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2011/06/15 08:12:16.108000 GMT+2

Franco: un muerto muy vivo

El franquismo está muy vivo. No, esto no es un tic nervioso de un analista tendencioso y sectario, sino una teoría concebida a partir de la observación de una transición edulcorada, construida, en fin,  a partir de  un manual de instrucciones ilegible. España era un coche en el taller. Nos dijeron que había que cambiar sólo unas piezas, y no nos quedó más remedio que tragárnoslo. El muerto, en este caso, goza de una excelente salud. Y si no, echemos un vistazo al Diccionario Biográfico Español, o al callejero patrio. Que los restos de un dictador sanguinario reposen en un lugar de culto despeja dudas. Pero la prueba irrefutable de la pervivencia  del franquismo en la España del siglo XXI es otra bastante más real, y ligada a una especie de  anacronismo intelectual, eufemismo que me permitirán utilizar para describir lo que no es más que un ejercicio de absoluta inmadurez democrática y no digamos ya racional. Franco tomó decisiones que aún no han sido suficientemente cuestionadas. Mientras algunos creemos en la necesidad de hacer justicia a través de la recuperación de la Memoria Histórica, otros se empeñan en llevarnos a ciegas hacia la amnesia histérica. El conformismo y la credulidad son premiados con la pócima de la fe ciega en promesas enmascaradas.  A la crisis económica, de la que deberían dar explicaciones también quienes montaron con absoluta desfachatez el chiringuito inmobiliario, se une ahora la crisis democrática, especialmente entre los jóvenes que viven en caída libre. Desde las trincheras periodísticas se dispara sin control, y sin tener en cuenta que quienes se hallan en el fuego cruzado son los lectores, los telespectadores y los oyentes. En el rifirrafe no se respeta ni  el paso de las  ambulancias. Las portadas se convierten en aves propagandísticas de papel; los antiguos trazos tipográficos se hacen ahora con sangre. La información se vuelve hiriente, y al informador se le exige afiliación y obediencia. “Estás conmigo o contra mí”.  Con el futuro de los restos de Franco habrá batalla. Este humilde siervo de las causas perdidas aspira a poder celebrar alguna vez el verdadero fin del franquismo. Será cuando seamos capaces de desatar aquello que dejaron atado y bien atado.

Escrito por: Jean.2011/06/15 08:12:16.108000 GMT+2
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2011/06/13 22:18:22.203000 GMT+2

Los chicos de Rajoy y el entierro

Ya está la acorazada popular sacando a pasear a sus cachorros. Apuntan a Rubalcaba, ahora que Zapatero pasa a ser una figura del museo de cera. Fuego a discreción,  clama trastabillándose Rajoy. Su tablero es un parchís, que el ajedrez él no lo entiende. Sus chicos, ordenados en fila, ultiman los detalles. La sincronía resultará determinante. Es el espíritu goebbelsiano de la machaconería. Repasemos el estado de la tropa. A Soraya se le resbala la naturalidad entre las yemas de los dedos. Sus maneras reproducen con mediocre fidelidad los apuntes del manual. Su debate nace de lo preestablecido, de las enseñanzas de los cánones. La suya es una discreción marcada por la ausencia total de creatividad. Encefalograma plano en el terreno del humor y la improvisación.  Sáenz  de Santamaría intenta poner cara de Cruella de Vil, pero fracasa en el intento y, de repente, le brota una sobreactuación supina al estilo hollywoodense de Ana Obregón. Hay lo que hay. El dramatismo de su intervención se le corta como una mayonesa erróneamente concebida. Cospedal es más Cruella, pero sin dálmatas de por medio. Tiene esa pizquita de mala leche que a Sorayita no le cayó en gracia en el reparto de cualidades y habilidades comunicativas. Cospe tiene sus problemas en el lenguaje no verbal. El manual no le entra.  La inexpresividad la domina en exceso, aunque ella lo salva con una lengua política viperina y un descaro más resistente que un refugio nuclear. María Dolores no tiene complejos, y eso en política vale un Potosí. Y es que Cospe vale mucho, pero cuesta aún bastante más. Tras el atril es más bien sosita, pero, las cosas como son,  le va la marcha. Al bombardeo también se apunta González Pons. Don Esteban tiene mucho rostro, suficiente para sacar de él variados parecidos razonables. El vicesecretario popular tiene pose de trágico actor secundario. Posee  también un aire de empresario rural de la construcción venido a más. Aspira a ser un  Saturno devorando a indefensos socialistas, pero su drama es que tiene paladar de vegetariano. Sus monsergas resultan difíciles de creer. Su tono gris, oscuro, sediento, como de bechamel chamuscada llena de grumos, no transmite. Debe vigilar esas cosas porque, si aspira a ministro, no puede parecer un representante de pompas fúnebres. Pinta de pijo ya tiene, y eso es importante, pero ahora debe aprender a sacar de su chistera conejos sin sangre y, a ser posible, sin destripar. Si no, no va a colar. De momento, me lo imagino en una cartera de nueva creación: el Ministerio de Extinción del Estado de bienestar. Rajoy va a crear ministerios epitafio. Y tiene prisa. De ahí que sus chicos anden a la gresca con Rubalcaba, que camina sobre el alambre del crono. Los populares quieren extender la euforia y salivan en busca de un adelanto electoral. Pero ojo, que no es lo mismo anticiparse que precipitarse. Con los populares, quizá nos precipitemos al  vacío. ¿Ha llegado el momento de afrontar, políticamente hablando, el vacío existencial? Ustedes verán, yo, por mi parte, me preparo para asistir al entierro del Estado de bienestar. Eso sí, igual el muerto se les rebela.

