Las comunidades
autónomas de Madrid y de Valencia
caminan de la mano en muchos aspectos. Ambas están gobernadas por el Partido Popular.
Camps y Aguirre, tanto monta, monta tanto (absténganse de tener pensamientos
impuros), son la versión moderna y chic de Isabel y Fernando. Valencia y
Madrid, además, como ciudades, acumulan
una deuda escandalosa y oscura. El pago de los intereses de la deuda está
devorando y recortando los gastos sociales en la tierra de don Francisco y de
doña Espe. A la Valencia de Camps se le hizo el culo pepsicola con la organización
de la Copa América y de la Fórmula 1; al
Madrid de Aguirre y Gallardón le perdió el ímpetu y la pasión por el chocheo olímpico. El gasto fue estratosférico; los
beneficios se quedaron en un sueño o en una vulgar mentira política, otra más.
Dos pasos más allá, el ladrillo y la cultura del pelotazo han hecho estragos en
ambas regiones. Conviene recordar también que la trama Gürtel unió Madrid y
Valencia antes que el AVE. Y de forma más rápida, por cierto. Aguirre tenía la
filas de su partido infestadas de imputados; Camps no se ha quedado corto. Madrid
y Valencia, Valencia y Madrid, padecen una sarna con gusto que no pica. La
mayoría de sus ciudadanos secundan con complacencia electoral las propuestas de
Camps y de Aguirre. Es como si no hubiera alternativa, sin que ésta tenga que
pasar necesariamente por un PSOE carente de credibilidad y de pegada. En Madrid
siempre quieren comenzar la casa por el tejado. ¿Que hay pobres? Los sacamos de
las calles por la fuerza, no se nos vaya a ocurrir acudir a la raíz del
problema y solucionarlo. ¿Que apostamos por el deporte? Organicemos unos
carísimos Juegos Olímpicos, sin tener en cuenta la vergonzosa falta de plazas
en los polideportivos municipales que sufren los jóvenes madrileños. ¿Que
hablamos de Educación? Vendamos la moto de los grupos de excelencia, sin
abordar el verdadero hándicap que supone tener un 30% de fracaso escolar en la
comunidad madrileña, superado, por cierto, por la valenciana, líder del ranking
nacional. Aguirre y Camps son también líderes de opinión. A “martillazos”, pero
líderes. El presidente valenciano, al que llaman honorable, controlando sin
medias tintas la televisión autonómica valenciana, donde aparece como una
especie de Mesías; Aguirre hace lo propio con Telemadrid. Son, con diferencia,
los canales más aberrantemente sometidos a la disciplina de un partido político
que jamás se hayan concebido. Ni siquiera Goebbels hubiera dado la talla para
dirigirlos.
2011/04/14 15:21:33.028000 GMT+2
Aguirre y Camps: tanto monta, monta tanto
Escrito por: Jean.2011/04/14 15:21:33.028000 GMT+2
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