrema necesidad?
Jean: No es incompatible lo uno con lo otro…
Janesk Girbecek: El objetivo sí. Quien busca lo primero, lo más probable es que esté descuidando lo segundo.
Jean: ¿Está siguiendo estos días el juicio a Camps?
Janesk Girbecek: No de forma exhaustiva, lógicamente, pero sí. Me ha extrañado no ver a Rajoy junto a Camps. Dijo que estaría siempre a su lado. Lo que sucede en Valencia, con el respaldo mayoritario de las urnas, no se puede combatir con mensajitos en redes sociales. ¿Entiende usted ahora a lo que me refería antes? Si aceptas gastar, dilapidar el dinero público a cambio de organizar la Copa América de Vela; si consientes endeudarte aún más como Comunidad para ver cómo unos pilotos muy diestros van en un bólido a todo trapo y dan vueltas a un circuito, estás precisamente en la otra dirección a la que proponían los manifestantes del 15-M.
Jean: ¿Cree que aceptar unos trajes es motivo para…
Janesk Girbecek: No siga, Jean. En política, el más tonto te hace un traje. Pero, la política no es una cuestión de modas, sino de tallas. Si te pisas los bajos del pantalón, te caes.
Jean: Pero, antes, mucho hablar de Gürtel, y en las urnas no hay penalización…
Janesk Girbecek: Puede que no le vaya a gustar mucho lo que le voy a decir, pero España arrastra un colosal déficit democrático… Es un lastre. Mi teoría, poco científica, lo reconozco, es que las generaciones más críticas e idealistas son las que desaparecieron en la guerra civil, y las, que mayoritariamente, optaron por el exilio. Creo que ya le comenté en una anterior ocasión, que el dictador se les murió a ustedes de viejo.
Jean: Dejándolo todo bien atado…
Janesk Girbecek: En realidad, Franco fue el nudo. Pero sí, la docilidad de sus compatriotas nunca dejó de sorprenderme.
Jean: ¿Hablamos de Urdangarin?
Janesk Girbecek: ¿Del que hay en el museo de cera o del que anda escondido? Si la Casa Real sabía que esto acabaría haciéndose público, ése es precisamente el tiempo que lleva de ventaja su defensa.
Jean: ¿Qué le pareció el mensaje del rey?
Janesk Girbecek: Una obra de ingeniería en ficción. El tradicional speech de su monarca, la verdad es que resulta intranscendente. Es un adorno. Supongo que se sentiría más confortable el pasado año con la foto de la selección de fútbol…
Jean: ¿Qué nos deparará 2012?
Janesk Girbecek: No soy un visionario, pero me temo que en España un enorme retroceso en muchos sectores: Sanidad, Educación, Trabajo… El mayor problema al que se enfrentan los españoles es al de su propia credulidad. Si no son capaces de cuestionar, de desenmascarar y de limpiar las mentiras que les cuentan, no podrán nunca ser conscientes de la realidad. La clase política, en líneas generales, se encuentra absolutamente acomodada. Me refiero a los dos principales partidos, e incluyo a Convergencia. Hay una falacia muy extendida en el dicho de “Como en España no se vive en ningún sitio”. Quienes dicen eso demuestran un ridículo etnocentrismo de enormes dimensiones. España en gasto social está por debajo de la media en la UE. Y ahora, los recortes amenazan la ya de por sí delicada situación de muchos sectores…
Jean: Como parece que ya hace Cospedal en Castilla-LaMancha…
Janesk Girbecek: No entiendo cómo alguien se manifiesta contrario a la eutanasia y luego opta por un suicidio asistido en lo político.
Jean: No le entiendo.
Janesk Girbecek: Cospedal representa la opción más visceral para esa región. Pero no he escuchado el menor atisbo de autocrítica en los correligionarios del ínclito Barreda, que aún aparece por Ferraz como voz autorizada. Su falta de vergüenza política es apabullante e incomprensible. Barreda ha puesto en bandeja su gobierno en manos de Cospedal. La inutilidad de unos justificará el argumentarlo de los otros. Es como si el capitán del Titanic diese una conferencia sobre destreza en la navegación.
Jean: De Mourinho y Guardiola no le pregunto, ¿no?
Janesk Girbecek: El fútbol es la más delicada de las frivolidades. Y el anestesiante más eficaz que existe. Hay que reconocer que el Barça ha logrado el mejor equipo de su historia desde abajo, desde su concepción de base de formación: Valdés, Puyol, Piqué, Xavi, más jugadores reclutados muy jóvenes: Iniesta, Messi. El Madrid, sin embargo, desde la modernización impulsada por Florentino Pérez, se ha dedicado a mostrarse como un niño caprichoso que compra a su antojo cuanto le apetece, pagando por cualquier cosa un precio elevadísimo. Paga el precio de la codicia. Y se ha granjeado la antipatía del resto de equipos, clubes y aficionados. El Madrid despierta ahora más recelos que nunca. Y, sin embargo, vende su imagen muy cara, por lo que sus ingresos en concepto de marketing son altísimos. No me identifico son esos valores. Y, creo percibir un debate entre los aficionados madridistas. Parece que Mourinho y su recetario no siempre garantizan buenas digestiones.
Jean: No hemos hablado apenas de periodismo… ¿Morirá la prensa de papel?
Janesk Girbecek: A veces, tengo la sensación de que ya es un muerto viviente. La situación del periodismo es extremadamente crítica, pero siempre habrá gente dispuesta a contar lo que sabe, que no siempre es lo que pasa. Hay muchos periodismos. Y muchos periodistas excelentes. Conviene que no lo olvidemos.
Jean: ¿Ha leído el último libro de Pedro J. Ramírez?
Janesk Girbecek: No sea usted optimista; seguro que no es el último.
Escrito por: Jean.2011/12/26 18:05:29.214000 GMT+1
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