Escrito por: Jean.2011/06/13 22:18:22.203000 GMT+2
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2011/06/09 15:48:13.512000 GMT+2

Bono y la pinacoteca

España es un paisaje al óleo. El pintor, ebrio, trazó líneas atolondradas y epilépticas, dando como resultado  un enorme lienzo atravesado por una lágrima incesante y corrosiva. En el desorden de la escena predomina la intensidad del tono gualda, tradicional identidad teñida en sus extremos de rojo como marchamo de sufrimiento. El mundo no es más que una pinacoteca. Pasan los años, pero los seres humanos siguen estando en cuadro. Bono, por ejemplo, es un personaje que huye del puntillismo y prescinde del detalle del pincel, porque a él le van los brochazos, mucho más prácticos a la hora de componer la cabellera de un personaje renacentista. Bono quiere ser el Durero del autorretrato. Sueña con los cabellos enredados en salvajes bucles descendiendo a lo alrgo de su cuello de corbata  y dando en reposar sobre los hombros. Bono quiere estar en misa y repicando. Quiere ser la novia, el novio y el cura de la boda. Siempre precisa de monaguillos, ramos y arras. Pretende lanzar el penalti y detenerlo. El político manchego es un gentleman de la escena política patria. También sería un killer, un filón para los realities diseñados con escuadra y cartabón en las televisiones. Sería el líder de la manada en la isla, en la casa de Gran Hermano; él sería el que convencería al doctor House para que dejase la medicina y, de paso, la misantropía. Bono sería el único capaz de retirar a Jordi Hurtado de Saber y Ganar, porque Bono sabe, pero sobre todo, gana. Bono quiere ser Marte y Apolo. En su optimismo político-antropológico aspira a presidir el tercer el centenario de la Constitución del 78. Y si el chico tiene ilusión, tampoco se trata de hacérsela añicos.

Escrito por: Jean.2011/06/09 15:48:13.512000 GMT+2
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2011/06/07 08:40:48.170000 GMT+2

Palabras

Escribo a calzón quitado, amparado en la tenue complicidad de una luz que agoniza. Escucho los silencios del descanso, tras el lunes, el día que inventó la traición.  La actualidad es un tiovivo infatigable. Las noticias maduran y caen, dejando el ramaje desnudo durante unos instantes. Pero, después, acto seguido, los sucesos vuelven a brotar. Asistimos a la recolecta y al envasado de la información. Las historias quedan prestas para su consumo. En el mercado central, se puja por las exclusivas. El scoop se sirve en plato frío, cual venganza de una fuente que se fue de la lengua. Debajo de las alfombras hay un mundo oculto de vanidades deshechas y sueños imposibles. Son vidas paralelas que no nacen de los labios pensativos de Plutarco. El opinante fatigado no es capaz de sujetarse ante un oleaje violento, desatado, bucólico. El chisporroteo descontrolado de una lluvia caprichosa adorna musicalmente la noche. Las gotas ejecutan una coreografía improvisada e impredecible, escapándose de un cielo que  es como de ceniza, como el pelo plateado de una anciana. La diosa razón descansa. Ya curaron hoy sus heridas. Ahora llega el turno de la vehemencia. Los sueños. La narración ficticia que arrebata su virginidad a una realidad inocente. Cierro los ojos y las palabras perecen hoy sedientas. Mañana habrá otras, improvisadas e impredecibles, como las gotas de la lluvia.

