El PSOE insiste en la pregunta supuestamente envenenada: «¿Y por qué ella?». Para mí que es más práctica y aleccionadora la pregunta contraria: ¿Y por qué no?
Alegan que si Ana Botella no fuera la esposa del presidente del Gobierno jamás habría recibido la oferta de Alberto Ruiz Gallardón. Claro. Y Alberto Ruiz Gallardón tampoco habría llegado con tanta facilidad al lugar en el que está de no haber sido hijo de otro Ruiz Gallardón, también político, también de derechas y también muy bien relacionado. ¿Alguien puede darme alguna razón original para explicar que el PP haya elegido como candidato en Castilla-La Mancha a un caballero llamado Adolfo Suárez? En las altas esferas del PP el que no es hijo es sobrino, primo, nieto, cuñado, concuñado, marido, yerno... o mujer, hija, sobrina, nieta, prima, nuera o cuñada de alguien que tiene o tuvo un nombre o un título en el gremio. Es el único modo que hay para llegar directamente a las plantas nobles de Génova sin tener que darse la paliza de subir las escaleras. (Bueno, no: también cabe pagar muchísimo dinero para que te suban a hombros.)
Aún más gracia me hace que critiquen la falta de preparación técnica y académica de la precandidata. He conocido en los últimos veinte años a suficientes alcaldes y concejales a lo largo y ancho de la piel de toro como para tener clarísimo que toda relación entre su nombramiento y su capacitación intelectual es pura coincidencia. Ninguna necesidad de giligilizar esta columna: Madrid da ejemplos sobrados. Tiene un equipo de gobierno capaz de alimentar de por vida el anecdotario de todos los periodistas del ramo. Sólo con las exhortaciones pías del alcalde, Álvarez del Manzano, que todavía no ha conseguido enterarse de que éste no es un Estado confesional, y con los siempre originales inventos del concejal de Movilidad Urbana, Sigfrido Herráez -el último, el llamado sigfrimóvil, que se supone que lucha contra los atascos metiéndose en ellos y haciéndolos más grandes pero, eso sí, multando mucho-, la señora Botella podría arreglárselas fácilmente para pasar por una intelectual. O por lo menos desapercibida. Tanto más ella, que tiene publicado un libro de cuentos (ajenos, pero con moraleja, lo que no deja de ser un detalle muy madrileño).
En fin, reprochan a Ruiz Gallardón que haya incluido a Ana Botella en su equipo porque creen que eso va a acentuar los rasgos derechistas de su candidatura. Sostienen que la ideología ultracatólica de la candidata imprimirá un sello aún más reaccionario a la política del equipo municipal.
A éstos críticos sólo me queda hacerles una observación gramatical. Tratándose de beatería y del Ayuntamiento de Madrid, no nos amenacen con ninguna vuelta de tuerca adicional: sabemos de sobra que lo máximo no admite grados.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (10 de enero de 2003) y El Mundo (11 de enero de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de febrero de 2017.
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