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2011/05/25 09:25:29.322000 GMT+2

Qué lejos

Amparado en un reduccionismo impuesto por la fatiga, y atraído por la sucesión de un ritmo monocorde con estribillo facilón,  me atrevería a decir que la historia del PSOE es la historia de un puñado de ilusiones, definiciones, inflexiones, reflexiones, traiciones, aspiraciones, reclamaciones y tensiones. Musicalidad sin florituras, que los tiempos del socialismo de la madre patria no están para tirar cohetes, y yo aquí no soy más que un invitado, observador fielmente impertinente.  La “P” de partido es para los chicos de Ferraz un retrato fidedigno, una marca registrada que roza la tangente de un pleonasmo. Zapatero, envejecido y mermado, hace tiempo que tiene hechas las maletas. Vacaciones indefinidas, como la sensación que trasmitió desde su burbuja, desde su apariencia de hombre honesto, desde unos mofletes que parecían pedir auxilio, bajo la celebérrima arcada que custodiaba sus ojos de engatusador. Ahora no vale eso de muerto el perro se acabó la rabia. Hay que rabiar, y de lo lindo, para encontrar un nuevo encantador de serpientes. Se ha iniciado la carrera por la sucesión del aún líder agonizante. Algunos quieren ocultar y castigar la divergencia. Flaca memoria. Se niegan a recordar que siempre bajo esas siglas socialistas hubo orden de búsqueda y captura para la unanimidad. Indalecio Prieto, Largo Caballero, Besteiro, un triunvirato de acordes y desacordes, un monstruo histórico de tres cabezas, el tridente de un Neptuno que abandonó el marxismo con el genio embaucador que llegó con el cambio. González, endiosado por los suyos, huyó despavorido de la autocrítica. Aún hoy piensa que España le debe la vida, pero Felipe no fue más que el becerro de oro del socialismo español. Y se fue fundido, arrastrado por  el tiempo.  La muerte de los días no puede esconder lo fácil que es replicar un error. Las urnas han devorado a lo socialistas, pero todavía creen en el remedio casero del cuento, aquel en el que rajaban la tripa al lobo para rescatar de su interior a los cabritillos.  Para ir de la  democracia a la dedocracia basta con cambiar una sola consonante por otra.  Qué lejos quedan  los responsables del descalabro socialista de la apabullante precisión de Antonio Machado: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar.  Pasar haciendo camino, camino sobre la mar. Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción”. Qué lejos del poeta. Qué lejos de la belleza.  

Escrito por: Jean.2011/05/25 09:25:29.322000 GMT+2
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2011/05/24 15:21:23.876000 GMT+2

PSOE: análisis interno de una derrota

Decálogo interno de excusas para una derrota (Partido Sosialista Obrero Españó). 

  1. Hemos pagado los platos rotos de la crisis.
  2. Se ha instigado la abstención entre aquellos a los que aún les hacíamos creer que éramos un partido de  izquierdas.
  3. La imagen de Zapatero y el anuncio de su marcha han abierto incógnitas sobre su sucesión y generado escepticismo, que rima con más de lo mismo.
  4. Muchos votantes han seguido viendo en nuestro logo un capullo en lugar de una rosa.
  5. Las elecciones caían en domingo, un día ideal para que el proletariado acuda al campo.
  6. Rajoy, Aznar y Mayor Oreja apenas han abierto el pico durante la campaña electoral. Flamante e incontestable éxito del rival.
  7. No hemos logrado convencer a Vicente del Bosque para que fuera en las listas.
  8. La Gripe A
  9. Los del PP manejan el PhotoShop mil veces mejor que nosotros.
  10. Los españoles están muy equivocados. La primera necesidad a partir de hoy y hasta las Generales es hacerles ver su error, y que rectifiquen.