Escrito por: Jean.2011/06/07 08:40:48.170000 GMT+2
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2011/06/06 08:58:59.704000 GMT+2

La Historia secuestrada

Estoy empezando a paladear el nuevo libro del historiador Ángel Viñas, que lleva por título “La conspiración del General Franco”. En él, su autor presenta nuevos datos acerca de lo que hasta ahora se consideraba incontestable realidad alrededor de los orígenes del golpe de julio de 1936. La Historia no es una ciencia exacta. ¿Que acabo de soltar una perogrullada? No tanto. En un país que ha bailado al compás interesado del director de la orquesta, no se ha permitido cuestionar los dogmas, incluidos entre éstos los históricos. Así, pasamos de las imágenes en blanco y negro de un general encabronado y pequeño -que sólo cedió a su propia degradación biológica-  a las de color con un espigado monarca, presuntamente bonachón al que nos han presentado tradicional y obligadamente santificado. Hemos asistido durante décadas a la presentación en sociedad de una historia, la de España, en la que no cabían preguntas, dudas ni objeciones. ¿Cuántas preguntas incómodas ha tenido que contestar don Juan Carlos, el rey de todos los españoles? Ninguna, porque no hubo ocasión o atrevimiento para formulársela. Decía antes que la Historia no es una ciencia exacta, pero es que el método científico, el que lleva a cuestionarse los hechos una y otra vez,  ha sido denostado con alevosía por quienes han preferido ligar la narración de los acontecimientos a sus intereses personales, sean éstos económicos, de clase o religiosos, si es que no fueron más que un conglomerado de todo lo anteriormente citado. El Diccionario Biográfico Español que ha perpetrado la Real Academia de la Historia es un ejemplo diseñado a medida de la interpretación y asimilación de la Historia como anestesia. La historiografía como rigor mortis de la humillada verdad, que se escapa sonrojada entre los polvorientos volúmenes que se hallan secuestrados en los estantes de  los sótanos.  La verdad no se encuentra; la verdad se busca. Es una cuestión de forma, un planteamiento filosófico y vital. Los historiadores autocomplacientes que se encierran en un círculo de vanidades aristocráticas no deberían contar con subvención pública, porque su interés es exclusivamente privado y se halla, además, notoriamente viciado. La Real Academia de la Historia es más bien un parque temático con marqueses varios, condes y sobreabundancia  de señores de alto postín, incluido un señor obispo, que supongo que es la guinda pastelera, ave consejera en momentos de debilidad espiritual. La Historia de los señores académicos no es mi Historia. La suya es la historia que escriben los vencedores; la mía, es la que lloran los vencidos. Quien se encargó de redactar la entrada biográfica de quien impuso en España cuarenta años de dictadura es, al margen de miembro del Opus Dei, persona íntimamente ligada a la Fundación Francisco Franco y a la Hermandad del Valle de los Caídos. ¿Qué esperaban que escribiese del Caudillo por la gracia de dios? Ahora llega el turno de las preguntas, de reiniciar la Transición inacabada, repleta de efectos, trucos, estancias con doble fondo, y de  sombras chinescas. Comencemos por plantear la cuestión de qué hacían los reyes de España presentando una obra tan polémica y discutible. Quizá es que sus graciosas majestades estuviesen tomando el Diccionario Biográfico Español como un manual de autoayuda. No en vano, ésa es la historia que más les ha convenido contar y oír. Ésa ha sido su historia. Preguntémonos, ahora,  si la figura de Franco hubiese sido tratada de otra forma de haber recaído la tarea de la redacción en manos de don Juan Carlos. Mientras pensamos la respuesta, rebobinemos, regresemos a noviembre de 1975. Ahí está, de nuevo, Arias Navarro, pero esta vez no llora, sino que sonríe. Mira a cámara, lanza una carcajada y espeta: “Españoles, Franco no ha muerto”.       

