Lo primero es lo primero: señor Garzón, palabrita del niño Jesús que ni conozco de nada al señor Alejandro Agag, ni éste fue testigo en mi boda. Aclarado esto, por lo que pudiere suceder, voy a refrescar la memoria del personal, así, sin más, buscando el bien por el bien.
En el programa con el que el PP se presentó a las elecciones autonómicas de 2007, doña Esperanza Aguirre incluía la promesa de aumentar de 100 a 300 euros la cuantía del cheque-bebé, que se otorga por nacimiento o adopción de menor. Pues bien, ni 300, ni 100, ni Tamayazo, ni ná de ná. Aguirre se ha cargado el cheque de 100 euros con que premiaba a sus vasallos. No, no eran 100 euros al mes; eran 100 euros y punto. Eran. Eso sí, luego, Esperanza Marco Polo se pega un rulo por los hoteles de lujo de Bombay con empresarios madrileños y acaba pisando charcos de sangre. Toma ración de liberalismo y mercado inteligente. A la Espe, que la dejen hacer.
La señá Aguirre dijo que su programa era "un contrato" con los ciudadanos, terminología muy del Siglo de las Luces en boca de quien sólo demuestra luces para echar cerillas a la pira de su propio partido. La incendiaria Aguirre definió su programa en plena campaña electoral como "transparente, participativo, innovador, que huye del intervencionismo y sabe a libertad". "Está hecho con el corazón, no como un ejercicio frío y racional de despacho", dijo, añadiendo además que no contenía "cuestiones de realización imposible", sino proyectos "solventes y realistas", que aportarían "soluciones eficaces" a los madrileños. Eficacia liberal, se entiende.
Comentarios
Escrito por: Fiorella.2009/02/16 11:12:44.921000 GMT+1
www.maquinadepatadas.blogspot.com
Escrito por: Jean.2009/02/19 16:17:56.983000 GMT+1