Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2014/09/14 20:22:24.075960 GMT+2

Avec le temps...

Mientras en la calle la claridad dominaba con insistencia, en aquel viejo cuarto apenas si había unas motas de luz salpicando los recónditos apartados donde reposaban vidas de  ficción literaria y los ojos de una lámpara con el cuerpo de un  árbol encantado. Un piano gemía las huellas de Avec le temps, va, tout s’en va…Y la imaginación se volvía cautiva, errante, distante, y se dormían los deseos, y las lágrimas se agolpaban esperando caer como paracaidistas, allá en las nubes perdidas del alma. En la soledad, los lamentos iban  y venían, átomos de un espíritu que un día soñó ser un pilar, una columna del Partenón y acariciar la tragedia de la belleza. Pero ahora el pretérito de las añoranzas era sólo penumbra, cenizas de ramas descosidas de una vida que no sabía a dónde ir. Los silencios eran la presencia de una ausencia, arenas movedizas engullendo la melancolía.

 

Avec le temps… Envejecieron las ilusiones, se oscurecieron los sueños vivos,  y los dientes se desgastaron chocando unos con otros, conteniendo la rabia y la frustración. Y en la oscuridad, una vez más, el silencio. El silencio de las pretensiones mutiladas, de los ecos robados, de los labios durmientes. Al acecho,  su cómplice, el olvido, siempre el traidor olvido consciente, ebrio danzarín que  emborronaba las líneas de una biografía repleta de remiendos. Y abochornada en un rincón, hogar de telarañas y pasiones indecisas, la felicidad hecha jirones, reducida a una fantasía orquestal, a unas lastimosas briznas de metas inalcanzadas, la felicidad como luciérnaga en el eclipse de la ensoñación. Felicidad, quimera escurridiza, guardián de Utopía, alas envanecidas de mariposa. Felicidad, fuego artificial, sombra de sombras, luz de ceguera, ruleta rusa sin números, destierro de la razón, fugaz sendero, duda incandescente que engaña a los sentidos.

 

 Avec le temps… Y los delicados dedos del pianista comenzaron a convertir en versos las grafías apenas iluminadas, los símbolos que nacieron de la imaginación y de  la aspiración de ser únicos.

 

 Avec le temps. En aquel viejo espacio, en la tenue penumbra de su anecdótica existencia, la belleza y la tristeza rimaban. Allí decidieron perecer juntas. La única vela que cuestionaba con indiferencia el ocaso se extinguió y la mágica luz del orgullo guió a ciegas los dedos del pianista, soñando los acordes y llorando las notas. Y en aquel preciso instante, en ese olvidado y vetusto cuarto oscuro,  la felicidad brotó para empapar cada milímetro de su alrededor, cada libro enmohecido, cada una de sus palabras olvidadas, el modesto mobiliario, las polvorientas ruinas que habían sobrevivido a los años de descuido. Todo fue luz, un destello expansivo dominante, un pincel luminoso que recorría frenético la estancia. Mas a pesar de aquel incontenible fulgor, el pianista continuó mimando las teclas manteniendo sus ojos cerrados. De sus huellas nacieron las armonías que escoltaban a la felicidad. Era cuestion de tiempo que amaneciera. Sólo era cuestión de tiempo.

 

Avec le temps…

Escrito por: Jean.2014/09/14 20:22:24.075960 GMT+2
Etiquetas: | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)