 

  

 

Escrito por: Jean.2011/06/06 08:58:59.704000 GMT+2
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2011/06/02 15:33:51.417000 GMT+2

Rajoy: retrato de un político ausente

Un periodista al que yo admiraba de forma mayúscula me ofreció en cierta ocasión la posibilidad de escribir una biografía de Mariano Rajoy. No estaba en ese momento -ni lo  está ahora-  el horno editorial para bollos, ni el mío para recetas experimentales. Así que, instalado en mi permanente estado de  recelo, le agradecí aquella muestra de amistad y confianza, declinando cortésmente  la invitación. Probablemente, sólo el oficio de enterrador sea menos atractivo que el de biógrafo de Rajoy, pero aquello yo lo tomé como lo que era, un amable  intento por su parte de introducirme en el mundo editorial. Han pasado casi tres años desde entonces, pero la biografía del líder de la oposición ha cambiado bien poco. Si acaso, ha sumado algún nuevo  traspiés poliédrico. Sigue siendo gris, aburrida, recargada de matices ocres, plana, tristona, como melancólica. Para empezar, hablar de liderazgo con Rajoy de fondo no deja de ser una atrevida  contradictio in terminis. El mayor éxito del político gallego que encabeza el reparto de los populares en la proyección de la derecha española es su opacidad, su metamorfoseo de hombre triste que huye del parlamento como acción, como acto comunicativo. Rajoy es el  que se pierde jugando al escondite; es el hombre que hace infinita la segunda vocal, el desconcertado silenciador de un arma encasquillada. Mariano cae a diario en los recovecos de la inexpresividad. Él es el paradigma del político ausente. A Rajoy lo ocultan, lo amparan, lo camuflan, lo alejan de la realidad cotidiana. Los suyos tienen miedo de que saque a pasear una espontaneidad casi inexistente. “Por si las moscas”, se le oye decir  a Cospedal entre dientes. Si hace falta hacer ruido, se suelta a  González Pons y que corra la sangre. El aparato del partido controla la situación, velando por su salud. Mariano dormita, se resguarda de las preguntas, oculta bajo tierra sus propuestas, calla las soluciones detrás de una mueca. Rajoy es un pozo sin fondo para los que estudian la comunicación no verbal. Su media sonrisa, la que esgrime y proyecta cuando no tiene respuesta, lo delata una y otra vez hasta la tortura.  Por las noches, llega lo peor. Las pesadillas lo asaltan, y desde su colchón de viscolástica contempla atemorizado  el ataque de cientos de gaviotas con el rostro de Esperanza Aguirre. Y Mariano se siente como Tippi Hedren en Los Pájaros. En las frías noches de la calurosa primavera, el sudor de Mariano denota el ataque, no menos hitchcockniano,  de un dedo gigante y sangriento encabezado por el rostro de Aznar. Y después del trauma, tras la refriega en parajes de Morfeo, Rajoy abre los ojos y allí está Soraya, sentada en la butaca, paciente y  fiel escudera, diciéndole “Mariano, despierta, que era sólo un sueño”.

Escrito por: Jean.2011/06/02 15:33:51.417000 GMT+2
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2011/05/31 07:40:11.414000 GMT+2

Camps el bondadoso

¡Pues no le critican a Francisco Camps que no pida facturas y tiques!

