Ramón Calderón es un figurante que se ha colado de rondón en el papel de protagonista. El problema de Calderón es que no lo puede hacer bien como actor principal, porque ya como figurante era una lástima. Por decirlo sencillo: Calderón rima con dimisión, que es lo que se merece la lógica y cualquier tratado elemental de buenas maneras. Otra cosa es que el fútbol esté dominado de cabo a rabo por serpientes y gente sin escrúpulos, amagos de clowns, giles, loperas y otras especies inclasificables.
Da grima ver una asamblea de socios compromisarios del Real Madrid. Ni Faemino y Cansado serían capaces de diseñar un espectáculo más surrealista. El mismísimo Kierkegaard fliparía en colores si viera la angustia con la que Calderón se aferra al cargo al que ya en su día Ramón Mendoza dio más importancia que al de ministro del Interior.
El Real Madrid va de mal en peor, y no me refiero a los resultados deportivos cosechados por una plantilla hecha de zurcidos, de contrataciones exprés y de remiendos sin ton ni son. El Real Madrid club de fútbol está en manos de una persona definitivamente incompetente en la gestión. Y la cuadrilla de aduladores y esponjas que lo rodean pueden acabar no sólo con lo poco que queda del patrimonio del club, sino con el agua de los floreros, deportivamente hablando, que diría un butanero disfrazado de periodista.
Definitivamente, el Real Madrid Club de Fútbol se ha ganado el presidente incompetente que tiene, que padece, que sufre. Una cosa es que la sarna con gusto no pique, y otra que uno vaya contagiando por ahí la sarna y que se reciban los sarpullidos con vítores y salvas de aplausos frenéticos. A mí, que no soy socio de Madrid –ni ganas que tengo-, se me cae la cara de vergüenza de ver el espectáculo de cloaca y verbena que han montado Calderón y sus abanicacalvas. Lo malo es que Calderón rima con dimisión, no con decencia.
Comentarios
Escrito por: Belén.2008/12/09 09:55:46.913000 GMT+1