Escrito por: Jean.2011/05/24 15:21:23.876000 GMT+2
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2011/05/24 09:14:9.644000 GMT+2

En el nombre de España

Hay políticos, léase Rajoy, que utilizan el nombre de España en vano. Y  lo hacen con descarada e irresponsable frecuencia. “España no aguanta”, gorgojea Mariano para referirse a la necesidad de un adelanto electoral, sin advertir que él no es portavoz de nadie más que de sí mismo y, a lo sumo, de los ahora felices y henchidos populares que lo rodean con paciencia. Bien sabe el líder –permítaseme el eufemismo- de la derecha española que el PSOE no va a adelantar las generales, porque eso sólo se acomete desde el poder cuando se está seguro de tener una posibilidad de victoria. El socialismo español es  ahora mismo un boxeador noqueado,  que busca la esquina del cuadrilátero y que suene la campana. Zapatero podría pensar en tirar la toalla, pero alguien se la ha escondido. Nadie asume responsabilidades en Ferraz, entendiendo por ello, dar unos cuantos abrazos y besos, y despedirse invitando a unos canapés y unos vinos, buscándose el futuro en algún consejo de administración de empresas amigas. Aquí no dimite ni dios. En eso sí que Spain is different. Vaya si lo es, si hasta tenemos al mejor piloto de Formula 1 del mundo, gane, pierda –que es a lo que acostumbra desde hace tres años-, se estrelle, pinche ruedas, se le atasque el embrague,  le doblen, o se salte un semáforo y hable con el móvil antes de entrar en boxes. “Si tuviéramos coche”, sollozaba en directo el periodista ultra alonsista Antonio Lobato, después de que el piloto asturiano finalizara en quinta posición en el último Gran Premio, disputado en España. “Si tuviéramos coche”… ¿Es que ahora en F1 admiten copilotos?  ¿Es que Alonso va montado en una cabra? El calvo de la lotería repartía ilusiones; el calvo de la Sexta se aferra a la pedrea de la vergüenza ajena, periodísticamente hablando. Pero volvamos a los museos de los oídos sordos, regresemos a Génova y Ferraz.  Allí siguen manoseando el plural mayestático, y endosándonos a todos sus palabras y sus paranoias, ahora sin posibilidad de réplicas o preguntas incómodas. No quieren periodistas, sino difusores, transmisores eunucos. Eso, en términos históricos, es una reedición del “Muera la Inteligencia”. Ellos prefieren decir  “España esto, España lo otro”, “los españoles quieren, los españoles han dicho”… Pero ni Mariano Rajoy, ni José Luis Rodríguez  Zapatero se toman la molestia de leer entre líneas. Los españoles han dicho muchas cosas, pero ellos prefieren ir a lo suyo y desoír las verdades incómodas. Ese “España no aguanta” encaja más para quienes han optado por la abstención que para quienes han votado al Partido Popular. Y, obviamente, ese “España no aguanta”  no toma en consideración a más de seis millones de votantes socialistas. A Mariano le están metiendo prisa los suyos. En el baile de vampiros de la otra noche, con música pachanguera y mensajes ebrios de gallarda felicidad desde el balcón del PP, se podía advertir el brillo de los colmillos de los ganadores.  Mariano, que tiene muchos defectos, pero que no es precisamente el conde Drácula, se acojonó cuando vio que algunos de sus compañeros de baile no se reflejaban en los espejos. A él le han dicho que diga que “España no aguanta”,  y él va y lo dice. Es su sino; no cree en el remedio de los ajos. Mariano no protesta ni contradice. No le pagan para pensar, sino para actuar, para acatar. Total,  España ni aguanta ni deja de aguantar. Vaya usted a saber qué demonios quiere España, porque a España no hay quien la entienda.

Escrito por: Jean.2011/05/24 09:14:9.644000 GMT+2
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2011/05/23 16:09:30.637000 GMT+2

