Hay políticos, léase Rajoy, que utilizan el nombre de España en vano. Y lo hacen con descarada e irresponsable frecuencia. “España no aguanta”, gorgojea Mariano para referirse a la necesidad de un adelanto electoral, sin advertir que él no es portavoz de nadie más que de sí mismo y, a lo sumo, de los ahora felices y henchidos populares que lo rodean con paciencia. Bien sabe el líder –permítaseme el eufemismo- de la derecha española que el PSOE no va a adelantar las generales, porque eso sólo se acomete desde el poder cuando se está seguro de tener una posibilidad de victoria. El socialismo español es ahora mismo un boxeador noqueado, que busca la esquina del cuadrilátero y que suene la campana. Zapatero podría pensar en tirar la toalla, pero alguien se la ha escondido. Nadie asume responsabilidades en Ferraz, entendiendo por ello, dar unos cuantos abrazos y besos, y despedirse invitando a unos canapés y unos vinos, buscándose el futuro en algún consejo de administración de empresas amigas. Aquí no dimite ni dios. En eso sí que Spain is different. Vaya si lo es, si hasta tenemos al mejor piloto de Formula 1 del mundo, gane, pierda –que es a lo que acostumbra desde hace tres años-, se estrelle, pinche ruedas, se le atasque el embrague, le doblen, o se salte un semáforo y hable con el móvil antes de entrar en boxes. “Si tuviéramos coche”, sollozaba en directo el periodista ultra alonsista Antonio Lobato, después de que el piloto asturiano finalizara en quinta posición en el último Gran Premio, disputado en España. “Si tuviéramos coche”… ¿Es que ahora en F1 admiten copilotos? ¿Es que Alonso va montado en una cabra? El calvo de la lotería repartía ilusiones; el calvo de la Sexta se aferra a la pedrea de la vergüenza ajena, periodísticamente hablando. Pero volvamos a los museos de los oídos sordos, regresemos a Génova y Ferraz. Allí siguen manoseando el plural mayestático, y endosándonos a todos sus palabras y sus paranoias, ahora sin posibilidad de réplicas o preguntas incómodas. No quieren periodistas, sino difusores, transmisores eunucos. Eso, en términos históricos, es una reedición del “Muera la Inteligencia”. Ellos prefieren decir “España esto, España lo otro”, “los españoles quieren, los españoles han dicho”… Pero ni Mariano Rajoy, ni José Luis Rodríguez Zapatero se toman la molestia de leer entre líneas. Los españoles han dicho muchas cosas, pero ellos prefieren ir a lo suyo y desoír las verdades incómodas. Ese “España no aguanta” encaja más para quienes han optado por la abstención que para quienes han votado al Partido Popular. Y, obviamente, ese “España no aguanta” no toma en consideración a más de seis millones de votantes socialistas. A Mariano le están metiendo prisa los suyos. En el baile de vampiros de la otra noche, con música pachanguera y mensajes ebrios de gallarda felicidad desde el balcón del PP, se podía advertir el brillo de los colmillos de los ganadores. Mariano, que tiene muchos defectos, pero que no es precisamente el conde Drácula, se acojonó cuando vio que algunos de sus compañeros de baile no se reflejaban en los espejos. A él le han dicho que diga que “España no aguanta”, y él va y lo dice. Es su sino; no cree en el remedio de los ajos. Mariano no protesta ni contradice. No le pagan para pensar, sino para actuar, para acatar. Total, España ni aguanta ni deja de aguantar. Vaya usted a saber qué demonios quiere España, porque a España no hay quien la entienda.
2011/05/24 09:14:9.644000 GMT+2
En el nombre de España
Escrito por: Jean.2011/05/24 09:14:9.644000 GMT+2
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