Basta ya de injurias y de pensamientos impuros. Absténgase el rojerío de tratar de sodomizar la política española rubalcabizándola. Un respeto a Camps; una reverencia a sus acciones humanitarias. ¿Es que estamos ciegos? ¿Es que no queremos ver? ¿Es que tiene justificación tanta maldad y desidia? Seamos justos. Camps nos está entregando su vida, dedicándola al bien público, a la obra caritativa, al prójimo –incluidos los sastres-.  Camps es amor, entrega, pasión por los demás, por el necesitado. Da calor al que  el tiene frío, comida al hambriento, y compañía al solitario. Camps es comprensivo y humilde. Si no fuera por el protocolo –el maldito protocolo- llevaría sus pies descalzos, cual carmelita penitente, y su pecho descubierto, mostrando su corazón formado por ventrículos dadivosos.  Él no es amigo de ostentaciones ni de trapos caros. Camps viste cualquier prenda liviana, huyendo del despilfarro y del lucimiento vanidoso. Es lo que tiene la infinita bondad que lleva a gala. El honorable se deshace por agradar a sus ciudadanos. Pero, ojo, porque  Camps no debería seguir descuidándose. Tendría, más bien, que dedicarse tiempo y atención. Gozar de la vida. Dejar a un lado las obligaciones que se ha marcado, y aprender a disfrutar.  Camps no puede abandonarse ni descuidarse. A ver si después de tanto esfuerzo, esto va a acabar pasándole a Camps factura. Valencia y los valencianos lo pagarían caro.  

Escrito por: Jean.2011/05/31 07:40:11.414000 GMT+2
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2011/05/29 22:49:44.432000 GMT+2

Estrellas

Ha caído la noche y, con ella, tantas y tantas cosas lo han hecho… Lamentos, esperanzas, sonrisas, apuestas, paseos, reuniones, conversaciones íntimas y públicas, dilatadas e inacabadas. También películas, ficciones repletas y rebosantes de realidades. Y caricias, desplantes, desencuentros, lágrimas, abrazos, complicidades, silencios que lo dicen todo, y largos discursos que no dicen nada. Todo se marchitó antes del final del día. Cada oveja volvió al redil. Mañana toca descubrir con incredulidad y frustración a partes iguales que estamos ante un nuevo vía crucis en forma de lunes, el eterno castigador, la pesadilla puntual e inquebrantable. Debe de haber estrellas ahí arriba. En el centro de Madrid no queda más que intuirlas. Pese a que en mi pequeña celda suena la rabia de Rigoletto clamando vendetta, yo me fijo en las palabras de mi archienemigo por excelencia. Mañana, al despertar, seguiré odiando a muerte al maldito lunes.  Je le jure aux etoiles.

Escrito por: Jean.2011/05/29 22:49:44.432000 GMT+2
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2011/05/29 13:30:57.967000 GMT+2

Que no se mueran los feos

A veces, la imagen vale más que mil palabras. En política, mal que nos pese, quitémosle lo de “a veces”. El photoshop se ha convertido en un arma propagandística de primer orden. Véanse los carteles del Partido Popular de las recientes elecciones sufridas en España. Los pinceles han escupido sobre ellos hipérboles rejuvenecedoras. El éxtasis creador se les ha ido de las manos, y algunas listas parecían copadas por retoños salidos de un jardín de infancia. Cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia. Esperanza Aguirre aparecía retratada poco menos que como una colegiala a punto de ver brotar las primeras espinillas de la pubertad. Alberto Ruiz Gallardón parecía haberse escapado del museo de cera, rejuvenecido, cual querubín ilusionado camino de las urnas allá por los cúmulos, los cirros y los nimbos del Olimpo. Los populares se han fundido su presupuesto en frascos del  elixir de la eterna juventud. Prohibido envejecer.  Las canas no sólo no se peinan en el ágora de aspirantes al manoseo de la res pública, sino que se disimulan recurriendo, si es menester, a hechizos, pócimas y brujas pirujas. Los hay que huyen de ellas despavoridos. Juventud, divino tesoro, como lema. Rajoy hace malabarismos con sus grises mechones desde hace años.  Javier Arenas es, sin embargo, la excepción que confirma la regla. Claudicó ante el metálico invasor de su cuidada y discreta cabellera, pero, por el contrario, tiñe de un espeso naranja su piel. Al menos, la de su rostro. No he profundizado más allá de esa porción. Arenas es el político ámbar, el señorito andaluz cobrizo. Su cara es una puesta de sol. A Javier Arenas parece leérsele siempre en los labios el egomuscular sonsonete “Porque yo lo valgo”. Hoy ABC, el diario en busca del arca perdida, hablaba de la ausencia de telegenia de Alfredo Pérez Rubalcaba. Habrá que suponer, entonces, que  para  buscar el fin del terrorismo, acabar con el paro y procurar el progreso de lo que queda de este país se presenta como requisito imprescindible ser un apolíneo candidato. Y eso, echando un vistazo a ambos lados de la balanza,  es una irresponsable llamada a la abstención.  A ver si el próximo presidente del gobierno va a terminar por salir de un cásting de Telecinco.

