En la coctelera nacional todo se agita siguiendo la voz ronca del sistema. El barman sigue paso a paso la partitura de un libro desbordante de sabores milenarios y milagrosos. Venimos de lejos, y la sorpresa yace a estas alturas bajo un manto de dichos y refranes populares. España ya no es diferente, pero en su infelicidad está segura de serlo. Somos idénticos a los demás en su diferencia. No recibiremos el premio al mejor guión original, porque no somos más que un colosal corta y pega. La corriente de la Historia nos fue llevando río abajo. Somos lo que la incontrolada erosión ha hecho de nosotros. Un mero accidente. ¿Y acaso importa? ¿Elige la bola de nieve su forma y su ruta cuando rueda frenética? Debería preocuparnos más romper en mil pedazos los estériles estereotipos, los irracionales clichés de imbecilidad patria. Pero son malos tiempos para la lírica, y nefastos para la reflexión autocrítica. Las luces de la hoguera prendieron en nuestro subconsciente. Ahora confundimos los destellos con el calor. Un gol pesa más que un millón de heridas. El rugido pasional enmascara la tragedia cuando el esférico sacude la red. Los perdedores sonríen y acarician con los dedos la victoria nacional por unos instantes. No es pan y circo, sino las lágrimas de un payaso que recoge las migajas del suelo de la pista central, bajo la carpa que vibra por el efecto de las carcajadas. Somos, en fin, el cóctel que muere en los labios del bebedor. A veces me pregunto a qué sabremos. Pero eso, al fin y al cabo, poco importa; la clave reside en la exquisitez de cada paladar.
2011/07/05 22:25:38.233000 GMT+2
En busca de la identidad
Escrito por: Jean.2011/07/05 22:25:38.233000 GMT+2
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