España es un paisaje al óleo. El pintor, ebrio, trazó líneas atolondradas y epilépticas, dando como resultado un enorme lienzo atravesado por una lágrima incesante y corrosiva. En el desorden de la escena predomina la intensidad del tono gualda, tradicional identidad teñida en sus extremos de rojo como marchamo de sufrimiento. El mundo no es más que una pinacoteca. Pasan los años, pero los seres humanos siguen estando en cuadro. Bono, por ejemplo, es un personaje que huye del puntillismo y prescinde del detalle del pincel, porque a él le van los brochazos, mucho más prácticos a la hora de componer la cabellera de un personaje renacentista. Bono quiere ser el Durero del autorretrato. Sueña con los cabellos enredados en salvajes bucles descendiendo a lo alrgo de su cuello de corbata y dando en reposar sobre los hombros. Bono quiere estar en misa y repicando. Quiere ser la novia, el novio y el cura de la boda. Siempre precisa de monaguillos, ramos y arras. Pretende lanzar el penalti y detenerlo. El político manchego es un gentleman de la escena política patria. También sería un killer, un filón para los realities diseñados con escuadra y cartabón en las televisiones. Sería el líder de la manada en la isla, en la casa de Gran Hermano; él sería el que convencería al doctor House para que dejase la medicina y, de paso, la misantropía. Bono sería el único capaz de retirar a Jordi Hurtado de Saber y Ganar, porque Bono sabe, pero sobre todo, gana. Bono quiere ser Marte y Apolo. En su optimismo político-antropológico aspira a presidir el tercer el centenario de la Constitución del 78. Y si el chico tiene ilusión, tampoco se trata de hacérsela añicos.
2011/06/09 15:48:13.512000 GMT+2
Bono y la pinacoteca
Escrito por: Jean.2011/06/09 15:48:13.512000 GMT+2
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