Escrito por: Jean.2011/05/29 13:30:57.967000 GMT+2
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2011/05/27 09:33:6.131000 GMT+2

Chacón y el aparato reproductor

La cantinela esa del voto útil hace que un acto de confianza se transforme en un acto de desesperación, pues acaba eligiéndose a fulano  con el único propósito de  evitar a mengano. El PSOE lo ha vuelto a intentar, pero esta vez no ha sonado la flauta. Su mensaje, convertido casi en un refrán, más allá de la penitencia por la crisis, ya no cala. Si aún hoy toca recurrir a González y a Guerra  para ordeñar votos, apañados van. Hace falta cargarse al guionista de esta historia, y que pase a ser el parado 5.000.001.  La higiene del hogar no pasa por llenar Ferraz de ambientadores, sino que se hace necesario abrir las ventanas de par en par y permitir que entre aire fresco. La autocrítica socialista vive en una caja fuerte abandonada, oculta por unas telarañas. Nadie conoce la clave secreta. O eso dicen. Nadie se va. Nadie vacía los bolsillos de la dignidad política. Nadie. La sensación que se transmite al transeúnte es que algunos consideran la política como una especie de pensión vitalicia, un “para toda la vida”.  El argumento de estar ahí para servir al pueblo es más bien la asignatura de un curso de risoterapia. Solo que, para más inri, los tutores acaban por hacer llorar a los incautos que pagan la matrícula del curso, o sea, ese votante mondo y lirondo, el paria, el hombre al que asaltan por cuatrienios. La escenificación de la derrota de Carme Chacón ayer en las arenas movedizas del PSOE resultó artificial, como si el mensaje contuviera colorantes, conservantes, estabilizantes y azúcares añadidos. Pero, para qué molestarse, si ya Shakespeare lo dejó escrito todo. Puede que el currículum de Chacón sea brillante. Es probable que nadie por debajo de los cuarenta cuente con ese trasiego de altos vuelos en la política española, pero, precisamente eso, desacredita a la actual ministra de Defensa como apuesta renovadora y de esperanza en el ala izquierda. Ella ha secundado las políticas nefastas y desacertadas de Zapatero y de  sus compañeros de partido.  Ésa es la prueba del algodón. E incluso en política, el algodón no engaña. Chacón no representa el paso de lo viejo a lo nuevo. Si llevas unos años pegándote unas  risas con gente como Bono y Rubalcaba,  y aún no te has desvinculado de la adoración al felipismo, significa que sigues viviendo en el Pleistoceno, lejos de la realidad, lejos de los jóvenes. No puedes seguir pinchando música de Boney M y pretender que los veinteañeros de hoy día se entreguen en la pista de baile. Chacón no ha hecho más que recular; sabe que le llegará su turno. Lo de ayer no fue más que un “hasta luego”. Tiene claro que ahora le toca ser la cara B de un single. Y eso es ya una muestra de anacronismo político. En el PSOE seguirán con Rubalcaba,  con los vinilos, en los tiempos en que el anciano cedé tiene las horas contadas. Bono, el gran Bono, el incombustible, el feriante, el señor de los flequillos, es un superviviente dañino para un partido que no es capaz de desprenderse de él ni cosiéndole unas alas en la espalda. A Pepe Bono le gusta vivir como los señores de derechas de toda la vida. Y en eso ha puesto histórica y concienzudamente su empeño, con gran éxito, hay que reconocerlo.  Curioso, porque si Zapatero usa vinilos, Bono sigue enamorado de la gramola, y así las cosas, el socialismo del siglo XXI no cuaja ni convence. El PSOE, en fin, volverá a sonreír cuando descubra que hoy lo que los jóvenes escuchan son mp3; el PSOE, en fin, volverá a sonreír  cuando se muestre dispuesto a renovar  su aparato reproductor.  

  

Escrito por: Jean.2011/05/27 09:33:6.131000 GMT+2
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