La victoria de la derrota

La gente está empezando a llegar. Lo hace de forma ordenada, casi sigilosa. No hay risas ni eslóganes; no portan pancartas ni banderas. Sus rostros quedan dominados por la seriedad. Serios los mayores, serios los jóvenes y, casi por contagio, serios los pequeños. Sin muecas, con total ausencia de expresividad. No hay tensión, ni sabemos si cabe hablar de calma tensa. La localidad es una pequeña Roma adonde conducen todos los caminos. Desde todos los callejones aledaños se suman más ciudadanos. Caminan sin aspavientos, sin emoción. Ya son una multitud unida por el silencio colectivo. Podría asegurarse que sus sombras hacen más ruido que ellos mismos. La policía hace acto de presencia. Intenta impedir que se siga acumulando más gente, intenta cortar la manguera de un río humano que fluye sin roces, como insensible e inerme. Los agentes están desconcertados. “¿No será esto la cosa esa de las acampadas?”. Nadie responde. Nadie parece detenerse ante la pregunta planteada por el mando policial. La plaza está llena. Las calles adyacentes saturadas, repletas. Dicen que los caminos de las afueras muestran largas hileras andantes de hombres y mujeres caminando provenientes de otros lugares. Los helicópteros comienzan a sobrevolar la zona. Hay muchos vecinos asomados a las ventanas a lo largo de toda la localidad. Las calles se han llenado. El único ruido que surge es el ronroneo de los espectadores de lo ajeno, de quienes realizan la lectura de la escena, tratando de descifrarla.

Han pasado ocho horas. El ejército está dispuesto a intervenir. El ministro del Interior tiene que tomar una decisión, quizá la más difícil de su vida. Interviene en un mensaje retransmitido para todo el país a través de la televisión pública.

Acaba de presentar su dimisión. Sus últimas frases han sido: “No podemos hacer nada. Tienen derecho y legitimidad para hacerlo. Son más de once millones. Su opción es la más secundada. Nada que reprochar. Están celebrando su victoria sabiendo que en realidad es una derrota. Nuestra derrota, la de todos”.

Escrito por: Jean.2011/05/23 16:09:30.637000 GMT+2
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2011/05/21 12:59:35.306000 GMT+2

De la democracia como hoguera

No creo que realmente sea la fiesta de la democracia. Una fiesta no dura un leve instante. Si acaso, podría ser el orgasmo de la democracia, por lo que tiene de breve y concluyente en el marco de una pasión. El voto es, más bien, la chispa que enciende la pira, pero no, no es la hoguera en sí. Es lo que prende, lo que inicia, lo que provoca. El voto, la capacidad y posibilidad del voto, es un instante, una luz candente, sigilosa pero enérgica, un átomo enfurecido, el detonante,  el fogonazo. La democracia es un montón de leña ardiendo en una chimenea, proyectando luz, sosiego, calor. La democracia se cuida, se alimenta, se remueve, para que no se extinga. A veces tengo la sensación de que  nos dejamos apagar el fuego, nuestra democracia,  y que, justo cuando no tenemos más que ascuas, volvemos a encender la llama inducidos por la falsa sonrisa de los  vendedores de leña. No basta con una reflexión; no es suficiente con un voto. Somos un pueblo sin tradición democrática, somos los descendientes de quienes gritaban “Vivan las caenas”, somos los hijos y los nietos de un periodo amargo en el que unos y otros lucharon a muerte por mundos opuestos. Somos el resultado de una ecuación (Transición) en la que quienes  han despejado la incógnita no nos dejan comprobar si se ha hecho correctamente o no. Hoy, la indignación busca vencer a la resignación. Hoy, los que gritan y se rebelan son brasas buscando convertirse de nuevo en llamas. Hoy, hay muchos inconformistas reunidos en las plazas de las ciudades y de los pueblos de España. Puede que se hayan dado cuenta de que ser demócrata es echar leña al fuego. Y no cada cuatro años, sino cada día.

