La Celda de Jean Valjean

No pretendo que me domine la soberbia. No soy quién para dar lecciones de periodismo a nadie -aunque reconozco que en no pocas ocasiones a lo largo de los últimos años he repartido más cera que el pupilo de Miyagi cuando la cosa me escandalizaba-.  

Habré de estar una temporada callado por imperativos del guión, pero hoy  me ha llamado tanto la atención el artículo del director de El País, que me he animado a encender el ordenador y a manifestar mi disconformidad con cuanto dice y, muy especialmente, con la forma en que lo dice.

 Javier Moreno escribe: " Y así pretendemos seguir, igual de beligerantes, de independientes y de incómodos para todos los poderes como, con el apoyo de nuestros accionistas, ejecutivos y redactores, hemos venido siendo desde 1976. Ni más, ni menos". ¡Yesca! Pura fachada, pantomima. A este hombre le sentó mal la fabada del día anterior. En el caso de que consideráramos al periodismo como el Cuarto Poder, tendríamos que reconocer la claudicación de diarios como El País, que tras el entierro de Montesquieu proceddieron a profanar su tumba. Sería un Cuarto Poder ligado directamente a los otros tres poderes. Uno de los tres poderes no tuvo  cojones a no darle al  dueño de El País  un canal de pago. ¿Sirve como ejemplo? 

¿Beligerante? Sólo he advertido beligerancia cuando han arremetido contra los dueños del diario.  ¿Independiente? Tanto como la Cope.  ¿Incómodo? Pues pónganle una grapa,  como hace el ABC.  No me haga usted reír, señor Moreno.

Pero allá cada uno con su conciencia y con sus lectores. Lo que no es cuestión de conciencia, sino de consciencia periodística es el primer párrafo del artículo del director de El País: 57 palabras, entre las que contamos 12 verbos. Un galimatías enrevesado, un laberinto conceptual, una patada en la entrepierna de la redacción periodística :

" DESDE QUE HACE BASTANTES meses comenzamos los esfuerzos que culminarán el próximo domingo en el primer gran cambio que EL PAÍS experimenta en sus 31 años de historia, hubo una pregunta que se habría de repetir luego en tantas reuniones que acabó por convertirse en el primer gran escollo que parecía necesario solventar antes de poder avanzar".

Así es como no se debe ejercer el periodismo. Otra cosa es si uno considera que el periodismo se ejerce para cosas como ésta.