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2011/09/11 19:16:55.321000 GMT+2

Austeridad

Austeridad. Es la palabra del momento. Suena a exabrupto cuando nace de los labios de los que no han sabido gestionar nuestra riqueza, permitiendo que se acumulara en pocas manos, arrebatándonosla con el fin de calmar el hambre del depredador. Austeridad. Suena a engaño vulgar, a maledicencia, a perversión política, a peaje. Pero, por encima de todo, suena a amenaza de futuro. El futuro antes era esperanza; ahora, se ha convertido en una chulesca amenaza. Es lo que nos viene. Es un eco programado. Austeridad. Es una palabra adaptada y vilipendiada en su uso, reservado otrora para temas de la moral. Hoy, la añaden a nuestro vocabulario  para meternos en cintura, para decir que no gastemos, que no tiremos la casa por la ventana, como si nuestro modus vivendi hubiese sido hasta hoy pornográfico. La mayoría de los jóvenes de este país viven preguntándose de qué les sirvieron tantos años de sacrificio y formación. Algunos afortunados lograron endeudarse con un banco durante 35 o 40 años para poder poseer una casa. Los matrimonios de hoy no crían a sus hijos, porque el término conciliación es un mito chamuscado, un chiste de mal gusto. Austeridad. Nos bombardean sin remisión con mensajes para que consumamos, nos matamos a trabajar para consumir, y ahora quieren que trabajemos pero que seamos austeros. Quieren que trabajemos para producirles riqueza. La austeridad es un puñetero spam. Cospedal, la liberal desatada, la heroína de la derecha que disfruta pidiendo que dejen al mercado hacer, ahora, cuando el mercado nos mete mano sin nuestro consentimiento, va y nos dice que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. La austeridad, en boca de Cospedal, es un insulto a la inteligencia,  una patada en la entrepierna de la decencia y de la dignidad, es un coágulo de cinismo. Austeridad. Nos la exigen esos que sacan a relucir vocación de servicio al pueblo, pero que usan al pueblo para llenarse los bolsillos. Pero, ¿qué clase de pueblo reacciona arrojándose en brazos de los verdugos de su futuro? ¿Qué clase de pueblo se acuesta con su enemigo por despecho? Austeridad. Hemos demostrado ser un pueblo austero en la autocrítica, austero en la exigencia de la reparación y de la justicia, austero en la unión, en la participación activa de la democracia, austero en la exigencia de responsabilidades políticas.  Hemos sido austeros y permisivos. Y ahora estamos en números rojos. Pero no agotemos los improperios y las miradas asesinas con quienes nos piden austeridad desde sus sueldos millonarios. Hay que mirar más arriba, enfocando la atención sobre quienes les fomentan, forman, educan, programan, sostienen y mantienen para que nos reclamen austeridad. Hasta nuestra “modélica” Transición fue un camelo austero. Cospedal, Aguirre, Figar, Soraya… Que vayan  y les pidan austeridad a sus monarcas, a esos a quienes saludan regularmente realizando    una exhibición de espectaculares contorsiones nada austeras.

 

 

Escrito por: Jean.2011/09/11 19:16:55.321000 GMT+2
Etiquetas: esperanza_aguirre cospedal transición lucía_figar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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