Escrito por: Jean.2011/05/21 12:59:35.306000 GMT+2
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2011/05/17 15:05:35.834000 GMT+2

Democracia real, socialismo y las horas de Morfeo

Parece que la orden  de desalojo de los ciudadanos acampados en la madrileña Puerta del Sol partió de la delegada del Gobierno, doña Mercedes Carrión. Es presumible que la decisión de Merche respondiese al expreso deseo  de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de los interiores,  quien se postula como sucesor de Zapatero en las filas socialistas. Glub… ¿he dicho socialistas? Rebobinemos. Excúseseme el desliz. El socialismo es otra cosa. El de este PSOE debe de estar  acampado en los fértiles terrenos de los tiempos soñados, en tierra de nadie, en babia, allá por  la isla de Utopía, quizá en  la Ínsula de Barataria o quién sabe si no se hallará en la mismísima Atlántida, rodeada de querubines y  defraudados felipistas. El socialismo, la socialdemocracia, en fin, nada tienen que ver con el vademecum ideológico del rubalcaboide perpetrador de maldades ni con las habilidades del buen vivir de las pajines, chacones y demás beautiful people del supuesto progresismo.  Si lo de este gobierno es socialdemocracia, yo soy Brad Pitt y Angelina Jolie me está esperando en la cafetería de la esquina, tomando un café con el espíritu de Grace Kelly, vestida por un suave telón de tul que le acaricia las mejillas. Algunos han dado en llamar spanish revolution al movimiento de los desencantados, de quienes muestran su hartazgo por la política actual, por este sistema que destripa sin anestesia, por esta tomadura de pelo que va en montaña rusa. Alierta gana –que se sepa-  8,6 millones de euros en un año, mientras 5 millones de parias cierran los ojos en las horas de Morfeo y se dejan seducir por el insomnio. Ni siquiera encuentran en el sueño el consuelo del olvido, porque, a lo peor, se duermen después de recorrer un mar de  ensoñaciones, para darse de bruces con la pesadilla de la realidad. Un mundo en el que los dormidos sufren como los despiertos es un mundo enfermo. Hoy, miles de españoles, en su mayoría jóvenes, buscan un remedio. Pero el doctor ha guardado la receta bajo llave. Es lo malo de haber dejado en las mismas manos el hospital y la funeraria.

Escrito por: Jean.2011/05/17 15:05:35.834000 GMT+2
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2011/05/12 15:42:25.673000 GMT+2

Clasificando a los muertos

No, no soy forense; prefiero destripar -dialécticamente, claro- a los vivos. La pasada Semana Santa se saldó con cerca de 40 muertos en las carreteras españolas. No recuerdo haber escuchado a ningún político enviando condolencias a los familiares de ninguna de ellas. ¿Sus muertes no fueron acaso trágicas e inesperadas?

Cada año cientos de trabajadores pierden la vida en accidentes laborales, sin que la mayoría de  partidos políticos no ya suspendan sus actos sino que ni siquiera se dignen a centrar su atención en tan negra y vergonzante estadística mortal. Tampoco parece que el remedio a tan denigrante episodio sin fin ocupe espacio en sus programas electorales e intervenciones mitineras.  ¿No merecen un recuerdo esta clase de muertos?

Lo pregunto porque, ayer, un terremoto provocó 9 víctimas mortales, afectando, además a miles de ciudadanos de la localidad murciana de Lorca. Desde que se tuvo constancia del alcance del desastre, se han sucedido, prácticamente sin pausa, los mensajes de ánimo de decenas de políticos desde todas las esferas y ángulos del espectro ideológico. De igual forma, un buen número de famosos ha enviado abrazos, solidaridad y no sé cuántos bienes intangibles más a los afectados. Cuánto más provechoso sería palpar su ofrecimiento para ayudar directamente, sin palabras, sino con hechos.

Los partidos políticos, casi en su totalidad, han suspendido hoy sus campañas electorales –lo cual, en algunos casos,  es un decir- para acudir a Lorca, convertida en involuntario epicentro de la actualidad informativa y política, porque según las maneras de algunos parece que allí han acudido para hacerse un book fotográfico y colgarlo en las redes sociales, haciendo gala de una miserable insensibilidad. A esta clase de pescadores lo mismo le da un río revuelto que una tierra temblorosa.

