Ahora, los endiosados por la política se acuerdan de los mortales. Ahora salen de sus cavernas, de sus escondrijos. El mismísimo Rajoy toma vida saliendo de su plasma. España es una triquiñuela gigante. A Floriano, por el contrario, le tapan la boca con cinta aislante, guardan bajo siete llaves a Aznar, y los candidatos del PP exhiben sus sonrisas artificiales, las genuinas del partido de los trabajadores, de los currelas, de los parias sin fronteras.
A pesar de la rigidez del guión, milimétricamente diseñado, Cañete les sale rana, desplegando sus ancas por las fértiles tierras de la Hispania Tragaderensis. González Pons deja por un momento de crear empleo para salir en la tele y ratificar que es un bluf. Y, así, la Orquesta Popular desafina en el interior de una estridencia mientras la pista de baile permanece abarrotada de gente que no anda fina de oído.
A escasos metros, el vecino, que se autoproclama socialista, dice que envía a Valenciano a luchar contra los elementos, pero, en realidad, la manda a paseo, y le dice que vaya eligiendo epitafio para que lo tengan preparado a su llegada al cementerio de elefantes. No se preocupen por ella, que se trata de paseos muy bien remunerados. Cobrará menos que Messi, pero llegará a fin de mes.
El PSOE trata de sacar jugo a los múltiples déficits de Cañete, que es un personaje de Edad Media al que no se atraven a invitar a Pasapalabra por temor a que se coma a bocados el rosco.
Basta con ver los candidatos de los “grandes” partidos para imaginar el respeto que sienten éstos por Europa y por ese parque de atracciones (fatales) al que llaman, con mucho descaro y cachondeo, Parlamento Europeo. Europeo lo es, sin duda, pero lo de “Parlamento” es un decir, un eufemismo, porque aquí también hay ventrílocuos, que son los únicos que verdaderamente tienen voz y voto. Bruselas es titirilandia. El telón sube y baja en un incesante ajetreo. Europa es un pedazo de tierra, un avejentado continente con revoltijos de contenido. Y, no, no somos la Alemania del Sur. En Alemania del Sur, González Pons sería la telefonista de Ferraz (con perdón).
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