El terremoto de ayer y las reacciones al mismo vuelven a evidenciar que tenemos la costumbre –para mí fea, insana e irracional- de clasificar a las víctimas, de establecer con ellas una separación por tipos, por gamas, y en esto los medios de comunicación y su influencia tienen mucho que ver. Decenas de jóvenes desaparecen cada año en España y nunca se vuelve a saber de ellos, sin embargo, sólo algunos de estos casos logran convertirse en dominantes del share televisivo. Mientras que los nombres de algunas jóvenes víctimas merecen el nombre de una calle en su localidad, otros no alcanzan ni las portadas de la prensa de difusión nacional. ¿Habilidad de los familiares? No solamente; también nivel socioeconómico, cultural, contactos… Siempre me revuelve las tripas el discurso ventajista, de moralina en tirolina, facilón y demagógico con que se tratan los más oscuros sucesos y desgracias humanas. “Enviamos desde aquí un abrazo a la familia de Severiano Ballesteros”, decía compungido un presentador de un informativo la pasada semana. ¿No sería más fácil, teniendo casi por seguro que los receptores del mensaje no se encontraban frente al televisor en ese instante, por motivos obvios, enviarles directamente un telegrama a título personal o profesional? ¿O es que la frase, o el pésame no es más que un cliché, una pose dirigida en realidad a la audiencia?

No, si al final, Marx se quedó corto: tenemos lucha de clases hasta con los muertos.

Escrito por: Jean.2011/05/12 15:42:25.673000 GMT+2
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2011/05/09 15:08:54.343000 GMT+2

Los héroes de mi sociedad

Me gustaría que una sociedad –mi sociedad, la del país en el que me toca vivir- rindiera homenaje público a las personas que con su decidida acción, valentía y decisión contribuyen al bien común. A las que lo hacen de forma absolutamente voluntaria y consciente. Por ejemplo, a alguien que dedica su tiempo libre a cuidar o ayudar a enfermos. No me gusta que una sociedad  –mi sociedad, la del país en el que me toca vivir-, llene de agasajos y rinda tributos desmedidos a personas que han triunfado profesionalmente y que lo han hecho siempre buscando el beneficio exclusivamente individual. A las primeras, las ninguneamos, pero les da igual, porque su cometido no es el aplauso ajeno; a las segundas, les reservamos reconocimientos absurdamente megalómanos. Un abrazo en un hospital vale más que un gol, una canasta, una copla o un birdie. Una sociedad como la mía, la sociedad del país en el que me toca vivir, apunta hacia la absurda injusticia cuando llora a los privilegiados y ningunea a sus verdaderos héroes.

Escrito por: Jean.2011/05/09 15:08:54.343000 GMT+2
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2011/05/09 14:53:35.575000 GMT+2

Elogio de la derrota

Analizar la actualidad desde la perspectiva de un perdedor requiere de gigantescas dosis de paciencia y ánimo.  El panorama que vomitan los noticiarios resulta soberbiamente desolador. La desesperanza se ha instalado en un cuentagotas sanguinolento. Tengo la impresión de estar viviendo la secuencia de una película en blanco y negro en la que finiquitan el sentido común. Cada mañana, cada atardecer, cada noche, se repite una secuencia en la que detrás de una cortina de humo aparece una mano empuñando un revólver y dispara con estruendo. Los proyectiles cumplen su cometido. El sueño es eterno.  Mejor no implicarse; mejor dejar hacer las maletas al intelecto; mejor cobijarse bajo el manto  del relativismo moral. Mucho más práctico dejar que otros piensen por ti. Bastante más útil tatuarse los titulares de tinta sobre la palidez de lo acrítico.  Que un reconocido pacifista ordene a unos sicarios profesionales entrar en un país y ejecutar al hijo secreto de Lucifer es una constatación chulesca del matonismo que impera en el mundo. El terrorismo es una moneda de dos caras. Si la lanzamos al vuelo y esperamos a que caiga, siempre saldrá el lado que representa el terror, porque el terror está presente en ambos. Aunque el terrorista vista prendas de gala y pretenda camuflarse bajo la apabullante retórica del desconcierto, todavía quedan lúcidos y sufridos analistas dispuestos a caminar entre las sombras y a proyectar unos breves destellos de inteligencia y decencia humana sobre las mentiras universalmente aceptadas. Quizá sea ésta una tarea reservada a los perdedores. Quizá el secreto resida sencillamente en aceptar que la partida acabará en derrota. Eso sí, se trata de perdedores  que nunca aceptan esas monedas. Es mejor perder desde la pobreza.

Escrito por: Jean.2011/05/09 14:53:35.575000 GMT+2
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2011/04/28 13:44:18.511000 GMT+2

Del madridismo como enfermedad crónica

Vaya por delante una aclaración de corte cospedaliano: no soy imparcial, soy madridista. Quizá un madridista atípico, pero madridista, al fin y al cabo. Me gusta que gane el Madrid y me irrita cuando lo hace su máximo rival, el Barça. Hasta ahí, ni el menor atisbo de excepcionalidad, ¿verdad? Sin embargo, hay algo más detrás de esta enfermedad crónica.  Admiro la plasticidad del juego azulgrana, y envidio desde la frustración olímpica el modélico estilo que ha nacido en La Masía,  y que Guardiola gestiona con criterio e inteligencia. Guardiola no es perfecto. No es dios, porque dios no existe, o si existe, hace tiempo que está muerto. Guardiola vive felizmente oculto tras un corbatín negro ochentero. Pep no es ni siquiera santo, no lo necesita. El fútbol se muestra en sí mismo orgullosamente pecaminoso. Resulta necesario vender el alma al diablo –que éste sí existe, que lo he visto yo con mis propios ojos-, antes de cada partida de 90  minutos. Mefistófeles no es el árbitro. El trencilla es el paria, el muñeco imprescindible para que el engranaje futbolístico funcione sin retraso ni averías. Es el segundero envanecido de un reloj de cuerda. Es el epicentro, el creador, el imán, el sumo sacerdote. Sin él, este deporte languidecería. El árbitro es la imperfección en sí misma que asegura la perfección de la mentira. Son sus fallos, la belleza de la maldad, la razón filosófica del engaño, la sombra, la caverna platónica. El árbitro previene de la anestesia, sobreexcita, acelera, repone del desfallecimiento. Un árbitro es un orgasmo longevo. De sus manos, y de su criterio, nace la hoguera, la tremenda pira del discurso sin fin de las polémicas. El juez sancionador del fútbol no conoce la jurisprudencia. El código de leyes le importa tres cominos, porque él es un sheriff autodidacto, y el fútbol un western sin espaguetis. Lo que para uno es tarjeta roja, para otro no es ni amarilla. Anoche, en una semifinal europea, en un acontecimiento que mueve muchos millones de euros, la decisión más importante la tomó el árbitro asistente del que ha sido considerado por los jugadores de la Bundesliga alemana como el peor “referee” del campeonato. La insultante y arrolladora creatividad del Barça no había podido hasta entonces con el músculo y el tendón de un Madrid que ha cambiado sus cimientos y su identidad como antes nunca lo había hecho. Los socios madridistas deberían someter a referéndum si están de acuerdo con el mayor cambio conceptual de su historia. No soy socio, pero simplemente como madridista convulsivo, reconozco que no me gusta ganar a cualquier precio.  El fin no justifica los medios. Reniego de  la violencia intermitente de Pepe, que es más veces señor Hyde que doctor Jekyll, y no comparto las formas de Mourinho. Tengo claro que Florentino Pérez no sirve al Madrid sino que se sirve del Madrid. Es mi particular penitencia, sufrir las consecuencias de quienes, una vez más, llegan al fútbol para hacer caja.   Me dan ganas de hacerme culé, pero en seguida aflora el sistema inmunológico –o debería quizá decir inmunoilógico-, y apacigua los ánimos y sofoca a rebelión. Es una cuestión de ciclos, y allí también hay quien confunde las churras con las merinas. Quizá lo más razonable sería huir del mastodóntico engaño, salir corriendo del gran laberinto centrípeto.  Si el fútbol sigue cimentándose en  la  política, el  negocio, la violencia, la  irracionalidad y el periodismo incandescente, acabaré por elegir la mejor y más atractiva opción posible: la abstención. Lo que no sé es si será en esta vida o en la próxima.

Escrito por: Jean.2011/04/28 13:44:18.511000 GMT+2
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